Xabier Riezu: «El curso que viene ofertaremos Enfermería e Ingeniería en Donostia»

– Asumió el cargo en octubre de 2020, en plena pandemia, ¿qué ha supuesto el Covid?

– Sin duda ha sido una prueba de estrés a todos los niveles, que ha servido para demostrar nuestras capacidades y para poner a cada uno en su sitio.

– Un año después, todo es distinto.

– La vuelta a la normalidad ha sido aire puro. La formación se puede hacer en remoto, no nos asusta esta otra forma de impartir docencia, lo hemos hecho durante el curso pasado y con éxito. Hemos realizado importantes inversiones en digitalización y la valoración de los alumnos ha sido muy positiva.

– ¿Pero?

– Pero la experiencia universitaria es más que clases, formación, prácticas y exámenes. Son encuentros, actividades, interrelaciones... y todo eso se hace 'in situ'. Hay alumnos que ya están en tercero y este es el primer año que pueden hacer vida universitaria.

– ¿En qué punto se encuentra el campus de Deusto en Donostia?

– Estamos creciendo. Tradicionalmente este campus ha estado vinculado a las áreas de empresa y humanidades. Eso ha desbordado a otras áreas de conocimiento como la salud. Empezamos con Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y el curso que viene impartiremos nuevos grados.

– ¿Cuáles?

– Dos nuevas apuestas. Abrimos la rama de ingeniería con Ingeniería Informática y Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial, que se podrán cursar como grados y como doble grado. Y reforzamos el área de salud con Enfermería. Son dos ámbitos que combinan bien.

– ¿Por qué estas áreas?

– Entramos en aquellos ámbitos que nos permiten trabajar mejor en la transformación de la sociedad y ahora mismo la salud es un espacio que la sociedad demanda. La ingeniería es un área estratégica para la transformación social. Son dos buenos ejemplos de cómo entendemos la universidad, somos una institución sin ánimo de lucro, nuestro objetivo no es hacer negocio, reinvertimos los beneficios en proyectos de carácter social.

– ¿Hay espacio para todo?

– Es cierto que no podemos edificar más, nuestra última apuesta del Edificio Larramendi ha sido un esfuerzo que nos dota de infraestructuras suficientes. Tenemos pendiente algunas mejoras y además contamos con todo el esfuerzo de digitalización.

– ¿Esta nueva apuesta mermará el rumbo de los grados tradicionales?

– Al contrario, los refuerzan. Nos permiten mayores combinaciones de formación. El futuro pasa por ofrecer estudios universitarios diversos, incluso dentro de las propias disciplinas. Las carreras estanco con estudios cerrados no tienen ya sentido.

– ¿Una carrera a la carta?

– Trabajamos para ese futuro que viene ya. Debemos tener flexibilidad para poder hacer itinerarios personalizados. Incluso planteamos que dentro de los estudios se pueda cursar alguna asignatura en otra universidad, por qué no. Esto nos obliga a estar en constante actualización, está en nuestro ADN buscar las necesidades que tenga la sociedad y responder a ellas.

– ¿Se recuperará Turismo en San Sebastián?

– Turismo no se ha perdido en Donostia, seguimos impartiendo el grado. Para este curso no había alumnos suficientes para cursar primero y la Universidad decidió concentrar a los estudiantes en Bilbao, es una situación coyuntural. El curso que viene está en la oferta académica, pero tiene que salir grupo. Además no podemos negar que debemos reformular los estudios a la propia industria y ya estamos trabajando en ello.

– ¿Los alumnos son ahora más exigentes?

– El nivel de exigencia siempre ha sido alto en el campus, tienen un alto compromiso con sus estudios, especialmente en los que optan por el doble grado que es una oferta que nos caracteriza. Ahora tenemos estudiantes de múltiples perfiles con la incorporación de nuevas áreas, y la mayoría son trilingües. A eso hay que añadir a los alumnos internacionales. Siempre hemos impulsado que nuestros estudiantes salgan y que vengan aquí otros a formarse.

– ¿Le preocupa la reforma de la ley universitaria?

– No tenemos problemas con una legislación que establezca criterios de calidad en la docencia o en la investigación, con indicadores que han de ser claros. Eso no debe impedir que la Universidad goce de flexibilidad para adaptarse a sus propias necesidades. Están surgiendo muchos actores en la formación y no todo vale. Una universidad no es simplemente un centro de estudios, debe ofrecer garantías y una metodología, un modelo de aprendizaje para impartir una formación de calidad.

– ¿Cómo es la convivencia con las otras universidades vascas?

– Estupenda, colaboramos en distintos ámbitos. Hay interés por hacer cosas conjuntas, somos complementarias y entre todas hacemos un país mejor.

– Los estudios ya no finalizan cuando se acaba la carrera, ¿verdad?

– Lo de hacer Bachillerato, cuatro años de grado y se acabó se ha terminado. Los alumnos cuentan con seguir formándose. Estamos en una sociedad cambiante y tenemos que acertar con la creación del modelo de formación continua que corresponda a esta necesidad desde el conocimiento universitario. Lo repetimos mucho, y es cierto, las profesiones del futuro no las podemos definir hoy en día con claridad y debemos estar preparados para ese contexto.