No quiere entrar en batallas dialécticas pero tampoco que se manipulen sus palabras, que se haga demagogia y se pinte a los empresarios como los ... malos de la película. Aunque diga que no le duele, a Antonio Garamendi (Getxo, Vizcaya, 1958) se le percibe ya cansado de esta guerra de insultos y acusaciones, así los interpreta, que le llega de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. «Se me está poniendo una etiqueta de vago, de machista, que no me merezco ni se merece nadie», se lamenta el presidente de CEOE en esta entrevista concedida un día después de que estallara la polémica por la ampliación a diez días del permiso por fallecimiento.
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–Acabamos de vivir un nuevo capítulo en la disputa que mantiene con la vicepresidenta Díaz. Le ha calificado de machista, de insensible, de vago…
–Sinceramente, no se entiende que una persona con su responsabilidad esté utilizando el ministerio para hacer su propia campaña personal, política. Yo en ningún caso voy a descalificar, pero no quiero que se manipule lo que he dicho. Yo no digo que no se permita tener el luto por un familiar. Yo lo que he dicho es que lo que no puede ser es que vayas a un desayuno y lances tus ideas de lo que vas a hacer mañana saltándote absolutamente el diálogo social. Y la ministra lo hace todos los días. Por eso digo que nos den un permiso para no tener que aguantar estas cosas, porque cada día es una cosa nueva.
«Parece que algunos sí quieren que entremos en batallas dialécticas»
Es el sistema de la descalificación permanente. Y, eso sí, me salto el Parlamento, me salto lo que pueda decir la justicia y voy haciendo ordenanzas como se hacían antes de la democracia, ordenanzas para ir trufando todo lo que es la legislación laboral, por intereses propios. Eso es de lo que me quejo. Nosotros estamos dispuestos a hablar de lo que haga falta, pero cuando no estoy de acuerdo [lo dice por Díaz], en vez de plantear los temas, lo que hago es descalificar a las personas. Yo no entro en batallas dialécticas porque no es el caso, pero parece que algunos sí quieren que entremos.
–¿Le consta que esta batería de anuncios no está consensuada con el resto del Gobierno?
–No lo sé. Desde luego, nosotros de todo esto nos vamos enterando por la prensa y no creo que este sea el camino. Efectivamente, hay una batería de medidas que tendremos que ver, pero que, en cualquier caso, insisto, parece una especie de venganza porque le salió mal en el Congreso su medida estrella. Además, en todo momento, si se da cuenta, es un planteamiento donde la empresa es el enemigo, donde el empresario es malo.
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–¿Hace más daño a las empresas el registro digital de la jornada que la reducción de 40 a 37,5 horas?
–Los debates demagógicos no van a ningún lado. En ningún caso nosotros decimos que no se hable de una reducción de horas, este tema va a seguir estando en las mesas de negociación, pero no como quería la ministra, no como lo ha planteado el Gobierno: diciendo 'aquí vengo yo y por un acuerdo político, sin memoria económica, esto va a ser así'. Y el Parlamento ha sido muy claro y ha dicho que no. Ahora dice que todas las empresas son malas.
«Suena a una especie de venganza porque le salió mal en el Congreso su medida estrella»
–¿Ven viable los innumerables datos que plantea el nuevo registro horario que propone Díaz?
–Parece una venganza. Es un tema que volvemos a tener como un arma arrojadiza para algo que, de otra forma, podríamos estar trabajando seriamente. Parece que hace falta un debate de gresca, un debate de radicalidad. Vamos a estudiarlo.
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Hay muchas cosas que creo que son hasta inviables de ejecutar. Y luego hay una parte también que no es solo derecho laboral, es derecho a la intimidad. Es decir, un trabajador o trabajadora tiene todo el derecho del mundo a su propia intimidad como para que esté controlado por un ordenador. En cualquier caso, es una especie de planteamiento también ideológico, de que todas las empresas son malas.
–¿Se plantean entonces impugnarlo en los tribunales?
–Si toca y vemos ilegalidades, desde luego. Todo lo que veamos que no se ajusta a la legalidad, tendremos que ir a otra instancia a defenderlo. El tema de los complementos del salario mínimo parece que no se ajusta a la legalidad, porque sería un cambio en el Estatuto de los Trabajadores. Están intentando hacer atajos a través de reglamentos para no ir al Parlamento. Me parece muy poco democrático.
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–¿Descarta alcanzar un acuerdo para una nueva subida del salario mínimo, que incluso puede ser dos veces en el año?
–Igual nos ponen una al mes [ironiza]. Estamos expectantes: no sabemos si es una o dos veces al año, no sabemos si es con o sin IRPF, no sabemos si es con los complementos o sin los complementos... Volvemos a otra ocurrencia. Un acuerdo donde ya se convoca a unos expertos que no sé de dónde salen ni qué van a decir, donde ya te están diciendo que vamos a dos escenarios y a ver cómo lo hago...
