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Maite Martínez Zabaleta, en la Unidad de Ictus del Hospital Donostia. Lusa

Un conflicto que supuso un antes y un después para el Gobierno Vasco

La crisis de las dimisiones de hace un año y medio marcó al Ejecutivo de Urkullu y ha convertido Osakidetza en el principal reto de Imanol Pradales

Jorge Sainz

San Sebastián

Lunes, 22 de julio 2024, 02:00

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La crisis de los ceses y dimisiones en la OSI Donostialdea detonada el jueves 1 de diciembre de 2022 supuso un antes y un después en la gestión del Gobierno Vasco, entonces pilotado por Iñigo Urkullu. El estado de salud de Osakidetza, el organismo público que precisamente debe velar por la salud de los vascos, parecía tambalearse tras las renuncias de varios responsables médicos como respuesta al cese de Itziar Pérez, entonces directora gerente de las OSI Donostialdea. Un cese justificado por Osakidetza por discrepancias sobre la línea estratégica del Servicio Vasco de Salud.

La destitución fue anunciada ese mismo día por correo electrónico a los distintos jefes de servicio del Hospital Donostia. Una treintena se concentró en las escaleras de acceso al recinto hospitalario para protestar contra la decisión de la consejería dirigida por Gotzone Sagardui y ejecutada por la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez, que ese mismo viernes también comunicó el cese a Idoia Gurrutxaga, directora médica de la OSI Donostialdea. «Me han cesado en una llamada de un minuto», denunció Gurrutxaga. El conflicto estaba larvado hacía meses pero sorprendió la virulencia de su estallido.

Los jefes de servicio y supervisores del hospital de la capital guipuzcoana dieron la batalla a través de dimisiones, comparecencias y mensajes públicos de todo tipo en los que criticaban la «política destructiva» del Departamento de Salud del Gobierno Vasco. Mientras, Sagardui guardaba silencio sobre los ceses.

Renuncias, protestas y acusaciones marcaron un asunto que se quiere cerrar en marzo con un gran pacto por la Salud

Reestructuración

La difícil gestión de la sanidad pública vasca durante la crisis de la pandemia del covid dejó huella y abrió el debate sobre los medios, recursos y estrategia de Osakide-tza. La mayoría de jefes de servicio se posicionó a favor de las destituidas y denunció lo que consideraban «falta de apoyo» y «valoración» del Ejecutivo al Hospital Donostia, en contraposición a otros centros hospitalarios como el vizcaíno de Cruces. Una semana después, el entonces lehendakari, Iñigo Urkullu, rompió el silencio y trató de calmar las aguas.

Desde entonces, el paso de los meses fue rebajando un conflicto que pese a todo, sigue pendiente de solución. Hubo nuevas asambleas y protestas. El Gobierno Vasco adoptó algunas medidas y algunos cambios en la dirección de la OSI para rebajar la tensión. Luego llegarían las elecciones autonómicas del pasado abril, con el cambio de candidato del PNV. El rumbo de Osakidetza es uno de los principales retos, sino el más importante, del nuevo lehendakari, Imanol Pradales, que quiere aprobar en marzo un gran pacto por la Salud que cierre definitivamente el problema.

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