La nueva vida en la oficina bajo el Covid
La pandemia modifica los espacios de trabajo y la mayoría de las compañías de Euskadi apuesta por un modelo mixto de teletrabajo y presencial
En la célebre serie '7 vidas', que se emitió en televisión entre 1999 y 2006, David, uno de sus protagonistas, despertaba tras dieciocho años en ... estado de coma. Lógicamente, el mundo a su alrededor había cambiado de forma sustancial. Hoy en día, si alguien hubiese estado impedido de estar al tanto de lo que ha sucedido en el mundo en los últimos ocho meses, y se reincorporase a su rutina laboral, volvería a un entorno que jamás hubiese imaginado. Porque la pandemia lo ha cambiado todo. También los centros de trabajo.
¿Es usted de los que estaba deseando volver a la oficina? ¿Echaba de menos a sus compañeros? ¿Considera que rinde más en el centro de trabajo que en casa? ¿O es de los que se ha habituado al teletrabajo y prefiere continuar con este modelo que ha venido para quedarse? Pues hay de todo, como en botica.
Lo que no cabe duda es que las empresas vascas están recuperando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, el modo presencial. Lo hacen, eso sí, cumpliendo con las todas las medidas de seguridad. La toma de temperatura, las mascarillas, los geles hidroalcohólicos y la distancia de seguridad se han convertido en el pan nuestro de cada día. Forman parte de la rutina laboral al igual que las llamadas de teléfono, las reuniones y los desplazamientos en la carretera.
Con todo, el teletrabajo, que antes de la llegada del Covid se practicaba de manera residual en Euskadi y en el resto del Estado -apenas un 4%-, registró un impulso significativo durante el confinamiento y su uso se disparó hasta el 50% de la masa laboral estatal, unos 10 millones de personas. En este sentido, un informe reciente presentado por la consultora Randstad cifra en 113.000 el número de vascos que teletraban de forma habitual, el el 12,6% del total de ocupados, un volumen que es un 181,3% superior al registrado el año pasado en Euskadi.
Con el inicio de la desescalada y la reactivación económica, en cambio, el modo presencial está ganando fuerza. Es un aspecto que cualquiera puede apreciar en su día a día en las carreteras, polígonos industriales o en los propios parkings de las empresas, donde ya no es tan fácil aparcar como lo era entre marzo y mayo. Con todo, consultadas al respecto, las patronales Confebask y Adegi aseguran que es prácticamente imposible cuantificar el porcentaje de vascos que han vuelto a las oficinas desde el mes de septiembre.
«Bastante normalidad»
Iñigo de la Peña, presidente del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Gipuzkoa, asesores jurídicos y económicos en materia sociolaboral y empresarial, asegura que el retorno a las oficinas se está produciendo «con bastante normalidad». También sostiene que en los sectores con un alto valor tecnológico el teletrabajo sigue siendo mayoritario, mientras que las labores administrativas han recuperado mucha presencia personal. De la Peña rememora que en el confinamiento ya recomendó a las empresas «de cierto tamaño» apostar por la fórmula de los turnos en las oficinas y en los centros productivos para evitar que los contagios afectaran a toda la plantilla.
En cuanto a las diferencias que se producen entre trabajar a distancia y de forma presencial, De la Peña lo resume de forma clara: «La comunicación instantánea se pierde en casa. Y varios ponentes coinciden en cifrar en un 80% la comunicación no verbal». De hecho, desde el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Gipuzkoa reconocen que han recibido consultas para instalar cámaras en los ordenadores y poder, de esta forma, transmitir los mensajes de una forza más eficaz.
Su última reflexión estriba en que el teletrabajo tiene el hándicao de «no saber parar de trabajar a tiempo», mientras que la desconexión es más fácil de aplicar al salir de la oficina. Pero también ha detectado el efecto contrario, que es el de algunos empleados que no pueden dar el 100% en su casa porque, en principio, la atención es «más difícil de mantener».
Desde el ámbito sindical, Raúl Arza, secretario general de UGT-Euskadi, considera por su parte que el retorno a la actividad presencial está siendo «satisfactorio» en las empresas de Euskadi porque se están cumpliendo con los protocolos de seguridad -sólo ha habido algún caso de ausencia de equipos de protección individual, según su opinión-.