«El ministerio quiere regular los salarios como la energía y acabar con el diálogo social»
Sinceramente, lo que puede pasar –o parece la vocación del ministerio– es que al final los salarios sean un factor regulado como la energía y directamente acabemos con el diálogo social, acabemos con la negociación colectiva. Ahora se está hablando de la compensación o no de los pluses… Se está metiendo realmente en trufar, en cambiar absolutamente todo lo que es la legislación laboral.
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–Estamos en la recta final del año y no han empezado a negociar aún el nuevo acuerdo salarial para los convenios colectivos a partir de 2026. ¿Hay esperanza de poder llegar a un pacto con los sindicatos?
–Nosotros, cuando nos hemos sentado con los sindicatos, llegamos a acuerdos. Ahora, efectivamente, nos tenemos que sentar para ir viendo los temas, también el absentismo, pero es verdad que todo lo que el ministerio está actuando desestabiliza absolutamente todo.
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Si nosotros llegamos a un acuerdo, pero luego el ministerio te cambia las cosas… La inseguridad jurídica que está creando la ministra es inmensa y permanente. Está cambiando todo. Y, con inseguridad jurídica, ¿qué acuerdo vas a firmar? Tendremos que evaluar y, efectivamente, va a influir en el Acuerdo Nacional de Convenios (AENC). Pero a nosotros nos gustaría llegar a un acuerdo.
«Todo lo que veamos que no se ajusta a la legalidad, lo impugnaremos en los tribunales»
–¿Le gustaría más negociar con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo?
–No, no, yo tengo que negociar con el que toque. Lo que exijo es que haya unas reglas y una lealtad. Pero bueno, claro, evidentemente, cuando ya te sobra el Congreso porque te dice que no, cuando ya no te vale lo que el Tribunal Supremo dice del despido... Aquí estamos en un modelo de comunicación más que en un modelo de trabajo.
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–La reforma del despido comienza a negociarse el próximo día 20. ¿El no de CEOE ya está asegurado o hay cierto margen para algún cambio?
–La vicepresidenta segunda parte de la base de que no estamos de acuerdo con la Carta Social Europea. Y el Tribunal Supremo ha dicho: 'Señores, que eso que está diciendo esa señora no es verdad, que España cumple con la Carta Social Europea'. Pero me da igual, yo sigo a lo mío. Ya no me vale el Parlamento y tampoco me vale el otro pilar del Estado, porque es evidente que la Justicia nos está amparando en este tema.
–¿Se ha equivocado el Gobierno al poner trabas a la opa de BBVA sobre Sabadell?
–Nosotros hemos mantenido un perfil neutral. Respetamos mucho los intereses de una y otra entidad. Lo que me ha parecido es largo. No tiene sentido estar un año y medio dando vueltas a este tema; no es bueno.
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«Si el Gobierno no da marcha atrás con el cierre nuclear, nos creará un gran problema»
–Hemos vivido un inédito apagón y parece que hay riesgo de otro. ¿Quiénes son los responsables?
–No acabamos de aclarar nada. España tiene un mix energético de los mejores que hay en el mundo. Tenemos esa suerte y, además, con una energía muy competitiva comparada con otros países europeos. Por tanto, hay muchas cosas que se han hecho bien por parte de las compañías y lo que hay que ver es cómo se mantiene el equilibrio de la seguridad de suministro. Y ahí hay un debate que queda al margen y es fundamental: parece que las nucleares nos las quitamos de en medio y aquí no pasa nada. Las nucleares son una parte importantísima del mix tecnológico.
Europa dice que es energía verde, otros países europeos las están generando. Se ha demostrado además el error de Alemania. Por tanto, cuando hablamos ahora del apagón, parece mentira que queremos quitar una tecnología fundamental en el mix energético como es la nuclear, amén de los puestos de trabajo, cuando el resto de Europa está construyendo centrales. Y esto, por un tema político, con un planteamiento ideológico. La energía no funciona como una ideología.
–¿El Gobierno tendría entonces que sentarse para dar marcha atrás en el cierre de las centrales nucleares?
–Evidentemente, porque si no, realmente nos va a crear un gran problema. Y hay otro elemento muy importante también que es el reforzamiento de las redes.
–¿Es sostenible la legislatura, y el país, sin Presupuestos?
–En una empresa, si un directivo no presenta los presupuestos, te digo yo que está en la calle en hora y media. Además, el Estado es la primera empresa del país. Llevamos reclamándolos desde el principio. Estamos en una legislatura donde, es curioso, los parlamentarios todavía no han aprobado ningún presupuesto. Eso es un caso único. Evidentemente, cómo no vamos a decir que es fundamental que se aprueben; para empezar, que se presenten.
–¿Interpretamos entonces que si no hay Presupuestos, Sánchez debería convocar elecciones?
–Vamos a dejar que la política actúe. Pero desde luego pensamos que los Presupuestos deberían estar presentados en cualquier caso y lo lógico es que estuvieran aprobados.
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