El estafador Francisco Gómez cumple condena en Zaballa y no ha pagado un euro a su víctima alavesa

La pena de cuatro años es su castigo más largo y que, debido a un alto número de sentencias menores, sirve para aplicarle lo que en la jerga judicial se conoce como 'la triple de la mayor'

david gonzález

Martes, 25 de mayo 2021, 07:20

La sentencia 79/2019 de la Audiencia Provincial de Álava, firmada por el magistrado Jesús Poncela, refirió «padecimientos psíquicos» en la víctima vitoriana de Francisco ... Gómez. Asimismo, apreció «daño moral por el impacto emocional de la confianza gravemente defraudada, por el sentimiento de culpa de la denunciante ante su familia por los ahorros perdidos y por el fin de la oportunidad de hacer realidad su sueño de ser madre».

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Aquel fallo se tradujo en cuatro años de cárcel. Es su castigo más largo y que, debido a un alto número de sentencias menores, sirve para aplicarle lo que en la jerga judicial se conoce como 'la triple de la mayor'. «Se refiere al cumplimiento efectivo de la condena del culpable, que no podrá exceder del triple del tiempo por el que se le imponga la más grave de las penas», describe un penalista de la capital alavesa. Es decir, como máximo permanecerá en Zaballa hasta 2031.

También le condenaron a devolver los 171.400 euros obtenidos con engaños de su víctima y a indemnizarla con otros 22.790 euros. A día de hoy, dos años después de aquel dictamen, Gómez «no ha abonado ni un euro», según fuentes consultadas. Esto podría traducirse en que los permisos penitenciarios y el ansiado tercer grado «tardarán en llegar».

Abogado de pago

Sin embargo, nadie se cree que Gómez esté sin blanca. «Su abogado es de pago», recuerda Guillem Sánchez, autor de 'El estafador'. «El que carece de dinero tira de un abogado de oficio, que carece de tiempo para zambullirse de pleno en la defensa del caso», admiten desde el Palacio de Justicia de la Avenida de Gasteiz.

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Gómez se presentó a la vista oral con un aspecto desaliñado. Pelo largo, unos jeans desgastados y unas zapatillas corrientes. Nada que ver con el ejecutivo que se movía en todoterreno de alta gama, que presumía de departir con Leo Messi y que decía residir en una vivienda de lujo en la Ciudad Condal. Todo fachada para labrarse una imagen perfecta e irresistible. Y que se cobró medio centenar de víctimas.

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