«Ha habido una campaña para convencer a las mujeres de que la menopausia es una enfermedad»
Con el climaterio se «inicia una nueva vida llena de energía», asegura Freixas
La palabra menopausia está rodeada de miedos. Pero Anna Freixas, experta en el envejecimiento de la mujer y escritora feminista, es una firme defensora de ... lo contrario. Con el climaterio, asegura, «se inicia una nueva vida, completamente renovada y llena de energía y creatividad». ¿El problema? «Que ha habido una campaña comercial perfectamente organizada para convencer a las mujeres de que la menopausia es una enfermedad en vez de un proceso natural». Esta semana ha hablado sobre la mujer y las nuevas vejeces en los cursos de verano de la UPV/EHU en el Palacio Miramar de Donostia. Su ponencia fue la más aplaudida de esa mañana.
– La menopausia es lo mejor que pasa en la vida de las mujeres. Esta es una frase que usted repite a menudo. ¿Entonces, por qué muchas temen su llegada?
– Ha habido una campaña perfectamente orquestada, un enorme negocio alrededor de la menopausia, de manera que un buen día decidieron que la menopausia, en vez de ser un proceso natural en la vida de las mujeres, que es lo que es, era una enfermedad. Y no solo eso. Una enfermedad que iban a tener normativamente todas las mujeres que llegasen a esa edad.
– ¿A qué se refiere?
– Las mujeres durante mucho tiempo han creído que necesitaban ser medicadas para la menopausia y que además ese tratamiento iba a mantenerlas jóvenes. Porque si no, la menopausia era el principio de todos los males. Es decir, ha habido una campaña comercial perfectamente organizada para convencer a las mujeres de que necesitaban ser medicadas para seguir manteniéndose jóvenes y estupendas.
– ¿Es un momento que está asociado al envejecimiento?
– Claro. Todos los momentos del ciclo vital nos van llevando a la vejez, por suerte, porque la única manera de no llegar a la vejez es morirte por el camino.
– Entonces, es también un punto de inflexión.
– Es un punto de inflexión porque a partir de ese momento no te puedes quedar embarazada, mejoran tus niveles de hierro, tienes más energía, no tienes que utilizar métodos anticonceptivos y recuperas la voz que habías perdido en pos de la feminidad reproductiva. Es un momento importante porque es entonces cuando muchas mujeres inician una nueva vida, completamente renovada y llena de energía y creatividad.
– Escuchándole parece que es el mejor momento de la vida de cualquier mujer.
– La menopausia es un buen momento en la vida de las mujeres, pero cada persona y cada cuerpo es diferente. Tenemos vidas diferentes a nivel profesional, de estrés, afectivo, económico... Además, la menopausia se produce en un momento vital, alrededor de los 50 años, y esto es muy importante porque es cuando profesionalmente las mujeres estamos en un punto álgido de nuestra carrera o, por contra, podemos tener problemas laborales y darnos cuenta de que nos quedan quince años para jubilarnos y que debemos tratar de encontrar una solución a la pensión. Podemos tener pareja o no, podemos tener hijos... Con todo esto quiero decir que en ese momento hay una enorme cantidad de factores que confluyen. Por ejemplo, el estrés es otro componente muy importante. Es un elemento muy significativo en la transición menopáusica. Hay una relación muy alta entre estrés e insomnio, entre estrés y sofocos, entre estrés y bienestar general... La menopausia se produce en una coyuntura que tiene muchos elementos que pueden contribuir a una mejor o peor transición.
– ¿Pese a que usted la relaciona con la liberación, cómo se le convence de que eso es así a una mujer con menopausia precoz?
– La menopausia precoz es otro tema. Se produce en un momento en que algunas mujeres están deseando tener hijos y tienen que manejar esa situación, la imposibilidad de tenerlos. La menopausia precoz influye en otras cosas. Hay mujeres a las que les hacen un acompañamiento, dependiendo de cada situación.
