Abdoulaye Coulibaly, el joven de 18 años de Guinea Conakry que murió ahogado en aguas del Bidasoa
La Ertzaintza ha ampliado el control migratorio en el río irunés
Abdoulaye Coulibaly es el nombre del joven africano que el domingo se ahogó en el río Bidasoa, cuando trataba de cruzar a nado hasta Francia ... junto a otros dos migrantes, según han informado a este periódico diversas fuentes próximas al caso y conocedoras de las vías migratorias a ambos lados de la muga. Abdoulaye cumplía 19 años el 23 de noviembre, pero su objetivo de una vida mejor se ahogó en aguas guipuzcoanas, después de dormir, entre el jueves y el domingo, en el recurso de Cruz Roja en Irun. Sus dos compañeros -no fue uno sino dos- lograron alcanzar la otra orilla y atravesar la zona boscosa de Biriatou. Abdoulaye, en cambio, encontró su final en las aguas bidasotarras, enganchado en unas ramas en el meandro de San Miguel. Ahí acabó el viaje que había emprendido en 2017 desde que abandonó Guinea Conakry.
Es la segunda muerte en circunstancias similares en algo más de dos meses. El 22 de mayo, el cuerpo de Yaya Karamoko, un joven de Costa de Marfil de 28 años, fue localizado cuando flotaba a la altura de la isla de los Faisanes, en Irun. «Es un drama», lamentó ayer el director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta. Un drama que «mientras no resolvamos entre todos, en cualquier momento nos podemos encontrar con otra tragedia similar». De hecho, según explica y «a petición de Irungo Harrera Sarea, desde mayo hemos intensificado la presencia de la Ertzaintza en la orilla del río Bidasoa» ante el peligro que esconden sus aguas.
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En las redes sociales de la comunidad guineana se sucedieron los mensajes de condolencia por la muerte de su compatriota. Aunque la Ertzaintza ayer no llegó a confirmar la identidad del fallecido, se trataría de Abdoulaye Coulibdaly, de 18 años y con cuatro hermanos. Fuentes de toda solvencia que colaboran con la atención a los migrantes llegaron a hablar ayer con su padre, que aseguró que era menor de edad, aunque según uno de los documentos de identificación que portaba el joven, habría nacido en 2002 por lo que ya habría cumplido la mayoría. Fuentes próximas a la investigación confirmaron también la identidad que Abdoulaye acreditó al llegar a España, aunque faltaría la confirmación oficial. Mientras tanto, el cadáver permanecerá en el Instituto Vasco de Medicina Legal.
Desde Irungo Harrera Sarea aseguran que Abdoulaye llegó el 5 de agosto y pernoctó entre el jueves y el domingo de la semana pasada en el recurso de Cruz Roja en Irun. Se sabe que uno de los dos migrantes que lograron pasar al otro lado llegó hasta Baiona, donde ayer no facilitó ningún detalle del suceso. Se desconoce el camino que emprendió el otro al llegar a Iparralde. Según el testigo que llamó al servicio de Emergencias, ocurrió sobre las 9.45 horas del domingo, en la curva de San Miguel, una zona conocida por los practicantes de piragüismo en aguas bravas. Ahí fue donde vio cómo Abdoulaye se quedó varado entre unas ramas.
«Que sea el último»
«Esperamos que sea el último» migrante fallecido, fue uno de los mensajes que se pudieron escuchar ayer por la tarde en la concentración convocada por Irungo Harrera Sarea en la plaza San Juan, frente al Ayuntamiento irundarra donde sobresalía una bandera blanca con un crespón negro en homenaje al migrante fallecido. En el acto estuvieron los alcaldes de Irun y Hendaia, José Antonio Santano y Kotte Ecenarro, respectivamente, que se comprometieron a «trabajar conjuntamente para que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir».
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Además de las pancartas de los voluntarios de Irungo Harrera Sarea y de la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak, destacó la numerosa presencia de ciudadanos de Iparralde. Aunque finalmente no se trató de otro migrante, en el acto también se habló del joven de Irun que fue socorrido ayer por una dotación de Bomberos en la isla de Santiago cuanto trataba de cruzar el Bidasoa. «Da igual que no se tratara de un migrante: quiso cruzar a nado porque no le dejaron hacerlo por la frontera. Ese es el problema por el que acaban en el río», criticaron desde Irungo Harrera Sarea, que el mismo domingo despidieron a Abdoulaye y sus acompañantes, a los que recordaron «que no intentaran cruzar el río porque es peligroso».
Xabier Legarreta coincidió en que «cuando las personas migrantes llegan a nuestros recursos les informamos del riesgo que tiene el Bidasoa. Pero hay que entender que es gente que viene como viene, que ha estado días a la deriva en una patera, que intenta cruzar la frontera y, ante la frustración por no poder hacerlo, ven tan cerca la muga que se lanzan al agua sin pensar en el peligro que corren».
El director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, enmarca esta tragedia en «un fracaso colectivo de toda una sociedad y un sistema», y pidió que la frontera no suponga un muro infranqueable para la población migrante. «La Unión Europea no se puede poner de perfil», denunció Legarreta, consciente de que Francia «no» afloja el férreo control sobre los pasos fronterizos. «Esa es nuestra mayor dificultad. Estamos preparados para dar respuesta a cualquier escenario posible» en materia migratoria y habilitar «los recursos suficientes». Pero «hay momentos puntuales en que se juntan las personas que siguen llegando a Irun con las que no logran pasar la frontera, y ese tapón nos genera dificultad. Ese tapón es nuestro problema». También lo es para los migrantes que como Yaya y Abdoulaye buscan la forma de vadearlo, y se topan con la muerte en el río.
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