Arza agrega que prácticamente existe un único asunto por resolver y es qué hacer en los casos en los que los padres deben cuidar de sus hijos en casa porque se ha producido un contagio en el colegio. Desde UGT abogan por establecer un permiso retribuido a cuenta de la Seguridad Social. «El Gobierno Vasco ideó una prestación parecida con el anterior departamento de Empleo y ahora nos gustaría que incidieran en ella», asegura.
En cuanto al teletrabajo, su implantación a marchas forzadas en los hogares y su recorrido a partir de ahora, opina que desde su sindicato «no somos partidarios» de que se aplique de forma intensiva y optan por un modelo mixto que combine el trabajo a distancia y el presencial.
Berta Álvarez | Directora de recursos humanos de Euskaltel
«Tenemos dos equipos y usamos la estrategia del 4/10»
El grupo Euskaltel, que cuenta con tres centros situados en Zamudio, Galicia y Asturias, donde emplea a 600 personas -330 de ellas en la sede vizcaína-, ha ido recuperando de forma paulatina el modo presencial desde el pasado 7 de septiembre. Así lo cuenta Berta Álvarez, directora de recursos humanos de la teleco naranja, que explica para DV el modelo organizativo que han implantado en la teleco naranja, que este año cumple su 25 aniversario.
«Desde el 13 de marzo hasta el 7 de septiembre se ha teletrabajado con la única excepción de los comerciales, que se desplazaban desde sus casas hasta donde estuvieran los clientes», relata Álvarez, quien agrega que en septiembre idearon una estrategia «lógica» para el regreso a la oficina porque, entre otras cosas, y pese a que el teletrabajo ha funcionado muy bien, se buscaba «recuperar el necesario contacto humano».
La fórmula adoptada para el retorno a la oficina es la conocida como 4/10, es decir, los empleados acuden a la empresa durante cuatro días y permanecen luego aislados otros diez. Álvarez detalla que «tenemos dos grupos, el A y el B. El primero trabaja en modo presencial de lunes a jueves y el viernes todo el mundo teletrabaja. A la semana siguiente, el que viene a la oficina es el grupo B».
De esta manera, dice, se crean equipos «independientes y estables. Y hemos conseguido de forma paulatina que un 50% de la plantilla esté de vuelta en la oficina. Además, al ser grupos estancos, la gente se siente segura», asevera. Y es que la seguridad es fundamental en tiempos del Covid. En Euskaltel toman la temperatura a todos sus empleados y les mandan a casa si alguien supera los 37º, ofrecen mascarillas quirúrgicas o FFP2 a elección del trabajador e incluso unos 'gadget' para abrir puertas o manipular impresoras para evitar los temidos contagios.
La directora de recursos humanos de Euskaltel añade que cada dos semanas analizan si tomar nuevas medidas.
Marta García | Directora de recursos humanos de Sarralle
«Las medidas que hemos tomado limitan al máximo los movimientos»
Grupo Sarralle, compañía del área de la ingeniería industrial especializada en la energía, el medioambiente y la siderometalurgia, también ha ideado una fórmula para recuperar de forma paulatina el modo presencial. Marta García, directora de recursos humanos de la firma azpeitiarra que emplea a 500 personas en las oficinas de Azpeitia -unas 300- y en los centros productivos de Zumaia y Venta de Baños (Palencia), desvela que el Covid-19 aceleró la implantación del teletrabajo que la compañía pretendía instaurar el año que viene, con una flexibilidad para que quien quisiera se quedara en casa uno o dos días por semana: «El 14 de marzo el personal de oficina se fue para casa y nos pusimos a teletrabajar. García reconoce que la experiencia del teletrabajo fue «positiva» en un primer momento pero a la larga se ve como «el momento más feo» porque todos coinciden en que «se echa de menos a los compañeros».
Con el objetivo de ir recuperando poco a poco la normalidad, la compañía del Urola planeó una estrategia para volver a la oficina. «Salvo el miércoles, que se teletrabaja, el resto de los días se hace en modo presencial. Pero, eso sí, tenemos un horario flexible para que no se produzcan aglomeraciones, está el suelo señalizado, la mascarilla es obligatoria en todo momento, tenemos pantallas de separación, la distancia de seguridad es de metro y medio, geles repartidos en todas las salas... Incluso hemos acometido obras de ampliación y colocado ventanales para la ventilación, se toma la temperatura con el límite de los 37º...», resume. En todo este tiempo han tenido tres personas contagiadas, que se infectaron fuera del trabajo, y todas las semanas realizan entre 10 y quince PCR.
