Unos 1.200 inmuebles en Gipuzkoa tienen que adaptar sus calefacciones centrales
Solo quedan exentas las comunidades que hayan presentado a Industria un informe que acredite que el ahorro energético al individualizar el consumo es inferior al 15%
¿Cuántas horas está puesta la calefacción central en su casa? ¿Tiene que abrir incluso las ventanas de vez en cuando porque hace demasiado calor? ... La pérdida de calor, y de dinero, que supone en muchas comunidades de vecinos mantener temperaturas demasiado elevadas durante la mayor parte de horas del día tiene los días contados. Miles de edificios en Gipuzkoa llevan años adaptando los sistemas de calefacción para hacerlos más eficientes e individualizar la gestión de los consumos y con ello los costes, pero ahora esa adaptación tiene una cuenta atrás obligada marcada por Europa. La norma, que marca plazos, excepciones y abre la posibilidad a sanciones, exige que todas las viviendas con sistemas de calefacción central individualicen los consumos, salvo excepciones. Y, según el Departamento de Industria, en Gipuzkoa hay 1.200 edificios con calefacción central aunque no cuantifica cuántos de ellos faltan por adaptar su sistema. El tiempo apremia para que antes de 2023 la renovación de las instalaciones esté hecha.
El responsable del Área de Eficiencia Energética en Terciario del Ente Vasco de la Energía (EVE), José Manuel Borque, explica que esta normativa parte de una directiva europea sobre eficiencia energética que, «tras varias advertencias», el Gobierno español traspuso el año pasado y Euskadi incluyó en su decreto 254/2020 sobre sostenibilidad energética. En Euskadi, hay miles de viviendas que «por edad» –año de construcción– disponen de calefacciones centrales, aunque la mayoría desde 1998, cuando se modificó el Reglamento de Instalaciones Térmicas en edificios (RITE), ya han ido adaptando sus instalaciones, en función del sistema que disponen, o por columna o de anillo.
«Lo primero es presentar un informe del mantenedor o instalador» ante la delegación de Industria, explica Borque. En él, se dictamina si es o no «técnicamente posible», y se realiza un cálculo del plazo de amortización de la inversión. Quedan exentas del cumplimiento de la norma aquellas comunidades con sistemas que técnicamente no puedan adaptarse, o las que requieran una inversión económica excesiva que no pueda amortizarse con el ahorro en el plazo de 6 años, determina el decreto vasco, que amplía en dos ese margen respecto del estatal.
La renovación no es obligada si técnicamente no es viable o si el plazo de amortización supera los seis años
El plazo para realizar y presentar este informe comenzó a contar el pasado año, y depende de las zonas climáticas. En Gipuzkoa, que se divide en dos, acaba de concluir. Las comunidades en zona E, los municipios del interior que están a más de 450 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo tramitaron el pasado año. Y en la zona D, más próxima a la costa, las de menos de 20 viviendas, agotaron el plazo en verano, mientras las de más de 20, lo hicieron el 1 de diciembre. Ahora, tras la valoración de Industria, «tienen 15 meses» para realizar la adaptación.
Ese cálculo sobre la «viabilidad técnica de la instalación» y sobre el «porcentaje de ahorro –al menos un 15%– respecto al coste de adaptar la instalación» es el «elemento crítico» de un informe que, desde Instagi, la asociación de instaladores en Gipuzkoa recomiendan que se realice por empresas competentes con el fin de que sea «objetivo». Alex Bouzas, asesor técnico de Instagi, explica que los mecanismos de adaptación buscan un «equilibrio» y un «reparto equitativo» entre todos los propietarios en la factura final, que se divide en dos: un fijo por el mantenimiento y el variable con los consumos de cada casa.
Claves
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¿Qué establece la normativa? Antes de 2023, los edificios con calefacción central deben adaptar sus instalaciones para individualizar los costes y ahorrar energía. El Gobierno Vasco adaptó el pasado año la norma estatal, trasposición de una directiva europea.
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¿Cuál es el objetivo? Es el ahorro y la eficiencia energética en instalaciones de calefacción centralizada
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¿A quién afecta? A los edificios que no cuenten con contadores de calor o medidores individualizados.
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¿Hay excepciones? Sí. El Departamento de Industria, en cada delegación territorial, decidirá sobre cada inmueble. Un instalador debe realizar un informe sobre si es técnicamente posible y un cálculo sobre la rentabilidad económica. Según la norma vasca, la inversión tiene que amortizarse en 6 años, y el ahorro energético previsto ser superior al 15%.
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¿Qué deben hacer las comunidades? Pedir a un instalador que elabore un informe del presupuesto y la rentabilidad económica que genera la nueva instalación. Este debe presentarse en la delegación territorial de Industria. Gipuzkoa se divide en dos zonas climáticas. En la D, zonas de costa a menos de 450 metros, el plazo para presentar ese informe para edificios de más de 20 viviendas fue el 1 de diciembre. Para las de menos expiró en febrero.
