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Piden 4 años de cárcel por un presunto tocamiento a una niña de 5 años en Donostia

Piden 4 años de cárcel por un presunto tocamiento a una niña de 5 años en Donostia

El acusado, que era pareja de la abuela de la menor, ha negado los hechos en la Audiencia de Gipuzkoa

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Miércoles, 26 de febrero 2025, 13:55

Un hombre se enfrenta a una posible condena de 4 años de cárcel por presuntamente haber tocado en una ocasión las partes íntimas de una niña de 5 años en su domicilio de Donostia. En el juicio, que se ha celebrado este miércoles en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, el acusado ha negado los hechos, mientras que se ha adoptado como prueba preconstituida la grabación de la declaración de la pequeña en fase de instrucción, en la que aseguró que el procesado, que entonces era la pareja de su abuela, «me ha tocado la potota». La Fiscalía de Gipuzkoa,, que al igual que la acusación particular solicita una condena de cuatro años de privación de libertad, había propuesto un acuerdo de conformidad que habría supuesto la reducción de la pena a un año de prisión, pero el hombre ha rechazado tal posibilidad.

En la vista oral celebrada esta mañana, se ha visionado el vídeo de la declaración que realizó la niña, en la que contó que el acusado le había tocado, aunque apenas se podía entender por la calidad del sonido. Habría sucedido el 14 de mayo de 2020, en el domicilio en la vivienda del varón, en la que también convivían la pareja de este, así como dos hijas de esta mujer: una con su novio y la otra con la presunta víctima de los tocamientos. Según han ido contando los distintos testigos (la madre de la niña, la tía y la abuela), la abuela era la única que no estaba en la casa en el momento de los hechos denunciados, al encontrarse trabajando. Sobre las 12 del mediodía, la niña estaba durmiendo en su habitación con su madre, cuando se despertó con ganas de ir al baño. Cuando volvió cinco minutos después, a la niña «se le caían las lágrimas» y «no podía hablar», ha contado la madre. Finalmente, la niña le confesó que la pareja de su abuela «me quería tocar» en el rato que la niña estuvo «en el baño», aunque al parecer los hechos habrían sucedido en el comedor.

La mujer, según ha contado, se preocupó, porque el procesado era alguien que «hacía un papel como de padre con la niña», ya que pasaba mucho tiempo con ella, «la llevaba al cole, a los columpios» y también jugaban juntos. Durante los dos años en los que todos convivieron en la casa, «nunca» percibió ningún comportamiento ilícito ni sospechoso por parte del encausado hacia su hija, algo que también han corroborado la tía y la abuela.

La familia siguió residiendo en la misma vivienda durante algo más de una semana después de este suceso pero, dadas las circunstancias, acabaron mudándose a otro lugar. La madre y la niña encontraron refugio durante unos días en la casa donde la abuela trabajaba como interna cuidando a una persona mayor, y después en un albergue.

En la vista oral han declarado también las dos psicólogas que se entrevistaron con la niña para realizar el correspondiente informe psicosocial. Según su testimonio, durante la prueba encontraron «dificultad» para que la pequeña pudiera «mantener la atención» y no lograron de ella más que «ciertos detalles» como que «me ha tocado la potota», identificando como autor al novio de su abuela. Tal vez por tratarse de «unos hechos sencillos», la niña «no hizo un relato libre y extenso», por lo que las expertas concluyeron que no podían «hacer una valoración sobre la credibilidad» de la niña. Asimismo, han asegurado que «no puede descartarse» que la menor hubiera podido «incorporar» a su relato «detalles sugeridos» por otros adultos sobre lo que pudo pasar. La madre puso la denuncia casi un mes después, el 10 de junio.

El acusado, por su parte, ha declarado en último lugar. Ha rechazado responder a la abogada de la acusación particular y solo ha contestado a preguntas de la fiscal y de su abogado. Así, ha manifestado que aquel mediodía él estaba comiendo en casa para irse a trabajar, cuando la niña pasó a su lado cuando se dirigía al baño, sin que hubiera «ni contacto físico ni conversación». Ha asegurado que no la tocó, ni tampoco la oyó llorar luego en la habitación. Poco después, la madre fue adonde él diciéndole «júrame que no es verdad, o algo así», y él le respondió «que no le había hecho nada». Ni entonces, ni en los dos años anteriores ni en la semana y pico después en la que mantuvieron la convivencia, según ha manifestado.

En sus conclusiones finales, Fiscalía y acusación han mantenido su petición de cuatro años de cárcel, mientras que la defensa ha reclamado la absolución del acusado.

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