Bruselas no espera recibir una carta de Trump y confía en lograr un principio de acuerdo sobre los aranceles
La Comisión Europea cree que logrará «en próximos días» un principio de acuerdo con Washington, que sigue enviando misivas, la última a Brasil con aranceles del 50%
Olatz Hernández | Félix Montero
Miércoles, 9 de julio 2025
La rocambolesca andanada arancelaria a la que Trump viene sometiendo al mundo desde que hace tres meses decidió dinamitar la arquitectura multilateral del comercio internacional ... atraviesa esta semana sus jornadas más inverosímiles. Sin ningún rastro de los «90 acuerdos en 90 días» que prometió entonces –solo ha cerrado pactos con el Reino Unido y Vietnam–, el presidente de Estados Unidos se ha volcado estos días en remitir cartas a sus socios para notificarles las barreras aduaneras que entrarán en vigor el 1 de agosto si no acceden a priorizar las importaciones estadounidenses en su mercado. A cuentagotas y sin previo aviso, ayer fue el turno de países tan dispares como Iraq, Argelia o Moldavia, que deberán abonar tasas entre el 20% y el 30%. Todos tenían escaso peso en el comercio bilateral con EE UU, hasta que se hizo pública la misiva enviada a Brasil, donde se le comunican aranceles que alcanzan el 50%.
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Bruselas observa estos movimientos con cautela, consciente de que cualquier paso en falso puede dinamitar meses de negociaciones transatlánticas. Aunque Trump anunció el martes que la Comisión Europea recibiría «en un par de días» una de sus cartas arancelarias, el portavoz de Comercio, Olof Gill, aseguró que no espera ninguna misiva desde Washington. El Ejecutivo comunitario se aferra así a la posibilidad de alcanzar una «solución negociada» durante los próximos días.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, insistió en que, pese al jarro de agua fría que arrojó Trump el martes, ambos Ejecutivos están «trabajando estrechamente» para lograr un nuevo «marco de confianza» en las relaciones transatlánticas. La afirmación, cargada de diplomacia, refleja el intento de Bruselas por no romper con su principal aliado en un momento en que el equilibrio global se desplaza hacia Asia y el papel rector del FMI o la OMC se resquebraja.
Mientras el Ejecutivo comunitario presiona para rebajar al mínimo posible el arancel y obtener exenciones específicas para sectores como el automóvil y los metales, Trump añadió el martes más incertidumbre al anunciar unas barreras aduaneras del 50% al cobre. Esta declaración hizo que el precio de los futuros de este material alcanzase un máximo histórico en la bolsa de Nueva York.Con los aranceles a este recurso esencial para la transición energética, Washington no solo presiona a sus principales exportadores –como Chile, Perú o Canadá–, sino que lanza un aviso indirecto a Bruselas en un momento crítico para la competitividad europea. La medida amenaza con elevar los costes de producción en sectores como la automoción eléctrica, las infraestructuras digitales y las energías renovables, justo cuando la UE trata de reforzar su autonomía estratégica y reducir su dependencia de materias primas importadas.
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