El Papa, un aliento contra el cáncer
Un grupo de guipuzcoanas afectadas por el cáncer de mama y ginecológico visitaron el Vaticano
Ion Fernández
Martes, 28 de junio 2016, 07:31
«¡Oye! ¿Y por qué no vamos a ver al Papa?», les comentó el pasado diciembre Izaskun Fernández a tres compañeras también afectadas por el cáncer de mama y ginecológico. María Jesús Mateos, ésta ya curada de la enfermedad, Natalia Neira y Elena Alvarez de Eulate se tomaron en broma esta sugerencia. «Tú estás chalada. ¡A dónde el Papa vamos a ir!», le contestó la última de ellas. Las cuatro acababan de terminar un encuentro con el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, para entregarle más de 3.000 firmas que avalaban que se le concediera la Medalla al Mérito Ciudadano a Katxalin, la asociación de mujeres afectadas por estas patologías. No tardaron mucho en repensarse la propuesta y en marcarse el objetivo de ir al Vaticano para conocer a Su santidad.
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Elena Alvarez de Eulate se dio prisa en poner en marcha el proyecto. Su primer paso fue ir a la Diócesis de San Sebastián. «Buscaba que nos ayudaran, porque no queríamos ir allí y ver al Papa Francisco desde la distancia, queríamos estar con él», explica. Así, se reunió con el obispo José Ignacio Munilla, a quien le pareció interesante la idea. El 7 de enero, el mismo día que supo que le habían concedido a Katxalin la insignia donostiarra, regresó con sus tres amigas a ver al religioso, «una persona que en todo momento nos ha tratado con mucho cariño y dedicación». Él les confirmó que, tras hacer unas llamadas, había conseguido audiencia con Su santidad para el 22 de junio.
Comenzó así el proceso para organizar un viaje de cinco días, de lunes a viernes. Crearon un grupo de Whatsapp y constataron la asistencia de un total de 55 personas, 14 de ellas afectadas por el cáncer de mama y ginecológico, y el resto familiares y amigos, una expedición a la que se sumó el obispo. Cogieron el hospedaje en un establecimiento regentado por monjas, situado a tres kilómetros del Vaticano, y los billetes de avión a Roma desde Santander, hasta donde se desplazaron en autobús desde San Sebastián. Para el regreso, prepararon el mismo itinerario.
Cinco días en Roma
Aterrizaron en la capital italiana el pasado lunes, una jornada que aprovecharon para asentarse. El martes realizaron una visita panorámica a Roma por la mañana y por la tarde dispusieron de tiempo libre para que cada uno visitara lo que quisiera. Y el miércoles llegó el gran día. «Hacía mucho calor y ninguna nube, como durante todo el viaje», relata Elena. La audiencia era a las 10.00 horas, en la plaza de San Pedro, donde «había una multitud de gente de todas partes del mundo. Gracias a las negociaciones del obispo Munilla nosotros tuvimos un lugar privilegiado, en el altar mayor».
Solo las cuatro organizadoras pudieron estar en la audiencia con el Papa Francisco, al que le obsequiaron con dos regalos: un lacito rosa de bisutería elaborado por Elena y un cáliz en el que grabaron 'Mujeres afectadas de cáncer de mama y ginecológico de Gipuzkoa'. «Nunca había comprado uno y son caros, pero es lo que nos recomendaron, porque el cáliz lo envían a las misiones, mientras que un cuadro lo cuelgan y solo sirve para que le quiten el polvo», confiesa la afectada por el cáncer, que reconoce que estaba «muy emocionada, por lo que no le pude decir ni una palabra. Con verle en persona y besarle el anillo fue suficiente, algo que pudimos hacer a pesar de que había muchos controles para evitar actos terroristas». Su santidad «nos bendijo y nos trasmitió todo su apoyo para combatir esta enfermedad. Se trata de una persona que transmite mucha paz».
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Una vez finalizada la audiencia, el grupo al completo visitó la basílica de San Pedro, la capilla Sixtina y los museos vaticanos. Al día siguiente, se celebró una misa en la basílica de la iglesia de Gesú, donde está enterrado San Ignacio de Loiola, patrón de Gipuzkoa. Allí, los presentes cantaron el 'Himno de San Ignacio'. Esa misma tarde tuvieron libre, y el viernes regresaron a casa.
De vuelta en San Sebastián, Elena reconoce que «todos los que fuimos hemos cumplido un sueño». A ella le diagnosticaron el cáncer en 2011 y confiesa que «nunca he sido muy religiosa, pero cuando te dicen que tienes esta enfermedad te horroriza, y te acabas apoyando en la familia y también en la religión». Así, ella y el resto de la expedición con esta visita al Papa cumplen una experiencia que no olvidarán.
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