«Las empresas prefieren a los treintañeros. A partir de los 45 caducas»
Marisa Martínez Ansorena empezó a sufrir las consecuencias del edadismo en el ámbito laboral
Marisa Martínez Ansorena se considera una afortunada. «Mi experiencia no es de las peores, dentro de lo que cabe he tenido suerte», reconoce. En 2016 ... abandonó su empleo porque estaba sufriendo acoso laboral y se puso a buscar otro trabajo. No parecía una tarea complicada, lo suyo era el marketing y la comunicación y no le faltaba experiencia. Estaba sobradamente cualificada. Pero tenía 45 años. Era demasiado vieja.
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Pronto empezó a sufrir las consecuencias del edadismo en el ámbito laboral. «Tener más de 45 años hace que tardes cuatro o cinco veces más en encontrar trabajo que los más jóvenes y si tienes más de 55, olvídate», afirma Marisa. Insiste en que a ella no le ha ido del todo mal. «Yo he ido enganchando trabajos aunque no siempre de la calidad que me hubiera gustado, y ahora estoy en un proyecto de e-commerce orientado al mercado sénior». El camino ha sido largo, para alcanzar su objetivo ha tenido que participar «en cientos de procesos de selección». «He visto claramente que me rechazaban por mi edad», añade.
Muchas veces es un rechazo que se produce automáticamente, sin que haya intervenido persona alguna. «Tú sabes que cumples todos los requisitos al 100%, incluso al 200%, y piensas que te van a llamar, pero no lo hacen, ni siquiera te llaman para una entrevista o para conocerte». Sucede que en los portales de empleo, los empleadores «pueden filtrar los candidatos por diferentes variables de forma automatizada. Como es obligatorio poner el dato de la edad en los currículums de este tipo de portales, es muy fácil aplicar el filtro por edad». Los más mayores quedan descartados automáticamente apenas entran en el sistema. Es como si hubieran dejado de existir. «Tengo una amiga que ya se ha jubilado y trabajó en recursos humanos. Me dijo que las empresas utilizan criterios de edad a la hora de contratar a alguien».
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El edadismo, una plaga silenciosa
Cuando buscaba trabajo, Marisa colaboró con la asociación 'Somos personas+50', que busca hacer visible los problemas con los que se encuentran muchos veteranos a la hora de acceder a un empleo. «Conozco a una persona a la que le despidieron a los 53 años después de más de 25 trabajando en la empresa. Entró capital extranjero, hubo una reestructuración y echaron a los mayores, que eran los que más ganaban. Esa persona, un ingeniero cualificado, con idiomas y una carrera profesional brillante, lleva cuatro años en el paro, se ha quedado sin vida laboral».
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«Limpios y prístinos»
Se busca gente joven, pero no a cualquiera. «He comentado todo esto con gente de recursos humanos. Cuando les he preguntado cuál es la edad buena, la franja en la que valemos, me contestan que los seleccionadores prefieren a los treintañeros. Se pegan de tortas por ellos porque no son demasiado viejos y les ven con un margen de aprendizaje. A partir de los 45 caducas. ¿Qué pasa, que solo somos valiosos en diez años de nuestra vida?», se pregunta.
Entre otras cosas, lo que sucede es que las empresas de selección quieren lucirse ante sus clientes. «Discriminan por defecto para presentarles candidatos limpios, prístinos y libres de polvo. Como saben que los viejunos no interesan, ellos mismos los descartan automáticamente». Y así, una vez más, los veteranos, la voz de la experiencia, dejan de existir.
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