«Pensé que no iba a poder votar pero he venido justo a tiempo»

La rutinaria tranquilidad que se respiraba en la sala delataba a los últimos ciudadanos que votaban a contrarreloj. «Los plazos no dependen de ti y encontrar el hueco para poder venir a votar no es fácil», comentaba mientras esperaba ser atendida.

En la cola de espera también se encontraba Ane Álvarez, que votó este viernes por primera vez de manera no presencial. Se aseguró de haber introducido correctamente todos los documentos requeridos, para que su voto no quede invalidado el domingo. «Vivo fuera de Donosti y justo llegué este viernes, pensé que no iba a poder votar pero, como me han dicho que han extendido el plazo, he venido justo a tiempo», confesaba. «En mi entorno, familiares y amigas de la cuadrilla que viven fuera también han votado mediante Correos».

La última votante en ejercer el derecho al voto por correo ejercitó este viernes su obligación cívica. Lo hizo antes de que a las dos de la tarde finalizara el plazo ampliado acordado por la Junta Electoral para que no quedase ningún sufragio por contar.

Los 2,6 millones de papeletas por correo en toda España revelan el fenómeno más novedoso de la campaña electoral. La protagonista en cuestión es de Girona, se llama Melero Díaz, tiene 33 años y veranea estos días con su familia en Donostia. Había pedido el voto hace una semana, la papeleta le llegó el jueves y tramitó este viernes el asunto en la oficina principal de Correos de la calle Urdaneta.

Es la primera vez que vota por correo. «Estoy de vacaciones con mis padres. No sigo mucho la política, pero esta vez me parece importante votar teniendo en cuenta a lo que nos enfrentamos», asegura.