García asegura que las medidas implantadas tienen como objetivo «limitar los movimientos en la oficina lo máximo posible», lo que al principio costó bastante y enrareció el ambiente, aunque García afirma que «la gente se lo toma ahora con más humor».
Jokin Umerez | Director general de Ternua Group
«Rotamos al personal y ofrecemos una flexibilidad alta»
Ternua Group, la compañía de ropa deportiva y complementos que agrupa a Ternua, Lorpen, Astore y Loreak Mendian, ha afrontado las exigencias que impone el coronavirus desde cuatro ámbitos diferentes. Jokin Umerez, director general de la compañía situada en Arrasate y que vende en 50 países -el 35% de sus ventas son internacionales-, detalla las particularidades de cada área de negocio.
«Ternua Group tiene las oficinas situadas en Arrasate -80 empleados-, la fábrica de Etxalar -35 trabajadores-, 30 puntos de venta repartidos entre Euskadi, el resto del Estado y Francia -con un personal de 45 personas-, y diez personas que trabajan en el extranjero», aclara Umerez.
En el centro productivo se pudo mantener la actividad, incluso en la fase más dura de la epidemia, mientras que el ámbito de la oficina y el comercio se confinaron. ¿Cómo han realizado la vuelta a la oficina? «Hacemos una rotación entre el personal y ofrecemos una flexibilidad muy alta. Aunque en nuestro caso el teletrabajo sigue siendo mayoritario», describe.
El director general de Ternua Group alaba el «altísimo grado de responsabilidad y compromiso» de la plantilla. Como no podía ser de otra manera, en esta empresa guipuzcoana también cumplen a rajatabla con la batería de medidas de seguridad necesarias para evitar los contagios, como las mascarillas -de hecho, han creado una propia reutilizable-, el control de temperatura, la distancia de seguridad... «Hemos hecho piña entre todos y, de hecho, ya se ha presentado la colección de primavera-verano -de forma virtual- y estamos ultimando la de invierno», prosigue.
El director general de Ternua Group confiesa que la idea es recuperar el modo presencial de forma definitiva, pero se obliga a ser prudente. «Tenemos mucha gente joven y nuestra cultura de empresa es de mantener el contacto, por eso de vez cuando los empleados acuden a la oficina», culmina.
Luis Díaz de Cerio | Director comercial de Iparvending
«La actividad cayó un 60% en la fase más dura del confinamiento»
Iparvending, empresa fundada en Basauri en 1967 de máquinas expendedoras que ofrecen productos de alimentación y bebidas -líder de la zona norte y quinto operador a nivel estatal-, ofrece un ángulo diferente pero interesante sobre la progresiva recuperación del modo presencial en las oficinas. Casi todas las empresas disponen de áreas acondicionadas donde tomar un café y hacer un tentempié comiendo y bebiendo algo mientras se charla con los compañeros. Una costumbre que durante el confinamiento desapareció prácticamente de la realidad.
Luis Díaz de Cerio, director comercial de la firma, desvela que la actividad cayó «un 60%» en la fase más dura del confinamiento. Desde el mes de junio, en cambio, coincidiendo con la desescalada, han vuelto a recuperar cierta normalidad. Y eso que nunca se pararon en seco porque «éramos el único proveedor alimentario de los servicios esenciales como los hospitales y protección civil, ya que los bares y restaurantes cerraron».
Iparvending, que tiene una delegación en el polígono de Ugaldetxo de Oiartzun y con un 80% de clientes en Euskadi, emplea a 234 personas. En lo que se refiere a los repartidores, ha implantado «un estricto protocolo de seguridad y de limpieza». Aplican un detergente 'ad hoc' para limpiar la máquina cada vez que la renuevan con los productos y sus trabajadores van pertrechados con mascarillas, pantallas y guantes. «Incluso hemos colocado pegatinas en las máquinas para recordar que se mantenga la distancia y en el suelo para que la gente no se agolpe», subraya.
El director comercial de Iparvending, empresa que atesora 8.000 máquinas expendedoras y 8.000 de botellines de agua, desvela que «hemos tenido tiempo de retirar productos antiguos de las máquinas». Y asegura que además de los artículos de siempre, han realizado «un esfuerzo» por ofrecer también menús con ensaladas, yogures, fruta, bocadillos...
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