EH Bildu recobra sus grandes bastiones en Álava con un PNV en retroceso

Por el contrario, el severo 'castigo' de los electores alaveses al PNV el 28-M, cuando obtuvieron 8.118 papeletas menos que en 2019, se ha visto reflejado en la pérdida de siete makilas en todo el territorio histórico, aunque todavía conservan 25 de 51 y, de esta manera, sigue siendo el partido que más poder concentra. Pero si se analizan las urbes más pobladas, sólo controlarán Amurrio y Legutio –donde arrebatan su bastión a la izquierda abertzale– por cinco que tenían en 2019.

Además, la jornada de constitución fue una concatenación de ingratas sorpresas para la formación jeltzale. Los independientes de Aiara Batuz decidieron apoyar a Pruden Otegi, de EH Bildu, para que sea alcalde de Ayala en detrimento de Gentza Alamillo; en Oion finalmente recularon y no presentaron candidato, y en Labastida se cumplió la «orden» del Araba buru batzar (ABB) para dejar gobernar al PP de Daniel García, pero sus tres concejales 'rompieron' con el partido en cuanto acabó la sesión.

El principal beneficiado de la alianza PNV-PSE en Álava fue la formación de Eneko Andueza. Los socialistas recuperaron doce años después el poder en Vitoria con Maider Etxebarria, donde también recibieron el apoyo 'gratis et amore' del PP como había prometido Carlos Iturgaiz, y garantizaron su continuidad en Iruña de Oca. Los de Andoni Ortuzar sólo pudieron beneficiarse en Legutio.

Teniendo en cuenta a quienes viven fuera de Vitoria, casi 81.000 personas, EH Bildu gobernará sobre la mitad de ellos. Y es que se encuentra en una innegable fase de crecimiento tras su fundación hace doce años. Ayer se certificó su primera alcaldía en la cuadrilla de Montaña, Lagrán, y continúa con su expansión en Rioja Alavesa. Hace cuatro años obtuvieron prácticamente de rebote la alcaldía de Samaniego y ahora, además de retener esa 'makila', suman Oion, el municipio más poblado de la comarca. Todo esto en plena batalla nacionalista por hacerse con el control del vino. Un asunto sobre el que ni mucho menos pasó de puntillas el nuevo regidor oyonés, José Manuel Villanueva, que pocos minutos después de prometer el cargo apuntó que brindaría con vino de la comarca y «espero que pronto sea de Viñedos de Álava», afirmó en referencia a la iniciativa rupturista de los bodegueros de ABRA que permanece bloqueada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

El PP se queda con el mismo número de alcaldías que en 2019, cuando fueron víctimas de una depresión generalizada, pero de diferente peso. Han perdido Navaridas, un núcleo de apenas 200 habitantes, y ocho años después han recuperado Labastida, uno de los principales puntos neurálgicos de la comarca vitivinícola. Es innegable que les dolió que el PNV les arrebatase el poder en Laguardia, donde habían sido los más votado hace tres semanas. Los ediles conservadores resultaron determinantes para los nacionalistas en Kuartango, Bernedo y Zigoitia, y su apoyo será fundamental para sacar adelante proyectos en estos municipios.

Los independientes, por su parte, tendrán una alcaldía menos que en 2019 y eso que han retirado candidaturas en dos municipios donde gobernaban, Zambrana y Berantevilla. Sin embargo, se han hecho con el poder en Ribera Baja.