Un centroizquierda muy concurrido

Urkullu no está dispuesto a dejar a sus rivales la bandera socialdemócrata y se resiste a que le tilden como conservador

Alberto Surio

San Sebastián

Sábado, 27 de junio 2020, 08:05

El 12 de julio se renueva el Parlamento de Euskadi pero también se dilucida la orientación del nacionalismo vasco y la compleja relación de ... fuerzas que encierra su previsible hegemonía política. Iñigo Urkullu librará ese día con Euskal Herria Bildu un pulso no solo por la primacía en el abertzalismo, sino también por su sesgo ideológico en el eje convencional derecha-izquierda. Se trata de una disputa sobre el pasado, sobre el presente y también sobre el futuro. La campaña electoral se ha abierto con esta batalla de fondo con un fuerte tinte socialdemócrata. Y es que ahora casi todos corren por esa banda. Sobre todo tras la crisis sanitaria por el Covid-19. Soplan vientos de intervención pública para evitar el naufragio. Euskadi no es una excepción.

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Urkullu resaltó ayer que en esa recuperación por la que aboga «no habrá recortes». Fue directo. Aviso a navegantes, que, lógicamente, intenta achicar el espacio al discurso de izquierda de EH Bildu, que pretende la erosión del PNV por ese flanco social. El candidato jeltzale visitó por la mañana el parque de Pagoeta, en Aia. Allí lanzó un mensaje ecologista. A primera hora, en una entrevista en Radio Euskadi, había vuelto a defender la vía pactista para hacer 'nación' desde la pluralidad y había precisado que «no le temblaría la mano» en exigir responsabilidades políticas si de la investigación del caso del derrumbe del vertedero de Zaldibar se derivase que fueran necesarias. El candidato jeltzale auguraba tres años para lograr la recuperación.

Sus intervenciones de ayer -la primera medioambiental y la segunda con jóvenes en Bilbao- revelan que el PNV no está dispuesto a dejarse encasillar en el espectro conservador, un tanto estigmatizado en una parte de la sociedad vasca; que quiere jugar también la banda del centroizquierda y que no está por la labor de regalar la pátina progresista y socialdemócrata a sus rivales. «No tengo ningún complejo ante los que se dicen de izquierdas y nadie me va a dar lecciones de redistribución de la riqueza», indicó Urkullu. Más claro, agua.

Iriarte centrará su duelo con Urkullu, al que quiere presentar como el candidato conservador que defiende el estatu quo

Elkarrekin Podemos no está dispuesto a dejar a EH Bildu la bandera del «derecho a la verdad» sobre derechos humanos

Pero el arranque hacia el 12-J sirve a EH Bildu para reforzar una identidad de 'relevo'. La izquierda independentista cree que ha llegado la hora de sustituir al PNV del poder y, por eso, no solo insiste en asociarlo a un profundo conservadurismo sino también a la ineficacia en la gestión de los asuntos públicos. Para ello, buscan la confrontación directa con Urkullu, al que presentan como paladín del estatu quo, alejado de problemas sociales como, por ejemplo, el lacerante de la precariedad del empleo y de la vivienda para los jóvenes. Lo denunció así Maddalen Iriarte en el barrio donostiarra de Benta Berri, con propuestas-estrella: 33.000 nuevos empleos, 1.200 euros como nuevo salario mínimo, 11.000 pisos de alquiler y semana laboral de 35 horas. Esa va a ser la línea de campaña: cuestiones sociales que interpelan al lehendakari. A los dirigentes de EH Bildu les ronda por la cabeza la hipótesis de una abstención récord. «Trastocaría todos los pronósticos», confiesa Arnaldo Otegi.

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Elkarrekin Podemos llevó ayer a la Paloma de la Paz de Sagüés, en San Sebastián, una ofrenda de flores en homenaje a las víctimas de la tortura. Su candidata a lehendakari, Miren Gorrotxategi, y la nueva coordinadora morada de Euskadi, Pilar Garrido, reclamaron «memoria, justicia y reparación». Hablaron del «derecho a la verdad». En Elkarrekin Podemos no parecen dispuestos a que EH Bildu, con la mochila del pasado, le dé lecciones éticas sobre el respeto a los derechos humanos. Es un tema bien sensible que provoca chispazos.

El símbolo de Miramón

Los socialistas son conscientes de que el territorio del centroizquierda empieza a estar muy concurrido, pero aseguran que ellos representan el programa genuino, alejado de la confrontación y que apuesta por los acuerdos para reconstruir el país. Para ello Idoia Mendia y Eneko Anduezaeligieron un enclave de gran simbolismo: el parque tecnológico de Miramón, un emblema de la capacidad de innovación de Gipuzkoa que, a su juicio, visualiza la apuesta de futuro para no perder el tren. Los socialistas creen que la emergencia sanitaria ha dejado un poso profundo y que la ciudadanía está en esa onda constructiva de ofrecer propuestas, lejos de los insultos. Por la tarde, con la visita del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tocan la otra clave: la movilización del electorado del PSOE.

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Carlos Iturgaiz volvió a su patria chica, la Margen Izquierda, para lanzar en Sestao, frente al icono de Altos Hornos, un proyecto para convertir de nuevo al territorio en un «enjambre industrial», con un plan de 400 millones de euros, con ayudas al comercio y la hostelería, y bonificaciones empresariales para la contratación de trabajadores. La crisis tras la resaca de la pandemia lo inunda casi todo y los discursos, hasta los más duros, empiezan a templarse fruto de la necesidad.

El pulso PSOE-BNG por la segunda plaza inquieta en Ferraz

Todas las encuestas son bastante coincidentes y apuntan una contundente victoria electoral del presidente de la Xunta de Galicia y candidato del PP a la reelección, Alberto Núñez Feijóo. Pero las luces de la inquietud se han encendido en la sede del PSOE de la calle Ferraz de Madrid por el abierto pulso que libran los socialistas con el BNG por la segunda plaza. Según los sondeos, los nacionalistas capitalizan el desgaste de Podemos y de Mareas, mientras que el candidato del PSOE, Gonzalo Caballero, no avanza y se estanca. En Ferraz se cree que perder este segundo puesto sería un serio revés después de que los socialistas recuperasen en 2019 las alcaldías de Coruña, Ferrol y Santiago.

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