La sobrecarga en ambulatorios deriva en retrasos en rastreos y de consultas

Estas mismas fuentes advierten de que esta nueva ola está teniendo «mucho impacto» en los ambulatorios, que están «desbordados». Pese a que se han reforzado los equipos de rastreo, que vuelven a estar completos, los profesionales de atención primaria no dan abasto. El lehendakari insistió el viernes en que se habían «duplicado los equipos de rastreo, ampliado los puntos para diagnósticos, los equipos de vacunación y los medios para la realización de test». Gipuzkoa tiene trabajando para localizar a todos los contactos estrechos a sesenta rastreadores. Cinco equipos –uno por cada OSI del territorio– formado por un total de doce profesionales, normalmente enfermeras.

El retraso en las llamadas y la sobrecarga asistencial tiene otra consecuencia directa: la venta de test de autodiagnóstico también sube, como certifican las farmacias de Gipuzkoa.

Esta misma realidad se vive en las consultas. También dependiendo del ambulatorio –de la OSI–, los pacientes tienen que esperar hasta tres semanas desde que solicitan la cita hasta que son atendidos. Es otra de las consecuencias de la situación epidemiológica del coronavirus. Aunque las consultas funcionen de manera normal, la espera se ha alargado, debido no solo al aumento de trabajo por el Covid, sino también a la cantidad de profesionales que se encuentran de baja «por cansancio físico y mental tras la situación vivida» y también «porque se han infectado de SARS-CoV-2 tanto en el trabajo como en su vida social».

Solo el domingo –último dato disponible– Osakidetza hizo 6.389 test diagnósticos en Euskadi, de los que 663 dieron positivo. La mayoría de ellos recaen en los ambulatorios, creciendo así la carga de trabajo en atención primaria, que además de atender a estas personas tiene que continuar con las consultas no Covid. Combinar esta atención no está resultando fácil en la sexta ola.

Las personas con síntomas compatibles con el coronavirus se ponen en contacto con sus ambulatorios, pero no solo ellos. También quienes se saben contacto estrecho y están esperando la llamada del rastreador. Todas estas consultas terminan en la misma centralita a la que la población acude para sus enfermedades de otro tipo. Las enfermeras, saturadas con sus tareas, deben compaginar los diagnósticos Covid, el seguimiento de aislamientos, la vacunación de refuerzo para mayores de 60 y el resto de quehaceres ordinarios.

Ante el aumento de trabajo en las últimas semanas, las enfermeras se preguntan ahora cómo van a organizar la tercera dosis, que ya ha comenzado en los sexagenarios. Si bien en este caso también existe gran diferencia dependiendo del ambulatorio, con citas disponibles desde la semana que viene en algunos centros a dentro de más de un mes en otros.