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¿Cuándo hay que hacer la instalación? Antes de 15 meses desde la elaboración del informe.
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¿Cuánto cuesta? Es muy variable, depende del tipo de distribución del agua de la calefacción central que tenga cada edificio. Los de anillo o los de columna.
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¿Qué ahorro supone? Puede ser entre el 15% y el 30%. La temperatura ideal es de 21 grados. En invierno puede estar a 22 o 23. Según la OCU, la factura puede reducirse en unos 200 o 250 euros anuales por vivienda.
«Hay personas que igual solo la aprovechan y la encienden por la noche tras llegar del trabajo, otros que están todo el día en casa... Se puede hacer un consumo más ajustado, cerrar o abrir, para ahorrar energía», indica Bouzas.
Los elementos para regular esa temperatura de forma individual y para controlar los consumos dependen del «diseño» de la instalación de cada edificio, pero son fundamentalmente de dos tipos. En calefacciones de columna, que «suben en vertical» desde la caldera por un punto de la casa, hay que poner «repartidores de coste» en cada uno de los radiadores que hay en la vivienda, pueden ser entre 6 y 10, explica el asesor técnico de Instagi. Estos miden el consumo a través de la diferencia térmica entre la superficie del radiador y el ambiente, y determinan cuándo está encendido y cuándo no. «Cuanta más diferencia de temperatura, mayor energía aporta el radiador».
Y en caso de sistemas de anillo, donde una tubería entra en cada vivienda, se colocan «contadores de energía térmica» en el cuadro que suele estar en la escalera, por el que pasan todos los tubos que llevan el calor a las viviendas.
Además, esta individualización de la calefacción se completa con válvulas termostáticas en los radiadores, con las que incluso se puede programar cuándo encenderlos o no. Y permiten, por ejemplo, cerrar el de alguna habitación que no se utiliza.
Según la instalación, el consumo se individualiza con repartidores de coste en los radiadores o contadores de energía
A esta instalación, también se añaden algunas adaptaciones en la sala de calderas, como «bombas de caudal variable para optimizar el sistema...», explica Borque, que estima la horquilla de coste entre 700 y 1.500 euros.
Factura
La lectura de los datos de consumos de los medidores se realiza de forma remota, y se envía de forma automática a unos receptores centralizados, y a partir de ahí se remiten las facturas correspondientes a cada vecino. Una parte será el gasto fijo por la disposición del servicio, y otra será variable en función de los consumos. «Se intenta un reparto equitativo, un 50-50 o 40-60 entre uno y otro, de tal forma que quien no consume porque no habita en la casa siempre pague también un fijo», indica Bouzas.
En ese equilibrio influyen también las 'pérdidas de calor' que sufran las viviendas, normalmente por falta de aislamiento en paredes o ventanas, claves para lograr esa eficiencia energética en los inmuebles y que desde hace 20 años también está regulado por ley para las nuevas construcciones. «Cuando se hacen los cálculos de ahorro se tiene en cuenta si hay viviendas en las que no reside nadie, que pueden mantenerse a temperatura ambiente», indican los técnicos.
Conciencia energética y evitar robos de calor
La individualización de los costes de calefacción genera, no solo el ahorro energético, sino un cambio de chip en los consumidores, que «aumentan su conciencia energética» y modifican «el uso» de los sistemas. Así lo concluye un proyecto recogido en la guía elaborada por Instagi y Eraikal con la colaboración del laboratorio para el control de la calidad de la edificación del Gobierno Vasco. Agustín de Lorenzo, responsable de este laboratorio, advierte sobre los resquicios que se dejó atrás esta normativa, y que a su entender son fundamentales para un reparto «equitativo y justo» de gastos y un ahorro energético. Recuerda que es preciso evitar «el robo de calor» que puede suponer a las viviendas contiguas el hecho de que una no encienda sus radiadores, si estas no están aisladas, como ocurre en la mayoría de las que son antiguas. «Las casas tienen que estar preparadas para este tipo de contadores individuales», indica. Y es preciso «estudiar el conjunto el edificio para evaluar» ese reparto de los consumos y de los gastos.
De Lorenzo recuerda que una vivienda, aunque no esté habitada, debe tener una «temperatura de crucero» en torno a 16 o 17 grados para evitar «patologías» como «condensaciones por falta de condiciones ambientales», y el robo de calor entre las viviendas que sí mantienen una temperatura adecuada y las que se aprovechan del 'calor' de sus vecinos. «Lo primero que habría que hacer es aislar el edificio para que no haya fugas», recomienda como medida para lograr «una gestión eficiente» de la energía térmica.
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