Los gimnasios se adaptan a las restricciones tras perder un 30% de socios
Los centros deportivos en zona roja han reducido las clases dirigidas a cuatro personas, pero la norma no concreta aforos ni tiene en cuenta la superficie útil
Las restricciones que afectan a los municipios en zona roja también repercuten en la actividad de los gimnasios, que vienen sufriendo una merma en el ... número de asociados desde el inicio de la pandemia. Según el último decreto, los vestuarios deben permanecer cerrados, excepto los de las piscinas, cuyo aforo se reduce al 35%, y en cuanto a las clases dirigidas, el documento establece que «toda actividad deportiva en espacios interiores no deberá superar agrupaciones de 4 personas». Sin embargo, y a diferencia del anterior decreto, no hace referencia alguna a los aforos ni distingue entre superficies más o menos amplias. Con esta inconcreción como telón de fondo, los gimnasios donostiarras, que llevan quince días en zona de máxima alerta, se adaptan como pueden a un nuevo capítulo de la pandemia. Después de catorce meses de crisis sanitaria, y pese a las restricciones y pérdida de socios, que ronda el 30%, coinciden en que son «espacios seguros» en los que apenas se han producido contagios.
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Martin Ibabe | Concejal de Deportes de Donostia
«Las instalaciones municipales empiezan a remontar»
El concejal de Deportes del Ayuntamiento de San Sebastián, y máximo responsable del Patronato Municipal de Deportes, Martín Ibabe, no se atreve a lanzar las campanas al vuelo, pero el último balance de asociados concluye que empieza a haber cierta remontada. Bien es cierto que la caída de abonados en estas instalaciones no ha sido tan acusada como en otros centros privados, pero perder 6.000 usuarios –12,5%–, no es ea un dato para tomarlo a la ligera. Esta mejoría, se debe en parte a «los abonos mensuales que se pusieron en marcha y que han tenido buena acogida», porque no obligan al usuario a comprometerse a medio plazo, viendo los vaivenes del virus.
En cuanto al cumplimiento de los aforos, «se mantiene el mismo criterio que hasta ahora, pero reduciendo los subgrupos a un máximo de cuatro personas», explica. Así en las salas de estos centros se pueden observar círculos dibujados en el suelo, que indican el lugar que debe ocupar cada conjunto de alumnos. «La ley permite que cada monitor imparta clase a más de un grupo a la vez, por lo que en las clases que son más amplias y se puede mantener la distancia y unos metros cuadrados por grupo, se hace más de un grupo de 4», explica Ibabe, quien subraya que las restricciones generan complicaciones al distribuir horarios y que «no es lo mismo que una clase tenga 10 o 50 metros cuadrados».
Jaione Izagirre | Directora de Hegalak
«Los socios han caído un 40%. Estamos en la cuerda floja»
Jaione Izagirre se declara «agotada». «Llevamos un año con pérdidas mes tras mes, con adaptación del centro a las nuevas restricciones, cambios de decretos de víspera, informar a los usuarios...», resume. En el caso del centro deportivo Hegalak, la caída en el volumen de socios ha sido «del 40%, con la consiguiente bajada de facturación, pero con un gasto que no se puede reducir en la misma proporción. Es desesperante», lamenta.
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Las nuevas restricciones que entraron en vigor en Donostia hace quince días, obligan a más reajustes. «Antes metías a 25 personas donde ahora metes 10, y ¿qué haces con el resto? Aumentas las clases, por lo que aumentas el gasto», ejemplifica. En este sentido, recuerda que Hegalak nació como un proyecto «con un valor social importantísimo», que la práctica deportiva es considerada «estratégica» para la recuperación de secuelas del covid y del sedentarismo, y que «se ve que los usuarios con problemas neurológicos que se han animado a venir tras 8 meses de parón, han sufrido un retroceso importante. Suena fenomenal decir que somos un sector estratégico, pero a la hora de la verdad, nos siguen sumando restricciones y ¿dónde están las ayudas que garanticen nuestra viabilidad? Hay gimnasios en Donosti que han tenido que cerrar, y como esto siga así, vamos a ir todos detrás, porque estamos en la cuerda floja», reprocha.
Cuando las instalaciones deportivas empezaron a retomar la actividad, al tratarse de salas cerradas, todo invitaba a pensar que pudiera llegar a convertirse en el foco de muchos contagios, sin embargo, la experiencia pandémica está demostrando lo contrario. «Nosotros tuvimos un pequeño brote en agosto, cuando no era obligatorio el uso de mascarillas, pero estuvo muy controlado, y no se han producido más. El tiempo está demostrando que los gimnasios son espacios seguros», apunta, al tiempo que concreta que en el caso de este centro no están permitidas las mascarillas de rejilla en las instalaciones.
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David Ramos | Gimnasio femenino Onbide
«Cada vez es más difícil cumplir las restricciones»
El día previo a que Donostia entrara en zona roja, David Ramos empezó a recordar a las usuarias de Onbide que se avecinaban cambios: las reservas horarias se limitan a 60 minutos, en lugar de 90; hay que acudir al gimnasio a la hora y no antes para evitar aglomeraciones, y los vestuarios permanecerán cerrados. «Todavía más trabas», resume. «En las clases dirigidas entra menos gente, y la reserva de horas se agota rapidísimo. Tenemos todos los horarios con el máximo de personas permitido y para las que vienen al mediodía no poder usar las duchas es una faena».
En cuanto a la recuperación del negocio, reconoce que el cierre de otros gimnasios le ha permitido mantener una tendencia al alza de asociadas, aunque todavía se encuentre al 75% respecto a antes de la pandemia. Ahora bien, ser «estrictos» con las normas, como el uso de la mascarilla, «ha hecho que perdamos alguna socia. No dejamos que se acceda con mascarilla de rejilla y hay quien no lo ha entendido». Un contrapunto, que «para el resto de usuarias es positivo porque así vienen más tranquilas».
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Jokin Larrañaga | Gerente del Real Club de Tenis
«Está claro que los gimnasios son lugares seguros»
Hay usuarios a los que el temor a contagiarse de coronavirus les ha creado una barrera en la entrada de los gimnasios difícil de franquear. Para el gerente del Real Club de Tenis, Jokin Larrañaga, cada anuncio de nueva restricción «genera más inseguridad», y reprocha a las autoridades que además «no están justificadas». «Al inicio podíamos suponer que estos espacios en los que se exhala más de lo normal podían ser peligrosos, pero durante todo un año, solo conozco un centro en el que hubo un pequeño foco», explica con el convencimiento de que los gimnasios «son lugares seguros» y que «se puede venir con total tranquilidad, pero siempre cumpliendo las normas».
Larrañaga reconoce que «es un incordio hacer deporte con mascarilla, pero haciendo las cosas bien, el resultado se ha visto que es satisfactorio». Por eso, siendo consciente de que «el riesgo cero no existe», sí insiste en lanzar un mensaje de «tranquilidad». En el caso del Tenis, los vestuarios también permanecen cerrados y las clases dirigidas están compuestas, al igual que en el resto de centros, por subgrupos de cuatro personas «con distanciamiento» y mamparas de separación. «Además, tenemos un registro de quién está en cada sitio, por lo que en caso de se produzca algún contagio, tenemos identificado quiénes son los contactos estrechos».
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