Testimonios
«Compro al día para controlar los gastos»Miren López, viuda, está acostumbrada a mirar cada céntimo que gasta, mientras que Edith Gisela Vivaldo, madre de 4 hijos afirma que «ahora voy a la compra con una lista cerrada»
El gasto en la cesta de la compra se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los bolsillos menos pudientes, con un alza ... de un 16,5% en un año, que ha puesto alimentos antaño humildes a precio de oro. Estos son los testimonios de Miren López, viuda, y de Edith Gisela Vivaldo, madre de 4 hijos.
Publicidad
Miren López Viuda
«Compro al día para controlar los gastos»
En su familia le consideran una experta en finanzas del hogar. Ella recibe el halago con media sonrisa que no esconde que se ha visto obligada a especializarse en ofertas, ahorro energético y cocina de aprovechamiento. Miren López es viuda y el final de mes «a veces» está lejos. «Llego justa, muy justa, pero no me quejo, sé que hay gente que está peor», comenta.
«Tengo que mirar todo. ¡Qué remedio!», dice mientras da una primera vuelta por la tienda donde hace la compra de verdura y fruta a diario. Porque Miren compra lo que necesita cada día. «Es más fácil controlar lo que gasto y lo que necesito por si me ha sobrado algo del día anterior». Está obligada a llevar una dieta muy pautada desde que le diagnosticaron que era diabética. «No puedo quitarme ni de la fruta ni de la verdura, y han subido en los últimos meses una barbaridad». Normalmente la fruta que más consume son manzanas y peras, «son las que mejor precio tienen porque ves cosas para llevarte las manos a la cabeza. La fresa está por las nubes, y he visto las primeras cerezas a 12 euros el kilo. ¡Quién se lo puede permitir!».
El menú de hoy es porrupatata, así que en su bolsa hay dos patatas, un manojo de puerros, y cuatro zanahorias. «Me sobrará para hacerme un puré mañana», explica. Además ha metido dos tomates y dos mandarinas, «están caras pero hoy me lo voy a permitir». Paga en efectivo, «no tengo tarjeta, así tengo más controlado el dinero. Y si sobra, lo guardo para darme un capricho el fin de semana y tomarme el aperitivo». También se lleva pan y huevos, «que están por las nubes».
Publicidad
Su presupuesto diario no puede superar los 15 euros para pasar el día. «Con eso desayuno, almuerzo, como, meriendo y ceno. Cinco comidas que no me puedo saltar por la diabetes», matiza. «A esto hay que sumarle el aceite, la sal, los productos de limpieza, higiene... Estoy sola, pero no te creas que ese presupuesto diario da para muchas alegrías. Me paso el día mirando precios y es increíble cómo está todo, ¡si una coliflor ha llegado a estar a 3 euros y pico!», lamenta.
Está acostumbrada a mirar cada céntimo que gasta porque a final de mes llega «muy justa»
Apenas come carne roja, «está carísima y no me gusta mucho. Pollo, pavo y algo de lomo de cerdo. Ayer vi que estaba en oferta porque iba a vencer pronto, lo cogí y lo congelé». El consumo de pescado lo ha reducido. «Miro las ofertas y según esté compro o no». Y en cuanto a legumbres, «muchas veces hago el doble y congelo. También compro un bote ya hecho. Me dura dos días y me ahorro la electricidad de ponerlo a cocer».
Publicidad
Las marcas blancas son sus mejores aliadas para reducir costes. «Si hay marca blanca de cualquier producto, lo cojo. Están buenos y salen mucho mejor de precio. Se nota mucho, y si consigo ir quitando un poquito de aquí y de allá, pues mucho mejor».
Otro de los quebraderos de cabeza es la factura de la luz. «Tengo todo eléctrico, y se me triplicó la factura», cuenta. Este invierno se compró una estufa de butano «para no encender la calefacción. Incluso a veces, me hago ensaladas para no encender la vitrocerámica». «Lo malo es que estoy segura de que todo va a subir más. Por muchos milagros que quiera hacer, recortar más está complicado».
Publicidad
Edith Gisela Vivaldo madre de cuatro hijos
«Ahora voy a la compra con una lista cerrada»
Con tres hijas de 14, 12 y 10 años y un pequeño de 4, en casa de Gisela Vivaldo todo son gastos. «Están en edad de crecer y de comer. Eso significa que no puedes dejar de sacar dinero de la cartera, en los últimos tiempos demasiado porque los sueldos no han crecido, ni mucho menos, de la misma manera», dice esta madre de familia numerosa de Legazpi.
Regenta un pequeño comercio de fruta y verdura, tiene «suerte en esto». No esconde que ella misma se asusta de los precios que algunos productos llegan a alcanzar. «Está todo carísimo y me preocupa mucho que pueda subir más». Pese a poder disponer de género, a su casa llega la fruta «básica»: manzanas, peras, naranjas y plátanos. «La mayoría de los días las demás se van de precio porque compras cuatro piezas de lo que sea, y se te han ido 3 euros de cualquier manera».
Publicidad
La compra 'grande' la hacen en supermercados y acuden al que mejor se adecua a sus necesidades. «Tengo bajadas las aplicaciones de varias cadenas de alimentación y compruebo qué oferta se ajusta más a lo que necesito. Tiro mucho del 3x2 o de la segunda unidad al 70%», explica. Hay algo que sí ha cambiado en los últimos tiempos. «Ahora voy con una lista cerrada de lo que necesitamos y me ajusto a ella. No hay caprichos que acaban en el carro de la compra porque sí». Cada vez que pasa por caja cada semana no baja de los 250 euros. «Sin fruta, ni verdura, ni carne ni pescado. Así que echa cuentas del gasto mensual en comida».
Han recortado el gasto en ropa, «antes cada niño podía tener dos o tres zapatillas, ahora una y se compra cuando se rompe»
Donde más ha notado la subida de precios es en la leche. «Consumimos sin lactosa, antes no me preocupaba casi de cuál entraba en casa; ahora, si cojo marca blanca me ahorro hasta 30 céntimos en cada litro, y es mucho dinero», confiesa. «En realidad compro mucho marca blanca. A los niños a veces les engaño y meto el producto de cacao de marca blanca en el bote de otra marca que tengo en casa para que no se quejen. Vale mucho menos y está bueno».
Noticia Patrocinada
Sus cuatro hijos comen en la jangela del colegio. «No me planifico un menú de cenas, vamos un poco al día en cuanto a carne y pescado». El consumo de carne roja lo ha reducido a un día a la semana, «comemos más pollo y pavo». En cuanto al pescado compra congelado, «el fresco está muy caro». Lo que no perdona ninguno es la merienda. «Salen con hambre del colegio y lo primero que piden es el bocadillo. El pan está caro, el embutido ha subido «en algunos casos un 40%. ¿Sabes lo que eso supone para un presupuesto familiar? Y les tengo que poner merienda». Al 'bocata' le suma una pieza «mínimo» de fruta.
A todos estos gastos, Gisela suma la hipoteca, la luz y el gas. «Somos seis en casa, seis para duchar, cocinar, encender luces... No alcanza todo a final de mes». Y no puede dejar de mirar cómo crecen sus hijos y las necesidades que conlleva. «Hay que comprarles ropa porque se les queda pequeña. En esto también hemos cambiado. Antes podían tener dos o tres zapatillas, ahora tienen una y cuando no queda más remedio se compra otra», indica. «Andamos con lo justo».
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión