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La factura del gas, ¡jarl!

Del virus a la guerra ·

En Málaga ya tienen semáforo de Chiquito de la Calzada. Como diría el humorista, «están las cosas muy mal, estamos friendo huevos con saliva»

Ane Urdangarin

San Sebastián

Viernes, 8 de abril 2022, 07:17

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Si ya lo advierte el acervo popular, lo de nunca digas 'De este agua no beberé'. Le da por nevar en abril y venga, a rebuscar en el fondo del armario la batamanta que me cayó en el último amigo invisible y que juré, por la gloria de mi madre, que nunca usaría. Hasta que llegó la factura del gas. ¡Jarl! Que mira que la cosa es más fea que el Fari comiendo limones, ¿pero caliente? Más que las manos de Martija después de la final del Parejas. Vaya partidazo para sobrevivir la tarde de domingo, ahí con la batamanta y las pipas aguasal de Roig (el de los supermercados de las letras verdes), habituales en el top tres en los rankings de los 'pipólogos'. Se desconoce si también son las favoritas de los epidemiólogos, vulcanólogos y politólogos.

Menudo vicio. Las pipas, no las tertulias televisivas. De los pocos que nos quedan, por no decir el único, desde que el lehendakari empezó a hablar de «economía de guerra» y Ana Patricia bajó a 17 grados el termostato, esa «pequeña cosa que los consumidores podemos hacer» en nuestras humildes casas de Madrid, Londres, Suiza... Chúpate esa Putin, pecador.

Quizás también cuenta los doritos que vienen en cada bolsa, ahora que la OCU ha advertido de que hay cinco menos. A otros les ha dado por comparar los rollos de papel higiénico que acumularon hace dos años con los actuales para comprobar cuánto han menguado. ¿Comor? Reduflación lo llaman: menos cantidad de la habitual en el mismo envase y al mismo precio. Una práctica que ya les suena a los 460.000 vascos que tienen sus sueldos congelados, que hay que ver para qué da el mismo salario con semejante inflación. Pues para pipas. Tanto limitar la compra de aceite de girasol y total, que ya cuesta casi lo mismo que el de oliva. Cuidadín. Al menos tendremos un respiro a la vuelta de Semana Santa, ya sin mascarilla en interiores.

Con el termostato a 17 grados en abril, como Ana Patricia, y va y empieza a nevar; ¿qué más puede pasar?

De la gasolina, mejor ni hablar. Si hasta Daddy Yankee se ha prejubilado al ver los precios en el surtidor, que está la cosa como para seguir cantando 'Dame más gasolina'... Ni con la rebaja de los 20 céntimos quiere volver el precursor del reggaeton, que el litro sigue saliendo a precio de Vega Sicilia en vez de Pingus.

Dicen que algunos ciudadanos están optando por dejar el coche y subirse al transporte público. O a un troncomóvil, tan sostenible en plena crisis climática como entretenido para una despedida de soltera 'rural chic'. Semejante acumulación de noticias y ya solo nos faltaba ver a las 'influencers' por excelencia practicando herri kirolak en Gernika, antes de que lo citara Zelenski. ¡Dónde se quedaron la calle Laurel y sus champiñones!

Si la idea, en el fondo, no es mala. En vez de una capea te montas una 'sega apustua' y lo que te ahorras en jardinería en la finca, oiga. Otra sesión de tronza y aizkora y a llenar la leñera junto a la chimenea hasta la siguiente masa de aire ártico, que lo mismo nos visita en verano. Un juego de chingas y otro de 'oskol apustua' y se te quedan los brazos y las piernas que ni la reina Letizia. ¿Te das cuen? Una pena que no fueran a pedirle un autógrafo a Iker Vicente a Tolosa, en una apuesta que los expertos han calificado de histórica.

La 'despedida Pombo' no es mala idea: en vez de una capea montas una 'sega apustua' y te ahorras la jardinería

Últimamente vivimos acelerados con acontecimientos para la historia. Hace 12 semanas Euskadi batió su récord con 12.139 positivos de Covid en un día. Hace 11 conocimos a Ainhoa Armentia y empezó a brillar la estrella de Pablo Urdangarin, portavoz oficioso y afectuoso nieto de Claire, que hay que ver con qué cariño abrazaba a su abuela en Aritzbatalde. Hace diez semanas Marruecos no tenía embajador en España, y mira dónde cenó anoche Sánchez. El que no está ahora es el de Argelia. Hace 9 Alberto Casero, a.k.a. 'el amigo de los obreros', propició que la reforma laboral saliera adelante. Hace 8 semanas finalizó la emergencia sanitaria en Euskadi. Hace siete Pablo Casado comenzó a mutar en cadáver político mientras los 'ayusers' gritaban «¡Teodoro al inodoro!».

Y hace seis semanas Rusia invadió Ucrania. ¡No puedor!

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