Su crónica se acababa de cocer todos los domingos al mediodía
Los artículos que Nikolas Zendoia ha firmado en este periódico han requerido un gran trabajo en equipo. Él redactaba en papel, a mano, y luego contaba con la ayuda de sus sobrinos para pasarlos al ordenador. «A txandas, entregaba semanalmente la hoja a mis sobrinos, con una propina de 20 euros, para que ellos la escribieran en el ordenador y se la enviaran a Pello». En la página, la extensión de los artículos suele ser limitada, y Nikolas tenía calculado que debía escribir un texto compuesto de 650 palabras.
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Tras recibir el documento, Pello Esnal realizaba unas «correcciones» y, luego, los dos amigos se han venido reuniendo todos los domingos a las doce del mediodía para darle el último toque al artículo. «Yo enviaba luego a El Diario Vasco un texto de unos 5.000 caracteres», explica Pello. Tras 23 años repitiendo este proceso, ambos reconocen que echarán de menos esta rutina.
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