Zedarriak advierte de que la escasa inversión extranjera limita la competitividad de Euskadi frente a Europa
Los expertos alertan de que la financiación empresarial sigue apoyándose de forma predominante en el crédito bancario tradicional, con escasa presencia de vehículos de capital riesgo
Euskadi necesita captar más inversión extranjera si quiere transformar de verdad su economía y no perder el tren del desarrollo. Así lo afirma el Observatorio ... Anual de Grandes Retos y Oportunidades de Transformación Euskadi 2040, presentado por Zedarriak este miércoles, el foro de reflexión y acción que reúne a personas del ámbito económico, social y empresarial vasco. El documento, el séptimo informe publicado por el foro, alerta de que la captación de inversión extranjera directa sigue siendo limitada en comparación con otros territorios europeos de similar nivel de desarrollo.
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Y no es por falta de atractivos objetivos: Euskadi cuenta con buena infraestructura, talento, calidad de vida y estabilidad. El problema, señala Zedarriak, está en otro lado: una propuesta de valor poco cohesionada, débil conectividad internacional del ecosistema inversor, y una mejorable proactividad público-privada a la hora de posicionarse como destino atractivo para el capital internacional. En cualquier caso, el informe recoge que la financiación empresarial sigue apoyándose de forma predominante en el crédito bancario tradicional, con escasa presencia de vehículos de capital riesgo u otros instrumentos de carácter privado.
A pesar de estas carencias, el informe reconoce avances recientes. Se han creado instrumentos como fondos de capital riesgo público, líneas de coinversión y sociedades de garantía como Elkargi. Destaca también el impulso de Basque FIK, el clúster financiero que coordina agentes e inversiones estratégicas, y la puesta en marcha de la Alianza Financiera Vasca. Aun así, el diagnóstico es claro: la financiación no puede seguir siendo una barrera estructural, sino que debe convertirse en una palanca clave de transformación.
La falta de inversión afecta de manera especial al tejido empresarial vasco, que presenta otra de las grandes debilidades estructurales que analiza el informe: el pequeño tamaño medio de sus empresas. Según Zedarriak, muchas pymes vascas «siguen ancladas en lógicas de supervivencia o crecimiento incremental, sin planteamientos estratégicos de escalabilidad, cooperación o transformación organizativa». Esto limita su capacidad para atraer capital, innovar, expandirse o internacionalizarse. El problema no es solo operativo, sino también cultural y generacional, y Zedarriak propone abordarlo fomentando una mayor ambición colectiva.
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Consorcios sectoriales
Una de las propuestas destacadas es la creación de consorcios y alianzas sectoriales, que permitan ganar dimensión sin necesidad de fusiones formales. Se trataría de integrar capacidades entre pymes complementarias con apoyo técnico y financiero. También se plantea reforzar la profesionalización de los equipos directivos, difundir referentes locales de éxito y priorizar el apoyo público a empresas con impacto estructural real.
En ese sentido, el informe menciona casos de éxito que demuestran que sí es posible escalar desde Euskadi: desde el modelo cooperativo de Mondragon, que combina innovación y arraigo territorial, hasta empresas como Iberdrola, Petronor, CIE Automotive o Gestamp, que han sabido consolidarse como actores globales manteniendo vínculos locales. Son ejemplos que, según Zedarriak, deben inspirar a una nueva generación de proyectos con ambición transformadora.
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Más allá del capital y el tamaño empresarial, otro de los grandes retos destacados por el Observatorio es la necesidad de que Euskadi asuma un papel protagonista en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. El documento señala que esta tecnología «reconfigurará el empleo, la productividad, la competitividad y el propio funcionamiento institucional», y advierte que el reto no es solo adoptar soluciones externas, sino desarrollar capacidades propias para investigar, aplicar y gobernar la IA con impacto real en sectores clave como la industria, la salud, la energía o los servicios públicos.
Para ello, Zedarriak propone definir misiones tecnológicas, crear consorcios de investigación aplicada, reforzar el vínculo entre ciencia y empresa y atraer talento internacional. En definitiva, pasar de ser consumidores de tecnología a creadores y líderes, dentro del marco europeo.
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Doce grandes retos
El informe recoge en total doce grandes retos estratégicos, que abarcan desde el fortalecimiento del sector público hasta la sostenibilidad, la atracción de migración cualificada o la mejora en conectividad e infraestructuras. Pero insiste en que sin un ecosistema financiero sólido, sin empresas con capacidad de escalar, sin visión compartida y liderazgo ambicioso, ninguno de esos objetivos será alcanzable.
Por eso, la conclusión de Zedarriak es clara: la transformación de Euskadi exige más que ideas. Exige liderazgo, visión de largo plazo y capacidad de ejecución coordinada entre lo público, lo privado y la sociedad civil.
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