Confinamientos a la carta
Un grupo de matemáticos de Tecnun desarrolla un algoritmo para que cada persona mida su grado de exposición a entornos de riesgo de Covid y pueda prevenir la exposición
«Ojalá no sea necesario en el futuro, pero me temo que, visto lo visto, nos tocará repetir» confinamientos o cierres por la transmisión de nuevas variantes del Covid como ómicron que ya ha llevado a algunos gobiernos a suspender actividades no esenciales o a limitar de nuevo la movilidad de sus conciudadanos. Aquí, el elevado nivel de transmisión en esta sexta ola invita a volver a esa senda que reclaman los sanitarios a pie de hospital y ambulatorio, pero que las autoridades se resisten a aplicar de forma generalizada. Para evitar precisamente eso, para que no se confinen ciudades, territorios o países y se frene en seco la economía, matemáticos de Tecnun han desarrollado un algoritmo que permite conocer el nivel de riesgo que tiene cada persona en sus relaciones sociales y prevenir la exposición en determinados ámbitos.
«Se podrían tomar medidas quirúrgicas sobre ciertos grupos con mayor riesgo, por ejemplo», indica. Y todo sin compartir los datos personales con ninguna administración ni base de datos global, explica Xabier Insausti, uno de los investigadores que ha participado en el proyecto. «Según varios estudios, ese fue el principal problema que la ciudadanía observó en el Radar Covid» que se intentó impulsar pero no llegó a fraguar como método de rastreo de contagios. «Nuestro sistema mantiene la privacidad, los datos personales no van a ninguna base de almacenamiento», explica Xabier, que ha diseñado este algoritmo junto a los investigadores del grupo de Principios Matemáticos de Tecnun Marta de Zárraga y Jesús Gutiérrez, y la alumna de Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación, Carolina Nolasco.
La idea surgió hace unos meses, en febrero pasado tras la segunda ola pre y postnavideña marcada también por toques de queda o cierres perimetrales. «Pensamos que se podía mejorar» el sistema de prevención, indica Insausti, y que «las matemáticas podían» ayudar a ello. Comenzaron a trabajar en el algoritmo y ya lo han publicado en la revista Access, de referencia sobre el avance de la tecnología. Eso es lo que les falta ahora. «Que alguien, los gobiernos y alguna empresa, se interesen por el proyecto, desarrollen la aplicación y la impulsen», indica Insausti. Porque la clave del éxito de esta iniciativa es que se utilice masivamente a través de una aplicación en el móvil.
Herramienta
«Bastaría con que cada persona diga su edad, si está vacunada o no, si es de riesgo... para que el algoritmo calcule a través de los contactos que va manteniendo si está en entornos de riesgo y si es recomendable que se confine o que los evite», dice. «Los contactos sociales cambian continuamente sin ni siquiera ser conscientes de ellos y el nivel de enfermedad grave también cambia con la vacunación», indica Marta de Zárraga, que apunta que el algoritmo permite un control «adaptativo de la pandemia» en función de agrupaciones de individuos. Es decir, añade Insausti, puede haber grupos de personas mayores que solo se juntan entre ellos y como están vacunados no hay problema. «El algoritmo les agrupa y les indica que no tienen riesgo», pero puede haber una persona que come en un restaurante, luego va al gimnasio y «le aparece en la aplicación que se mueve en algún entorno de riesgo». Es una herramienta para afinar las medidas de confinamiento o control por los contactos sociales de cada individuo, y no por zonas geográficas de residencia muy amplias.