«Me dijo en un mensaje que iba a una fiesta y no supe más. Estoy en shock»
«La vida se cebó con ella», lamenta una persona amiga de Aintzane Pujana, que mantuvo el último contacto con la víctima tres días antes de Nochevieja
«Hay veces que la vida se ceba con una persona... Es muy triste». Quien pronuncia estas palabras es alguien que conocía desde hace años ... a Aintzane Pujana. Una persona allegada que está aún conmocionada después de conocer el crimen que ha acabado de forma trágica con la vida de la joven donostiarra de 32 años, con una trayectoria nada fácil. «El día 28 me dijo en un mensaje que iba a ir a una fiesta en nochevieja, no sé más. El día 31 le escribí otro para felicitarle, pero ya no tuve respuesta».
Las incógnitas sobre qué pudo pasar esa noche en la casa rural de Aizarnazabal donde estuvo la víctima y donde, a unos 500 metros, apareció el cuerpo sin vida tres días después siguen abiertas. La Ertzaintza continúa la investigación sobre las circunstancias de este asesinato, pero de momento no se han practicado detenciones. El cuerpo de Ain-tzane Pujana apareció el lunes por la mañana en una zona de matorrales próxima al río Urola y presentaba más de seis puñaladas.
Un crimen atroz que ha dejado en shock a allegados de su entorno, que solo esperan que se esclarezca pronto lo ocurrido y que se detenga al o a los responsables. Una de esas personas, que se muestra aún nerviosa e incrédula por lo ocurrido, explica el último contacto que tuvo con ella y ofrece algunas pinceladas sobre quién era Aintzane. Se conocieron en 2016, y desde entonces han mantenido un contacto periódico aunque no estrecho. «Quedábamos de vez en cuando y nos mandábamos algún mensaje, pero ella no era mucho de redes sociales y de estar atenta del teléfono», indica. El último lo intercambiaron el día 28 de diciembre, cuando le dijo que «iba a ir a una fiesta». No volvió a tener noticias de ella.
Describe a Aintzane como una chica «muy dulce, atenta, para mí era una gran persona», pero asume que tenía «cambios» bruscos «cuando bebía» que generaron situaciones comprometidas. «Ha tenido además mala suerte con algunas personas de las que se ha rodeado», indica. «Alguna vez me dijo que no tenía amigos de verdad», cuenta repasando alguna de las conversaciones que recuerda con ella, donde le escuchaba y le prestaba la ayuda que podía.
Explica que esta donostiarra, residente durante años en el Antiguo, ahora no trabajaba. «Lo ha intentado muchas veces», dice mientras revela que esa situación le llevó a pernoctar en albergues o a acogerle algunos días en su casa. Ahora, al parecer, vivía con la pareja que denunció su desaparición el día 1 de enero, y a la que esta persona allegada no conoce. «Parecía que estaba en una etapa como de estabilidad», afirma.
«Había gente que no le conocía de verdad, para mí tenía un corazón enorme, le gustaban por ejemplo las manualidades, era muy buena haciéndolas, con abalorios y cosas de esas», apunta como detalle, y sin poder explicarse aún este final inesperado. «No sé cómo fue, pero ella seguro que habría intentado defenderse», dice apelando a su carácter y en espera de que la investigación resuelva el crimen, de cuyos detalles prefiere estos días mantenerse algo alejado. «Es muy triste, yo he perdido gente a mi alrededor, pero algo de esta manera te marca», asegura.
El asesinato de su amiga Aintzane Pujana lo ha hecho. Se queda con la persona que conoció de cerca y con «la conciencia tranquila» de haberle ayudado en lo posible, dice. «La vida no ha sido justa con ella».
El relato de este allegado alumbra una pequeña parte de quién era esta donostiarra. Y ahora está en manos de los investigadores esclarecer qué le ocurrió ese día o aquella noche en la fiesta, en la que al parecer sí participó. «Era una amiga de unos inquilinos», aseguraba también ayer en conversación con este periódico la dueña del establecimiento, que pedía «respeto» hacia su actividad y su persona y reclamaba esperar a que la Ertzaintza averigüe quén o quiénes son «los criminales».
Bajo secreto
El secreto decretado por el juez sobre las diligencias de investigación no ha permitido conocer hasta ahora detalles sobre en qué momento, en qué lugar y cómo se perpetró este crimen que ha sacudido este arranque de año en Gipuzkoa. Las fuentes consultadas insisten en que todas las hipótesis continúan abiertas. Pero, conocido además el último mensaje que envió la víctima a esta persona allegada, todo apunta a la fiesta que se celebró en la casa.
En ella participaron una veintena de personas, al parecer procedentes de varios municipios de Urola Kosta, que alquilaron el establecimiento esa última noche del año. La Ertzaintza, según confirmaron fuentes próximas a la investigación, intervino sobre las 3.30 horas de esa madrugada e identificó a un total de 20 personas por incumplir la normativa sanitaria, al superar el límite de reunión permitido y al no llevar mascarillas. Aintzane Pujana no estaba entre ellas.
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