A la carrera por ser los primeros en probar la nueva estación de autobuses de Donostia
Los usuarios se mostraron «satisfechos» con la nueva terminal y muchos se quisieron hacer la foto, aunque «hay cosas por mejorar»
IRAITZ VÁZQUEZ
Domingo, 7 de febrero 2016, 09:15
Eduardo García tuvo el honor ayer de ser el primer viajero en utilizar la nueva estación de autobuses de San Sebastián. A las 4.25 horas pisó la terminal, minutos después de que se abriera la puerta por primera vez para recibir a los usuarios. Los cuarenta años de espera para que la capital guipuzcoana contara con una parada a su altura, por fin terminaron. Y la primera impresión que se llevó este donostiarra no pudo ser mejor: "Por lo menos aquí no pasaremos frío y no nos mojaremos", señalaba ilusionado por ser el primero en inaugurar el moderno complejo situado a la orilla del Urumea.
"Cualquier pueblo tiene una estación mejor de lo que teníamos antes. Ya era hora de contar con algo así", reclamaba con vehemencia Eduardo, mientras no paraba de observar cada rincón de la Estación de Autobuses de San Sebastián su nombre oficial. Por cinco minutos, no pudieron disfrutar de ese orgullo Jose Manuel Uria y su hija Naihara: "Sabíamos que se inauguraba hoy y hemos venido pronto para ver si éramos los primeros. Pero no ha podido ser". A las cuatro y media de la mañana los viajeros llegaban con una sonrisa impropia para esas horas intempestivas: "¿No he sido la primera? ¡Qué pena!", se lamentaba una mujer que hizo guardia a la espera de la apertura de las puertas. Pero el honor, las entrevistas y las fotografías se las llevó Eduardo.
Todos ellos aguardaban la llegada del autobús de Lurraldebus que a las cinco de la mañana les llevaría hasta el aeropuerto de Loiu. Y por fin a las 4.46 horas hizo su aparición el primer autocar en la terminal. La prueba del algodón. Una maniobra que siguieron con especial atención la concejala de Movilidad del Ayuntamiento de San Sebastián, Pilar Arana, y Javier Etxarri, gerente de la estación. La dársena número ocho fue la elegida por la conductora del autocar, que tuvo algún problemilla que otro para aparcar el vehículo: "Es demasiado estrecho y me habéis puesto muy nerviosa", fueron sus primeras palabras, algo abrumada por la presencia de los medios de comunicación.
En ese instante, el semáforo verde colocado en la parte superior de la puerta de acceso a las dársenas dio permiso a los primeros pasajero para que accedieran al autobús. Un momento relevante en la historia de la ciudad y que ninguno de ellos quiso dejar pasar por alto: "¿Me puedes sacar una foto?", se preguntaban unos a otros. Poco a poco fueron accediendo al autobús los siete primeros viajeros de la moderna estación, entre los que se encontraba Peter, un piloto de Vueling, que se mostraba encantado, ya que "desde casa ahora tardo tres minutos, aunque tengo que asegurarme de dónde están las taquillas".
A las cinco en punto de la madrugada encendió los motores el autobús. Si la maniobra de entrada fue algo dificultosa, la de salida tampoco fue para menos. La conductora realizó la maniobra de manera equivocada y cogió la rotonda de la chimenea central que distribuye el tráfico de entrada y salida de autobuses en sentido contrario, para enfilar a la rampa de salida de Federico García Lorca. "Son pequeños detalles que tendremos que ir aprendiendo", comentó Arana, tras ver la maniobra.
«Es una alegría»
Mientras la mayor parte de la ciudad dormía, el ajetreo en la estación soterrada era cada vez mayor. Ya solo quedaba esperar la entrada del primer autobús con viajeros. Aunque desde el Ayuntamiento en un primer momento se informó que sería a las cinco y media de la mañana, se tuvo que esperar hasta las 6.21 horas, hasta que el autocar de Billman Bus procedente de La Manga y con destino Irun entró en las dársenas. Amaia Bernaola y Miguel Bueno arribaban a San Sebastián cansados por el largo viaje, pero conscientes de que vivían una oportunidad única: "Es una alegría que por fin se haya estrenado la estación de autobuses", señalaba Miguel.
Aunque ya conocían la noticia. Los responsables de la compañía les habían avisado en Valencia de que le llegada no sería en la plaza Pío XII. Una circunstancia que en principio no afectaba a Milagros García, aunque por culpa de una cabezadita acabó conociendo la terminal: "Mi destino era Pamplona, pero me he dormido y para cuando me he enterado estábamos aquí. Me ha causado buena impresión. Ahora me tomaré un algo en la cafetería y cogeré un autobús a Pamplona", explicaba.
Una cafetería que subió su persiana a las 6.50 horas. Aunque fue inaugurada el pasado viernes, ayer también pasó su particular prueba de fuego. "Estamos empezando. No conocemos bien el sistema del ordenador. Pero bueno, ya nos iremos haciendo", era el comentario de uno de los camareros mientras no daba a basto en sacar cafés a todos los viajeros que esperaban la salida de su autobús.
Para Marta Cadenas también era el primer día en su nuevo lugar de trabajo. Para las seis de la mañana comenzó a colocar cada periódico en su lugar correspondiente aunque "ya hemos comenzado con mal pie porque me los han dejado en el quiosco de la estación, donde estábamos antes. Iremos aprendiendo", confesaba con cierta alegría Cadenas.