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El centro AZTI y una firma catalana se alían para engordar atún rojo en jaulas en el mar frente a Getaria

La empresa Itsas Balfegó planea producir 493 toneladas al año de este túnido en cautividad

Javier Guillenea

San Sebastián

Miércoles, 12 de abril 2023

Si todo sale según lo planeado, antes de que termine este año el sector pesquero guipuzcoano experimentará una gran novedad. La pesca de atún ... rojo con cebo vivo, la tradicional desde principios del siglo XX, habrá dado paso al arte de cerco. Y si se sigue cumpliendo con lo previsto, a partir de 2025 la producción de atún rojo en el Cantábrico con este sistema rondará las 500 toneladas anuales.

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Estas son al menos las previsiones de Itsas Balfegó, una compañía creada por la catalana Balfegó y el centro de investigación AZTI. La empresa ha presentado al Gobierno Vasco un proyecto para iniciar la actividad de engorde de atún rojo vivo con la instalación de dos jaulas sumergibles a unas 3,688 millas náuticas del puerto de Getaria.

El proyecto tiene como objetivo «iniciar la actividad de engorde de atún rojo vivo en Euskadi procedente de capturas realizadas por barcos de pesca en el Cantábrico». Para ello, plantea transferir las capturas en vivo realizadas por pesqueros de cerco «haciendo pasar los ejemplares vivos desde la red de cerco hasta una jaula de transporte flotante en alta mar» para ser trasladados hasta la instalación de engorde, dos jaulas de 50 metros de diámetro.

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En su interior, los atunes serán alimentados exclusivamente con pescado azul y «en ningún caso se les administrará alimento compuesto procedente de harinas o aceite de pescado, ni ningún tipo de aditivo o medicamento». Tras unos meses de engorde, se llevará a cabo la extracción de los atunes a cargo de la flota vasca «mediante el sacrificio individualizado de cada ejemplar».

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Requisito

El proyecto aún debe recibir la autorización para instalar las jaulas. También necesita, como requisito indispensable, que las administraciones vasca, estatal y europeas autoricen el cambio de modalidad para los barcos de pesca que soliciten pasar del cebo vivo al arte de cerco.

Cuando el camino quede libre, la colocación de la instalación de engorde será rápida. Se estima que los trabajos durarán alrededor de treinta días y están presupuestados en 2,1 millones de euros. La hoja de ruta que traza el proyecto prevé que este año entren los primeros cien ejemplares de atún rojo que servirán para testear las instalaciones y desarrollar la capacidad productiva necesaria. Para 2024 está prevista la entrada de unos 1.500 ejemplares de cien kilos de peso medio y en 2025 esta cantidad aumentará hasta los 340.000 kilos, lo que permitirá producir tras el engorde de los ejemplares 493 toneladas de atún rojo, cantidad que quedará estabilizada para los siguientes años.

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Las jaulas podrán sumergirse hasta 50 metros de profundidad para evitar los temporales

La actividad de engorde de atún rojo es habitual en otras latitudes, pero no en el Cantábrico, donde ha prevalecido el arte del cebo vivo, que trae consigo inconvenientes como la necesidad de subir los ejemplares a bordo con un gancho que daña su musculatura, la conveniencia de capturar ejemplares de mediano o pequeño tamaño, así como la duración de las mareas y la capacidad de refrigeración y procesado de los barcos, han provocado que las capturas de este arte no sean óptimamente valoradas. «A causa de esto –señala el proyecto– los armadores de barcos de cebo vivo durante la última década han venido cediendo temporalmente sus cuotas de pesca a otras artes que permiten la generación de un mayor valor añadido y un mejor retorno económico».

Las severas condiciones del Cantábrico, poco favorables al desarrollo de la acuicultura, han obligado a los autores del proyecto a idear una novedosa solución para capear posibles temporales. Para sortear la acción del oleaje, las jaulas, a las que se les colocará una cubierta, podrán sumergirse unos 50 metros, lo suficiente para que sus ocupantes queden protegidos de las turbulencias de la superficie. La inmersión se llevará a cabo introduciendo agua de mar dentro del flotador que rodea el perímetro de cada jaula. Cuando lo peor haya pasado, se introducirá aire en el flotador para que la instalación ascienda.

