Uno de cada tres desempleados vascos lleva más de dos años en esa situación

En un momento en que la economía va consolidando su recuperación tras el fuerte varapalo del Covid, la cifra de ocupados crece y los índices de desempleo se van reduciendo. También las tasas de los parados que llevan más de dos años, el colectivo que más preocupa. Unos índices que llegaron a escalar en Euskadi hasta el 9,2% sobre el total de la población en edad y disposición de trabajar en 2014, al final de la gran crisis económica, y que a cierre del año pasado se quedó en el 3%, el doble del que existía en 2007, antes de la recesión, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE.

Pero para tener una mejor fotografía de la situación, conviene saber cuántos trabajadores hay en esta situación y qué porcentaje supone sobre el total de parados. Así, en Euskadi había al final del tercer trimestre de este año un total de 31.500 trabajadores que llevaban más de dos años buscando empleo de forma activa; es decir, el 30,52% de los desempleados, que sumaban en esa fecha 103.200. Esto supone que prácticamente uno de cada tres parados tiene ese perfil.

La evolución en los últimos meses ha sido positiva, ya que se mantiene la tendencia descendentes de los últimos trimestres, al registrar una ligera reducción respecto al periodo comprendido entre abril y junio. Pero si se compara con el mismo periodo del año anterior, la situación cambia, ya que se registra un aumento ni más ni menos que de casi ocho puntos, porque entonces los parados que llevaban más de dos años buscando empleo suponína el 23% del total de desempleados.

Además, ese 30,52% que marcó entre julio y septiembre está por encima de la media estatal, donde a finales del noveno mes se contabilizaban 940.400 personas que llevaban más de dos años en paro, lo que suponía el 27,52%; es decir tres puntos menos.

Según Asempleo, la patronal de agencias privadas de empleo, el paro de muy larga duración afecta sobre todo a los mayores de 45 años, con dos de cada tres mayores de esa edad buscando empleo durante más de dos años, frente a un porcentaje inferior al 3% entre los menores de 25 años. Una fotografía que grosso modo es trasladable al País Vasco.

Según advierten tanto Asempleo, como otros expertos e incluso el Gobierno Vasco, la estancia en el paro durante más de dos años constituye uno de los problemas estructurales del mercado de trabajo, ya que estos desempleados tienen cada vez más problemas para acceder a una ocupación. «El riesgo derivado del paro de larga duración es la obsolescencia de las habilidades de estos desempleados. Esto les hace cada vez menos empleables, cerrando así el círculo perverso del desempleo, conocido como histéresis», subraya Asempleo.

Además de afectar en gran medida a los mayores de 45 años, el paro de larga duración tiene una incidencia ligeramente superior entre los hombres que entre las mujeres en el País Vasco. Así, mientras entre los varones el paro de larga duración supone el 31,34% de los desempleados del colectivo, entre las fémeninas se queda en septiembre en el 29,73%. Aunque esta fotografía suele variar en algunos trimestres, ya que a finales de junio, la incidencia era en cambio mayor entre las mujeres.

Si a los desempleados que llevan más de dos años buscando un empleo se suman aquellos que llevan más de un ejercicio, las cifras se disparan, alcanzando en total el 47% de todos los desempleados, casi dos puntos más que en el trimestre anterior (45,39%). Y es que en total había a cierre de septiembre 48.600 personas buscando un trabajo durante más de un año.

En este caso, la tasa está ligeramente por debajo de la media estatal, que se sitúa en el 47,95%. Aunque no se trata de ningún consuelo para esos miles de trabajadores vascos que buscan un empleo desde hace más de un año y no lo encuentran.

La vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, es consciente de las dificultades que tiene este colectivo para encontrar un medio de vida e incide en la necesidad de que sean una prioridad para las instituciones a la hora de elaborar los diferentes programas dirigidos a mejorar la empleabilidad de los parados.