– Cuando hablamos de menopausia pensamos sobre todo en los sofocos. ¿Es el síntoma más común o se trata de otro estereotipo?
– Sí. Es el síntoma más común, pero aun y todo hay muchísimas mujeres que no tienen ni han tenido sofocos. Yo misma no he tenido ni uno solo. Hay muchas mujeres que no tienen ningún problema de sofocos en la transición menopáusica, aunque otras tienen muchísimos y son muy molestos. Se producen por el descenso de estrógenos.
– Precisamente muchos de los tratamientos para aliviar estos síntomas pasan por tomar hormonas. ¿Es esta la solución?
– Ingerir estrógenos momentáneamente te va a quitar los sofocos, pero es el cuerpo el que tiene que adaptarse a un determinado nivel de hormonas y, por lo tanto, cuando dejes de tomar estrógenos, volverás a tener sofocos. Es mucho mejor pacificar tu vida a nivel de estrés. Hay otros elementos que pueden ayudar a esa transición. Los sofocos se pasan. No hay que banalizarlos porque las personas que los sufren lo pasan mal, pero eso no quiere decir que sea un problema que tengan todas las mujeres. Además, hay estudios que relacionan el tratamiento hormonal con una mayor probabilidad de problemas cardiovasculares, de ictus y de cáncer de mama. Creo que estos tres problemas son suficientemente importantes como para que seamos cautelosas con estos tratamientos y con esta perspectiva única de la menopausia.
– ¿Sigue siendo la menopausia un tema tabú?
– Todo lo que rodea al cuerpo de las mujeres ha sido siempre un tabú, además de un misterio. Durante mucho tiempo las mujeres no han podido hablar de la regla de forma normal. Ahora, por suerte, esta realidad ha entrado en la conversación y no pasa nada cuando hablas de la regla, pero si se trata el tema de la menopausia tampoco pasa nada y, en cambio, no está tan normalizado. En general, de los procesos que tienen que ver con el cuerpo de las mujeres se habla poco. Las cosas están cambiando y ahora se está empezando a hablar algo más de la menopausia. El libro 'Nuestra menopausia. Una versión no oficial' que he publicado recientemente es una revisión de otro publicado en 2007, pero por aquel entonces no tuvo la repercusión que está teniendo en estos momentos. Ahora la sociedad es más crítica y a su vez más capaz de plantearse este tipo de temas de manera más abierta y menos dramática.
«Los hombres aún envejecen con más dinero y visibilidad»
- ¿Es diferente envejecer siendo mujer que hombre?
- Por supuesto que no es lo mismo. Las vidas de las mujeres y las de los hombres todavía son diferentes. Ya nos vamos acercando más en aspectos como sueldos, pero ellos todavía envejecen con más dinero, con más visibilidad, con mayor tolerancia en la vida afectiva y sexual... mientras que las mujeres lo hacemos con menor aceptación social. Ellos, además, tienen mejores pensiones porque han estado más metidos en el mercado laboral y han ocupado puestos de mayor poder. Nosotras, en cambio, envejecemos con un capital enorme que son las redes, las amistades y los vínculos. Todo esto nos permite envejecer con mucha mayor seguridad y con una capacidad total para valernos por nosotras mismas. Ellos, como han procurado no valerse por sí mismos a lo largo de la vida con tal de que alguien se lo hiciera y han conseguido casi siempre encontrar a alguien, cuando se quedan solos están en peor situación, sobre todo en términos de vínculos. Tienen menos redes de amistad con las que compartir sus preocupaciones.
- ¿Esto se relaciona con la mayor longevidad de las mujeres?
- Según Betty Friedan, lo que permite una mayor longevidad de las mujeres es el hecho de disponer de redes, vínculos e intimidad con otras personas con las que compartir las preocupaciones. En ese sentido, las mujeres pueden vivir con mayor nivel de felicidad.
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