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Entre junio y octubre

Otro de los inconvenientes que se ha tenido en cuenta es el de las malas condiciones de navegación durante los últimos meses de otoño y en invierno, que pueden impedir el transporte de la alimentación desde el puerto hasta las jaulas. Para solventar esta dificultad se prevé que el engorde se realice desde la captura de los atunes, prevista para junio y julio, hasta el mes de octubre, cuando los ejemplares sean sacrificados. «Dada la estrategia del proyecto y debido a que las condiciones oceanográficas habituales en invierno impedirían con toda probabilidad llevar a cabo las tareas de alimentación y sacrificio, se optará por un sacrificio concentrado en pocos días, evitando desarrollar la actividad de engorde durante el invierno, obligando a ultracongelar el producto tras su sacrificio y organizar una entrada en el mercado como producto congelado o descongelado», dice el proyecto.

El texto, que se halla en fase de información pública para presentar alegaciones, señala que «la producción de atún rojo de engorde supone la generación de un nuevo producto en Euskadi, inexistente hasta la fecha». «A nivel técnico, la acuicultura con jaulas sumergibles deberá permitir el desarrollo de esta actividad en el Cantábrico a pesar de las condiciones menos favorables», principalmente en invierno. A nivel cultural, «se permitirá la creación de un producto de primerísima calidad gastronómica en Euskadi, que hará posible seguir con el desarrollo de la gastronomía como un importantísimo activo cultural, turístico y económico». A nivel social, añade el proyecto, «además de la creación de empleo que genera la actividad, debe también contribuir a mejorar las condiciones de trabajo de la flota extractiva, de forma que vuelva esta actividad más atractiva, permitiendo la fijación de los puestos de trabajo en los puertos pesqueros y en zonas menos industrializadas y pobladas».

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Se prevé que la instalación comience a funcionar a pleno rendimiento en 2025, tras dos años de pruebas

El destino del producto puede ser tanto el mercado nacional como la exportación a mercados asiáticos, que son grandes consumidores de atún rojo. «En Asia existe un vasto mercado necesitado de productos pesqueros de calidad», señala el proyecto.

En cuanto a los aspectos ambientales, los promotores de la iniciativa sostienen que, «al capturar la misma cuota con menos ejemplares de mayor tamaño, se está produciendo un efecto beneficioso para la especie del atún rojo, permitiendo que los ejemplares pequeños y medianos contribuyan con su reproducción durante más años».

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El proyecto afirma además que el paso al arte de cerco «va a evitar las capturas de cebo vivo y las consiguientes emisiones que deben realizarse a tal fin». «El arte de cerco es más eficiente en términos de consumo de combustible, con lo que la realización de las capturas deberá implicar una reducción en las emisiones por parte de la flota pesquera», asegura.

Una actividad pesquera con detractores

A diferencia de otras especies marinas, la acuicultura de grandes atunes no está perfectamente dominada y sigue siendo objeto de una amplia experimentación en varios países para realizar el ciclo completo de cría durante varias generaciones, con el fin de eliminar las capturas en el mar y maximizar los beneficios. Los defensores de la acuicultura de grandes atunes creen que la cría reducirá la presión sobre las poblaciones silvestres. Las organizaciones ecologistas sostienen que el problema no hará más que desplazarse, ya que la presión pesquera se trasladará a los «peces forrajeros» que se encuentran en la base de la cadena alimentaria, con lo que se corre el riesgo de perturbar todo el ecosistema marino.Además, los detractores de este sistema señalan que los atunes sacrificados son exportados a países consumidores, principalmente Japón, lejos de donde se producen, con lo que el transporte está contribuyendo a la emisión de gases de efecto invernadero.

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