«¿Que un billete de 50 pesetas encontrado en casa se subaste a 2.000 euros? Es casi imposible que pase»
La puja en internet por un papel del año 1902 ha puesto en el foco el coleccionismo de las antiguas pesetas. «Los billetes raros no suelen aparecen en el arcón del abuelo», dice el experto Asier Sada
2.250 euros, como mínimo, por un billete de 50 pesetas. La subasta que en estos momentos está abierta en internet por un papel que ... data de 1902 es de las que invita a desempolvar viejas cajas y arcones, a ver si con un poco de suerte se pueden monetizar, valga la redundancia en este caso, esos objetos atesorados por nuestros antepasados y que sobreviven al paso del tiempo almacenados como recuerdos en baúles y kutxas, después de que el pasado verano el Banco de España puso fin al intercambio de pesetas por euros.
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En el mundo del coleccionismo son recurrentes las informaciones sobre pujas con precios que parecen desorbitados, como está sucediendo estos días. «Sí, de vez en cuando salen noticias de este tipo, de monedas, sellos o billetes carísimos y la gente se acuerda de los que tiene en casa». Así que a Asier Sada, responsable de Mundofila, tienda donostiarra especializada en filatelia y numismática, no le sorprendería recibir más consultas de las habituales de ciudadanos que acuden preguntando por si esta moneda o billete del abuelo valen más de las pesetas que indica. Y la respuesta, casi siempre, es que no.
«Es verdad que hay billetes carísimos. Uno de 50 pelas de 1902, en función del estado de conservación, que influye muchísimo, efectivamente puede arrancar en una subasta a 1.000 o a 2.000 euros minimo», confirma el experto. «Siempre han existido esos billetes», añade. Los hay «muy fáciles y baratos», y otros «extraordinariamente raros», de los que «siempre los ha habido o habrá». Por ejemplo, el codiciado billete de 500 pesetas de 1903.
Unos ejemplares que es «casi imposible» que aparezcan en casa. «Me viene muchísima gente que ha leído en el periódico o ha visto en internet que hay una moneda que parece valiosa, que a lo mejor es similar a la que persiguen los coleccionistas... Las posibilidades de dar con uno de estos billetes en el arcón de abuelo son casi nulas», asegura Sada sofocando cualquier atisbo de expectativa. «Son billetes rarísimos, yo algunos de estos billetes ni los he visto nunca en persona. Se hicieron poquísimos y se conservaron poquísimos. Y los que están ya se sabe donde están, y sus dueños los tienen bien guardados. No suelen aparecer en el fondo de un cajón», añade.
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Hace unos meses se subastó un billete de 100 pesetas que acabó alcanzando un precio de 750 euros. Queda claro que no era cualquier billete, sino un papel calificado como «raro» por su alta calidad y que está firmado en el 15 de julio de 1907.
Depende la rareza y el estado de conservación
Según la experiencia de Sada, los papeles y monedas que se encuentran en el arcón del abuelo suelen ser «billetes habituales, de los que valen 50 céntimos o directamente nada. Al 99,9% de la gente que viene les tienes que decir que no valen porque son corrientes, lo cual no quita para que alguien aparezca con alguna cosa rara o que valga dinero». Una situación tan excepcional que no se acuerda de la última vez que sucedió.
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No obstante, ante la duda, es mejor preguntar a expertos. Esther Vivar, de la tienda Numismática Vivar de la Parte Vieja donostiarra, subraya que el valor «depende de la rareza», así que en caso de ser un lego en la material «hay que acercarse a algún sitio en el que sepan del tema y preguntar la valoración« antes de deshacerse de esas monedas o billetes. «Que acerquen y pregunten, sin ningún compromiso. Hay gente que ha venido pensando que no tenía nada y tenía cosas y, por contra, quien ha venido pensando que tenía una rareza que había visto en internet y no valia nada«.
Los ejemplares más cotizados suelen pertenecer habitualmente «a colecciones hechas» que, no pocas veces, no encuentran heredero en casa. Sada habla de aficionados que han completado colecciones «que sus hijos no quieren ni regaladas». Aunque hay jóvenes interesados en el coleccionismo, que se ha mudado masivamente a internet con páginas especializadas. ese interés de las nuevas generaciones está decayendo
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1.575 millones sin canjear
El Banco de España calcula que se han quedado por cambiar un 3,2 % de todas las pesetas que estaban en circulación el último día en el que la moneda española fue la única forma de pago, el 31 de diciembre de 2001. Ese porcentaje se traduce en 1.575 millones de euros que no se han canjeado, por lo que el único método a día de hoy por el que las pesetas se pueden cambiar por euros es a través de coleccionistas o subastas.
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