Ángel Olaran

«Tienes que exhibirte continuamente para que te den ayudas a la cooperación»

Olaran, cuya identidad es ya una mezcla entre la cultura vasca y la africana, ha vuelto a insistir en que las instituciones vascas se involucren con el futuro de África. «Con una milésima parte de lo que cuestan los proyectos en Occidente, allí se puede hacer un mundo. O lo que es lo mismo, proyectos que aquí cuestan una millonada, allí valen dos duros», matiza. «En Wukro estamos a la espera de que llegue un contenedor con 80 camas y otros tantos colchones. Y de segunda mano», puntualiza. «Para que veas con qué poco hacemos tanto». En ese sentido, el conocido como 'Padre Blanco' pide a las instituciones «que se muevan» y que, «en vez de seguir vendiendo armas que destrozan y que hay que pagar, envíen ayudas a hospitales, a la educación...». Esto, dice, servirá para «dar vida» a los hospitales y, en definitiva, para «salvar vidas en un continente rico lleno de gente pobre».

Muy crítico con el papel de Europa y Occidente en el tema de cooperación, el misionero hernaniarra expresa que «si África pusiera murallas para impedir el acceso a su materia prima, los europeos tendríamos que estar saltándolas como los emigrantes hacen para llegar a la UE. La diferencia es que nosotros lo hacemos sin problema y a ellos se les pone trabas de manera constante».

Pese a todas estas dificultades, Olaran observa progresos en su región. Los acontecimientos bélicos están remitiendo y hay servicios. «Tenemos 32 industrias, hemos pasado de tres universidades a 50 y los profesionales de la sanidad están aumentando». Pero insiste en la idea de justicia. «No es aceptable que Occidente se haga con las materias primas africanas a precios irrisorios, creen empresas para su desarrollo, y cuando los africanos, propietarios auténticos de esas materias, vienen a trabajar en esas empresas sean rechazados o explotados. Debemos aspirar a un principio de justicia: yo te doy, tú me das», reclama.

Preguntado por la situación del voluntariado, su valoración es ambivalente. «Los voluntarios son buena gente, creamos relaciones de amistad, buen trato, pero con eso no sacas un país adelante». Hace falta, continúa, algo con más potencia, «que los gobiernos e instituciones de aquí vean lo que se puede hacer, y si conseguimos esa suma de buen hacer del voluntariado y apoyo económico y social de las instituciones, daremos una buena respuesta». Por eso, concluye, «animo a instituciones y empresas vascas a participar en esta cooperación, a salir de una mirada solo centrada en Occidente para crear riqueza en el continente africano».