La alianza con Cs no le asegura al PP mantener el segundo escaño por Gipuzkoa

Con los apoyos recibidos hace tres meses, el PP se quedaría en siete escaños en el próximo Parlamento Vasco, dos menos que los logrados en 2016. Perdería uno de los dos que tiene por Gipuzkoa y uno de los cinco por Álava, manteniendo los dos por Bizkaia. La suma de los votos de Cs no serviría a los populares para ganar ni un representante más, ya que el principal rival ahora del partido que dirige Alfonso Alonso es Vox, que también en Euskadi logró más apoyos que los liberales en las últimas elecciones. De hecho, según esos resultados, Vox conseguiría entrar en la Cámara con un diputado por Álava.

No obstante, la trasposición de resultados de unas elecciones a otras hay que tomarla con todas las cautelas, ya que el comportamiento de los electores difiere según el tipo de elección que sea y muchos no votan lo mismo en unas autonómicas que en unas generales,

En cualquier caso, la eventual suma de PP y Cs no se presenta estéril. En Gipuzkoa la entente se quedaría a apenas 293 votos de mantener el segundo diputado, un reto asumible teniendo en cuenta que el centroderecha mantiene en el territorio el respaldo de cerca de 35.000 personas (23.619 el PP, 7.274 Vox y 3.824 Ciudadanos).

Más allá de la suma estrictamente aritmética, el objetivo de la coalición, expresada por los propios dirigentes populares, es volver a reagrupar en una única marca electoral todo el espacio conservador constitucionalista, que antes aglutinaba el PP y que ahora se ha divido en tres partidos tras la irrupción de Cs y Vox.

Y en ello confían los populares, en que la eventual alianza con Ciudadanos les permita no solo recuperar a los votantes fugados al partido naranja, sino también que ejerza un efecto arrastre y permita volver a la «casa común» a una parte de quienes en los últimos años hayan podido preferir otras opciones como PNV, PSE o Vox.

La situación actual de Ciudadanos en Euskadi no le sirve al PP para ganar representación, pero no se puede decir lo mismo de lo sucedido hasta su debacle de noviembre. Si bien el partido naranja nunca ha logrado cuajar en Euskadi por su discurso contrario al autonomismo y el foralismo y, de hecho, lo más que ha llegado a tener es un representante en las Juntas Generales de Álava tras las elecciones forales de 2015, sí ha logrado restar a los populares un apoyo suficiente para perjudicarles en las sucesivas citas con las urnas.

Desde su irrupción en el País Vasco en 2015, los votos fugados a Cs han hecho que el PP pierda siete parlamentarios en cinco elecciones generales y autonómicas, a lo que habría que sumar la incidencia en los comicios forales y municipales.

El primer efecto se dejó sentir en Gipuzkoa. En las generales de 2015, la aparición de Ciudadanos dio la puntilla a un PP ya muy mermado en el territorio que luchaba por sostener un diputado que no ha recuperado desde entonces. Los 14.608 votos que consiguió el entonces partido de Rivera hicieron inútiles los 33.884 del PP y dejaron a los populares sin representación guipuzcoana en el Congreso. Un escaño que sí habrían logrado, a costa del PNV, con los votos que fueron a Cs.

La escena fue la misma en 2016, en la repetición electoral que siguió a la decisión de Rajoy de no presentarse a la investidura al no tener apoyos suficientes. El PP se quedó sin un escaño que fue para el PNV por el trasvase de papeletas al partido naranja.

A partir de ahí, el efecto Ciudadanos para el PP se ha sentido en Bizkaia y Álava. En las elecciones autonómicas de 2016 que conformaron el Parlamento Vasco saliente, Cs restó al PP un diputado por Bizkaia y otro por Álava, que fueron para EH Bildu y PNV, respectivamente. Sin el partido naranja, los populares habrían sido la tercera fuerza parlamentaria con 11 diputados, y no la quinta con 9.

En las generales de abril del año pasado, el PP se quedó por primera vez sin representación por Euskadi, cuando si hubiera cuajado la coalición 'Vascos Suman' en la que ya trabajaban los populares y liberales de Euskadi, habrían obtenido un representante por Bizkaia y otro por Álava. En esa ocasión, los beneficiados de la división del voto conservador fueron EH Bildu y Podemos, respectivamente. En la repetición electoral de noviembre, el PP fue capaz de recuperar el escaño por Bizkaia ante la caída de Podemos, pero no así el de Álava, que volvió a ser para los independentistas.

La extrapolación de los resultados del 10-N a las inminentes autonómicas del 5 de abril darían una holgada mayoría a la coalición de Gobierno PNV-PSE. Aunque los nacionalistas perderían cuatro escaños, quedando en 24, los socialistas se beneficiarían del efecto Sánchez y crecerían hasta los 16, siete más que ahora. EH Bildu caería de segunda a tercera fuerza al perder tres parlamentarios y quedarse en 15, mientras que Podemos ganaría uno y lograría 12. El PP tendría siete (con o sin Cs), y Vox entraría al legislativo vasco con un representante.

La encuesta de intención de voto Focus de EITB conocida ayer da en cambio al PNV entre 31y 32 escaños, a EH Bildu entre 17 y 19, al PSE entre 11 y 12, a Podemos entre 8 y 9, al PP entre 5 y 6 perdiendo los dos representantes por Gipuzkoa, y deja fuera de la Cámara a Vox.