Cotillear el anillo que Cristiano le ha regalado a Georgina no es fácil si quieres decir algo ingenioso. El pedrusco de 45 kilates y 10 ... millones es publicidad encubierta y merchandising puro y duro. Por cierto, creación de una saga de joyeros bilbaínos (cualquiera aguanta ahora a los del Botxo, tío). La pieza será espectacular y lo que tú quieras, pero reconoce que tiene un punto hortera. El sabio aforismo 'menos es más' no está hecho para el entendimiento de esta pareja de nuevos ricos 'fashion victims'.
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Pero lo que importa es que el objetivo de Cristiano se ha cumplido. Ya no juega en el Olimpo futbolero, pero así demuestra que se mantiene en el candelabro y gana mucha pasta. Ande o no ande, caballo grande. Última hora: Acabo de ver en Redes una réplica idéntica del anillo en cristal de culo de vaso por 52 euros. Y no lo distingues del auténtico. Pero todo esto es viejuno y antiguo. Te recuerdo a Liz Taylor y Richard Burton. La perla 'Peregrina', el diamante 'Krupp' y los millones de dólares que se gastó Burton por llevársela al catre.
Dirás que también eran nuevos ricos. Sí, pero tenían otro caché. Para mí, lo mejor de la foto de pedida de mano, no es el anillo, sino las uñas de Georgina. No sé si son acrílicas o de gel. Vale que también tienen su punto hortera. Pero fíjate que yo me las pondría un día tonto para dar el pego. Llevar las uñas de pies y manos recién pintadas, me da aplomo y seguridad. Las pedradas de cada cual, oye.
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