Los bomberos aclaran el 'rescate' del móvil en el Urumea: «No nos dedicamos a eso, fue una casualidad»
Bomberos de Donostia que recuperaron un teléfono del Urumea explican que acababan de realizar unas prácticas acuáticas cerca y acudieron a ayudar. «Por un móvil no nos movemos, es anecdótico»
La noticia de la recuperación de un móvil que había caído al río Urumea por parte de bomberos de San Sebastián ha suscitado una gran sorpresa, principalmente por la movilización de dos dotaciones por un teléfono, pero los protagonistas aclaran que no se trata de una práctica habitual, sino de algo «anecdótico» fruto de una «casualidad». «No nos movemos por un teléfono, no nos dedicamos a eso. Estábamos haciendo prácticas acuáticas cerca y nada más acabar recibimos el aviso. Fue algo circunstancial», aclaran.
Ocurrió este domingo por la tarde. Un hombre al que se le cayó el móvil a la altura del puente de Santa Catalina alertó a los bomberos, «y tuvo suerte». Un grupo estaba haciendo maniobras acuáticas de rescate con dos motos de agua en la bahía y el aviso llegó cuando habían terminado. «Acababan de cargar las motos en la zona del puerto cuando les avisaron para que de camino al parque de bomberos pasasen por el puente», explica Luis Zabala, oficial del cuerpo. «No nos supuso ningún esfuerzo. Aún estaban con los buzos puestos, no es que movilizásemos a nadie desde la central, no nos dedicamos a eso».
El rescate del aparato, asegura, fue muy sencillo. «Se veía perfectamente desde el puente. Bajaron dos buzos por unas escaleras que hay y lo recuperaron. Y fueron dos porque nunca actuamos solos. El aviso fue a las 19.05 y a las 19.15 ya habían entregado el móvil a su dueño», explica. Sorprendidos, comprobaron que el dispositivo funcionaba perfectamente, ya que tal y como les había indicado el propietario, se podía sumergir en el agua.
Los bomberos entienden la sorpresa que pudo provocar entre los presentes la actuación de los buzos por un simple teléfono, «pero fue una casualidad, estábamos allí y con el neopreno puesto». Y advierten de que fue también una actuación disuasoria. «Se tuvo en cuenta que el móvil se veía y fue un servicio de prevención, para evitar la tentación de que alguien acabase bajando a por él. Igual hoy la noticia hubiese sido que habíamos rescatado a una persona que se había hecho daño por ir a coger un teléfono», señala Zabala.
Llaves, joyas y una valla
Si bien no es habitual que un particular avise a los bomberos por perder un móvil, aseguran que no es extraño que realicen actuaciones por 'cosas'. «Hace dos semanas nos avisaron porque había una valla de hierro en el río y acudimos a retirarla». También hacen intervenciones para recuperar llaves o joyas que caen en agujeros o zonas de difícil acceso.
La noticia de este curioso rescate en aguas de San Sebastián también había suscitado mensajes pidiendo que el coste fuese remitido al dueño del teléfono. En este caso, como explican los bomberos, fue un acto voluntario, por lo que no procede, pero desde este año se ha comenzado a aplicar la normativa municipal que cobra los rescates que se producen en alertas meteorológicas o en actividades de riesgo. «Por ejemplo en enero tuvimos que rescatar a una persona nadando en bañador con temperaturas de frío extremo, que tenía hipotermia. Dos ertzainas que estaban en la zona se lanzaron y uno también tuvo que ser atendido. En este caso sí se cobró el rescate», relata.
Prácticas como las que estaban haciendo este domingo son las que aseguran el éxito de los rescates. «Eso es lo reseñable, que entrenamos dos o tres veces por semana. Muchas veces la gente nos ve y se cree que ha pasado algo. Pero solo es que estamos entrenando para estar preparados», señala Luis Zabala.
