Ángel Olaran | Padre Blanco misionero en Etiopía
«Europa necesita a África arrodillada para controlar el coltán y el cobalto»El misionero hernaniarra hablará esta tarde en el Aquarium de Donostia sobre la cruda realidad de Wukro, ciudad etíope a la que llegó hace 30 años
En Wukro una calma tensa reina desde noviembre, cuando se puso punto y final a dos años de guerra. A los disparos les ha seguido ... la pobreza. Una miseria que el padre Ángel Olaran (Hernani, 1938) ha conocido de cerca. Lleva apenas un mes en Gipuzkoa pero ya tiene ganas de volver a Etiopía, donde ha pasado los últimos 30 años de su vida. Hoy dará a conocer la cruda realidad de Wukro a las 19.00 horas en el Aquarium de Donostia con el objetivo de recaudar fondos.
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- ¿Qué situación se ha encontrado en Wukro tras la guerra?
- Ahora mismo es la región más tranquila de Etiopía. Ya no hay soldados, pero casi todas las fronteras interiores están cortadas. Los bancos están cerrados y la ayuda humanitaria llega a cuentagotas. Los alimentos que traen las ONG apenas llegan porque el gobierno ralentiza los trámites. En 18 meses las familias de Wukro han recibido como mucho tres paquetes de ayuda, 15 kilos de trigo y 2 litros de aceite. De higiene nada, ni una sola pastilla de jabón.
- ¿Cuántas personas han muerto durante esos dos años?
- Unas 600.000 personas, aunque podrían ser mucho más, eso no está claro. A eso hay que sumarle cientos de mujeres violadas brutalmente. Han quemado huertas y animales, además de destruir muchos edificios. Ha sido una guerra de dos años que no ha cambiado nada en el país.
- Los jóvenes habrán tenido que luchar en el frente.
- Todos se alistaban al ver lo que les estaban haciendo a sus madres y a sus padres. Otros cogieron las armas obligados. Después de los ataques decían que les dolía el dedo de tanto apretar el gatillo de las ametralladoras. Ha sido muy duro, les daban anís para que perdieran el miedo y muchos no se resguardaban ante los disparos.
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Acto en el Aquarium
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Título Ángel Olaran, una mirada a Etiopía
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Hora y lugar Hoy en el Auditorio del Aquarium de San Sebastián a las 19.00 horas.
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Participantes Ángel Olaran, Nuria Ruíz Cabestany, Maider Arostegi y Regat Lula.
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Invitados Medicus Mundi, Pello Ruíz Cabestany o Jangela Solidarioa, entre otros.
- Lleva 30 años trabajando en la región. ¿Cómo ha cambiado la zona en ese tiempo?
- Cuando llegué las infraestructuras estaban destrozadas y el país lo gobernaba un emperador. La población no contaba gran cosa. Después empezaron a votar a mediados de los 90, pero los 2000 fueron años convulsos. En 2018 comenzaron a impulsar la economía, la educación y la salud. Se produjo un cambio enorme en todas las regiones de Etiopía. Esta evolución se orientó al campo porque el 85% de la población es agrícola. En la educación pasaron de tres a 50 universidades y el hospital de Wukro pasó de un médico a 20. Además, ahora se empiezan a ver personas con coche privado, que pueden ser 12 en toda la ciudad.
- ¿Por qué cree que no se potencia el desarrollo de países con tasas tan altas de pobreza?
- Europa necesita que África se mantenga arrodillada para controlar el coltán, cobalto o el grafito. Eso entra por la puerta grande de Europa, con sobornos varios. En cambio, a las personas que llegan las acogemos con perros y concertinas. Al día mueren 150.000 personas en el mundo por no tener un trozo de pan o una aspirina. No interesa cambiarlo.
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- Los países occidentales se han volcado durante este año con la ayuda a Ucrania. ¿Qué les llega a ustedes?
- Cuando la Unión Europea dice que hay que defender a nuestros hermanos ucranianos esconde que el único interés es mantener allí a la OTAN para defender las fronteras. Cuando Rusia invadió el país se anunciaron millones de euros de ayuda y no necesitaron justificar nada. Nosotros pedimos algo de dinero y nos exigen hasta la última factura. Aquí presentas un proyecto y nadie te asegura que lo vayan admitir. Dos serán atendidos y ocho no.
- ¿A cuánta gente consiguen atender en Etiopía?
- Con el dinero que tenemos llegamos a unas mil personas al mes. 480 huérfanos, ancianos, gente con sida... Se les da el dinero para que hagan la compra y puedan vivir. Los niños tienen una persona que les atiende. Por otra parte, los adultos ganan sueldos de entre 15 y 20 euros al mes, que no les da para vivir.
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- ¿Con 85 años no plantea jubilarse?
- No. No me veo metido en un piso. Mientras tenga fuerza seguiré ayudando a la gente. Hay necesidad, ilusión y acogida. Prefiero estar en Etiopía que en una residencia. Allí siempre habrá alguien que me quite los mocos. Si me dicen que en Hernani voy a vivir cuatro años más, prefiero la vida de Wukro durante cuatro años menos.
- ¿Qué propondrá a quienes se acerquen esta tarde al Aquarium de Donostia?
- Que cambien su mirada. Cuando tomamos una cerveza y se acerca un chico alto, sonriente y hablando euskera, a veces no le miramos ni a la cara. Sentimos que nos está molestando y no somos conscientes lo que ha sufrido para llegar aquí. Lo único que quiere es trabajar y enviar dinero a su familia. No mirarles a la cara les humilla, les destroza. Hemos arrasado África, su gente se ha quedado sin oportunidades y no les compramos ni unos calcetines.
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