Salud avisa de «la alta probabilidad» de casos de chikugunya en Gipuzkoa a través de mosquitos
Aunque no es la primera vez que se detectan casos de este virus en Euskadi, la alerta se ha elevado tras un contagio autóctono en Hendaia porque significa que «el riesgo de transmisión está aquí»
La aparición del primer caso autóctono del virus chikungunya en Hendaia, causado por la picadura del mosquito tigre, ha hecho saltar las alertas y el Departamento de Salud no descarta que llegue también a Gipuzkoa. De hecho, existen «muchas probabilidades de que aparezcan más casos, ya sea a uno u otro lado de la muga», asegura Pello Latasa, responsable de vigilancia epidemiológica del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, quien afirma que «por ahora no se puede determinar» si el riesgo de transmisión está controlado, ya que se desconoce si aparecerán más contagios o si se trata de una transmisión puntual a una persona.
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A pesar de que el alcalde de la localidad de Iparralde, Kotte Ecenarro, afirmó que «la situación está bajo control», Latasa recuerda que «si bien no hay que alarmarse, hay que estar alerta y atentos ante los casos que puedan aparecer. Si se ha producido un evento de transmisión significa que las condiciones son apropiadas para que se produzca». Por este motivo, Salud ha extremado la vigilancia y ha instado a los ayuntamientos a redoblar las medidas de vigilancia en zonas del este del territorio como Donostia, Pasaia, Lezo o Errenteria.
Pero esta no es la primera vez que se detecta el virus del chikungunya en Euskadi; de hecho, en el año 2023 se contabilizaron 13 casos. Sin embargo, lo que inquieta a los expertos epidemiológicos es que este nuevo contagio localizado en Hendaia es autóctono, esto es, la persona no había viajado a una zona infectada en las dos semanas previas a la aparición de los síntomas y la enfermedad la ha contraído en 'casa', lo que significa que «el riesgo de transmisión está aquí». Este experto describe cómo ha podido producirse el contagio. «Probablemente lo que ha pasado es que alguien ha venido con la infección (caso importado de otro país); un mosquito de aquí le ha picado mientras tenía el virus en la sangre –periodo virémico, entre 7 y 10 días– y luego ese mosquito infectado ha picado a una persona sana y ha enfermado. Ahora el riesgo está aquí».
Por el momento, según adelanta Latasa, la sospecha es que se ha transmitido en Hendaia, sin embargo desde Salud ven necesario «tomar medidas adicionales e intensificar la vigilancia» por la cercanía del caso. «A nivel de ecosistema (Hendaia-Irun), es similar, y en cuanto a flujos de población, hay mucho movimiento». No obstante, esta enfermedad no se contagia de persona a persona, «salvo algunas excepciones muy concretas, como aquellos que reciben trasplantes o de las madres a los recién nacidos». También cabe aclarar que «no todos los mosquitos tigre transmiten la enfermedad, solamente aquellos que están infectados».
De cualquier modo, el departamento ha redoblado su control para detectar cualquier posible caso de este virus, que entre los principales síntomas suele causar fiebre de aparición súbita, dolores articulares intensos o erupciones cutáneas.
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Programa de vigilancia
Actualmente, Salud trabaja junto con los ayuntamientos y el instituto Neiker en 46 municipios vascos, 17 en Gipuzkoa, a través de un programa de vigilancia para la detección de esta especie en Euskadi. «Se trata de identificar dónde están los mosquitos tigre, dónde crían, durante qué periodo, etcétera. Después se recaba la información lo antes posible para descartar que se trate de un caso autóctono», explica Latasa. Este seguimiento se completa con las actividades que se llevan a cabo en Osakidetza para diagnosticar de forma precoz el virus y realizar la notificación del caso.
«Hay muchas probabilidades de que aparezcan más casos, ya sea a un lado o al otro de la muga»
Pello Latasa
Responsable de vigilancia epidemiológica del Departamento de Salud
Los ayuntamientos ya han recibido el aviso para redoblar la vigilancia y el control de plagas. «Dentro de las medidas que se les han trasladado están inspeccionar las zonas susceptibles de acumulación de aguas estancadas, igual que lo recomendamos para el ámbito particular, así como identificar criaderos y valorar actuaciones a la hora de tomar medidas de control de larvas y de adultos. También se les ha pedido colaboración para divulgar la información a la ciudadanía relativa a evitar las picaduras (utilizar ropa de manga larga, calzado cerrado, repelentes) y evitar que se acumule agua en las zonas domésticas como jarras, comederos o piscinas de plástico, ya que un porcentaje muy alto de los criaderos están en zonas particulares».
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«Durante el verano aumenta la proliferación de los contagios»
Desde que en 2014 se detectara la presencia de mosquito tigre en Euskadi, concretamente en Irun, esta especie ha ido expandiéndose de forma exponencial hasta conseguir «asentarse» en el territorio. Hay varios factores que explican esta expansión. «A medida que las condiciones climáticas son más favorables aumenta la densidad del vector (mosquito), y a su vez, aumenta también la probabilidad de que se produzca un contagio», describe Pello Latasa, que recuerda que sobre todo ocurre en verano por dos circunstancias. «La primera es que hay más mosquito, porque las condiciones son más favorables a la proliferación, y la segunda es que hay más viajes internacionales, hay más movimientos de población, más gente que viaja fuera y puede volver con el virus. Con lo cual crece la probabilidad de transmisión de estos casos».
El primer brote del virus chikungunya se describió en el año 52 en Tanzania, «las regiones endémicas eran zonas de Asia y África». Desde entonces «ha habido algunos brotes puntuales», pero en el año 2004 la enfermedad empezó a propagarse «de forma mucho más acentuada», debido al aumento de la extensión del mosquito que lo transmite y a las adaptaciones que el virus ha sufrido para ser más eficiente en su transmisión. «Y en esto tiene mucho que ver también el cambio climático, que hace que aumenten las zonas en las que pueden establecer su ciclo. Y cuantos más mosquitos, más probabilidades hay de que alguno pique a alguna persona infectiva, se infecte y pueda transmitir la enfermedad».
Desde Osakidetza recomiendan limpiar bien la zona de la picadura con agua y jabón, evitar rascarse para que no se infecte la zona y aplicar frío para frenar la inflamación y atenuar el pico. Si la reacción es muy intensa y genera malestar o incluso dificultad respiratoria, se debe acudir al médico.
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