¿Por qué nos gusta tanto el chocolate?

Esta semana se celebra el Día Internacional del Chocolate, probablemente uno de los alimentos que más adeptos tiene en el mundo. ¿Por qué?

Ane Bergara

Jueves, 4 de septiembre 2025, 07:26

Las laderas de las selvas de Centroamérica y Sudamérica escondían un gran tesoro. Cuando los españoles desembarcaron allí vieron cómo los indígenas cultivaban plantas de cacao, un producto que consideraban un regalo de los dioses y que incluso usaban como moneda.

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Cuentan que fue Hernán Cortés quien llevó los primeros granos de cacao a España en 1519 y que ese fue el origen de la expansión de este producto. Se cree que fue en el Monasterio de Piedra, en España, donde se preparó por primera vez chocolate a la taza en Europa, añadiendo azúcar, canela y vainilla. Inicialmente, era consumido como bebida y, posteriormente, fue transformado con la adición de leche y especias.

Fue a partir del siglo XIX cuando se empezó a fabricar de forma sólida y es Joseph Fry quien tiene el honor de producir la primera barra de chocolate, en el Reino Unido en el año 1847. Rudolphe Lindt desarrolló aquella idea y la mejoró y fue Henri Nestle quien lo mezcló por primera vez con harina lacteada para que un trabajador de la casa Nestlé, Daniel Peter, inventara el chocolate con leche al añadir leche condensada al cacao.

Hoy en día, con leche, blanco, con frutos secos, con un gran porcentaje de cacao… El chocolate lo podemos encontrar de 1.000 maneras y gusta a casi todo el mundo hasta un punto que roza lo adictivo.

Pero, ¿qué tiene el chocolate para que guste tanto y a tanta gente? Este éxito no es subjetivo, sino que se basa en una combinación de factores biológicos, químicos, emocionales y culturales.

Efectos en el cerebro

Por un lado, su consumo genera unos efectos en el cerebro: provoca la liberación de determinadas sustancias químicas que influyen en nuestro estado de ánimo. La teobromina y la cafeína son suaves estimulantes que aumentan la energía y el estado de alerta. La feniletailamina genera sensación de bienestar, el triptófano ayuda a producir serotonina, que es un neurotransmisor asociado a la felicidad, y la anandamina es un compuesto que produce sensaciones placenteras. Esto es lo que sucede a nivel químico en el cerebro.

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Además, cabe destacar que el cerebro humano encuentra irresistible la combinación entre grasa y azúcar y la combinación de estos dos ingredientes activan el llamado sistema de recompensa, liberando dopamina, que nos hace sentir bien y nos motiva a repetir la experiencia.

Efectos en nuestra boca

La textura y el sabor del chocolate hacen que guste de manera casi universal. Tiene una textura suave y cremosa que tiende a derretirse en la boca. Además, su complejo sabor, que mezcla lo dulce con lo amargo, contribuye a estimular varios sentidos a la vez.

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Se asocia a algo especial

Además, lo adquirido también tiene cierta relevancia en la pasión global por el chocolate. Desde que somos niños lo hemos asociado a premios, recompensas, fiestas de cumpleaños, días especiales, también más en etapas más adultas a momentos de consuelo o cariño, con lo que a la hora de comer chocolate también juegan las emociones.

Esa pasión global por el chocolate y ese placer que produce comerlo invitan muchas veces a pensar si es realmente adictivo. Pues bien, sí que hay algunos estudios que determinan que puede llegar a generar algún tipo de dependencia leve por el efecto que tiene en los centros de placer del cerebro. Pero tranquilos, está lejos de ser una adicción similar a la que puede provocar una droga, aunque sí que puede llegar a producir una sensación de deseo fuerte.

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