«Es una alegría verles abrir regalos»
El paso del Olentzero dejó ayer un día repleto de emociones, sobre todo entre los más pequeños al descubrir qué escondían sus paquetes
A las once y media sonó el timbre en casa de Isabel Gil y Antonio Carriols. Sabían que detrás de la puerta esperaban sus tres nietos de 13, 9 y 4 años. «Nerviosos», dice la amona, tras un día de emociones para los más pequeños de su familia, pero «también para nosotros, porque nos emocionamos de verlos tan felices».
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Nada más abrir la puerta, los tres fueron corriendo al árbol donde en Nochebuena habían dejado esperando sus zapatos. «Vienen a media mañana porque antes han abierto sus regalos en casa», cuenta con el bullicio de fondo de una sobremesa que se alarga. «Las navidades con niños son otra cosa, y eso que nosotros siempre hemos sido muy familiares», confiesa.
El Olentzero es más generoso con los pequeños que con los mayores de esta familia tolosarra. «Es que les tiene que dar tiempo a jugar. Los Reyes, con nosotros al menos, son más prácticos».
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Como en casa de Isabel, la escena se repetía en miles de hogares guipuzcoanos en los que algunos pequeños a duras penas consiguieron dormir pensando qué sorpresa les esperaba por la mañana. «Adei, el más pequeño, está encantado con sus libros. Es lo que más le gusta», relata Isabel. «El camping de Playmobil, una cosa para hacer velas, y un Lego para Iune. Y el mayor, Julen... Está como loco. Este año le ha traído la PlayStation. ¡No se lo cree!». ¿Y para los mayores? «Un detallito. Estos días los importantes son ellos. Nos da mucha alegría verles abrir los regalos».
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