Todos contra la mayor tienda del mundo

Desde la Federación Mercantil de Gipuzkoa, que aglutina a diecinueve subsectores y a casi 1.500 puntos de venta en el territorio, su presidente, Julen Maiz, remarca que «exigiremos y vigilaremos que cumplen» la normartiva para radicarse en Oiartzun e incide en hacer una reflexión sobre el tipo de sociedad «que queremos tener», ya que desde su punto de vista la huella ecológica que deja Amazon «es muy grande», estas grandes plataformas «no tributan aquí y su política es monopolista y de mala praxis por cómo utilizan los datos de terceros».

Maiz agrega que «me encantaría competir en las mismas condiciones», pero teme que el comercio local «vaya a pagar el pato». Resume el sentir en la siguiente frase: «No estamos contra del comercio 'online', pero lo queremos hacer de forma responsable». Y también piensa que aquellos subsectores que requieran de un profesional en vivo sufrirán menos –pone como ejemplo la alimentación o las peluquerías–.

Desde la Asociación de Comerciantes de Gipuzkoa Dendartean, que aglutina a una treintena de entidades y suma más de 2.200 afiliados en el territorio, su presidente, Amador Biteri resume su discurso en tres mensajes principales. En primer lugar, se oponen a la implantación del gigante del comercio 'online' y recuerdan que han reclamado al consistorio oiartzuarra que no conceda una licencia como centro logístico, al considerar que se trata de una actividad comercial, porque, a su entender, es una venta directa al cliente, al no haber intermediarios.

Biteri agrega que la llegada y proliferación de las grandes plataformas de venta por internet forman un problema de «primera magnitud» porque «no garantizan el libre mercado, deterioran el medioambiente y precarizan el empleo». Además, subraya que el comercio ya arrastra una crisis desde 2013 que cuantifica –según datos del Eustat– en el cierre de 6.000 negocios en Euskadi. A su juicio, el Covid ha agudizado esta situación y subraya que cuando en pleno confinamiento el comercio de Gipuzkoa se vio obligado a cerrar, «Amazon operó con normalidad».

Finalmente, su tercera idea se dirige a las instituciones, a quienes solicita –tanto a Lakua como a Madrid y a Bruselas– «que legislen porque Amazon encuentra los huecos para no pagar impuestos municipales, por ejemplo». Desde Dendartean recuerdan que han pedido en el Parlamento Vasco la creación de una comisión «para decidir qué medidas se pueden tomar».

Aitor Priya es el gerente de Apriga y propietario de Tienda Azul, negocio de electrodomésticos con tiendas físicas en Azpeitia, Zarautz y Urretxu. Acumulan más de dos décadas de andadura y fueron «los primeros del Estado» en ofrecer el servicio de comercio electrónico. Cuentan con 22.000 productos en su catálogo y más de 8.500 en 'stock', y venden lavadoras, lavavajillas, hornos, frigoríficos, congeladores, televisores, electrónica...

Priya subraya que tienen cinco nichos de negocio: las tiendas físicas, el comercio electrónico, un departamento internacional, los 'market places' como Amazon, Carrefour, The Phone House, Aliexpress... y las ventas al por mayor. «Ofertamos todas las marcas a precios competitivos y lo hacemos a clientes que generalmente saben lo que quieren comprar», resume Priya, que a medida que avanza la conversación va afinando su puntería y afilando su mensaje.

No esconde que la implantación de Amazon en Oiartzun afectará al comercio del territorio, especialmente al pequeño, que saldrá «más perjudicado». Pero tampoco tiene reparos en subrayar el recorrido que ha realizado el gigante norteamericano desde su fundación: «Son unos genios empresariales, las cosas como son. Porque incitan la competencia entre empresas que venden el mismo producto. Ellos, al final, son como unos intermediarios. Eso sí, están maltratando a los clientes porque marcan las leyes».

Tienda Azul no sólo ha sobrevivido a esta era de la pandemia, sino que ha elevado la facturación «en un 20%». Y su dueño considera que el Covid tampoco ha influido tanto para acelerar cambios que ya se intuían en el horizonte. «Con pandemia o sin ella, ya se veía venir que la tendencia era imparable», resume.

Priya dirige su crítica hacia las instituciones ya que, a su juicio, «han hecho mal al dejarles crecer tanto». Pero tampoco se olvida de Amazon a la hora de pagar los impuestos. «No hay derecho a que tributen por un 7% de sus beneficios en Irlanda cuando ni se sabe, además, lo que facturan».

Inés García regenta la librería donostiarra Tobacco Days, fundada en 2017 en Tabakalera y trasladada al barrio de Gros desde el mes de julio. Su testimonio es tan valioso como el de los demás pero es que además aporta el punto de vista de las librerías, el primer sector donde Amazon comenzó su andadura allá por el año 1995. Ella relativiza hasta cierto punto la llegada del gigante del comercio electrónico a Gipuzkoa, ya que «el daño ya está hecho. Su influencia sobre los hábitos de consumo está muy consolidada».

A su juicio, la implantación de Amazon en nuestro territorio generará «más inmediatez», pero también defiende el ritmo diferente que tiene una librería con su tesoro más preciado –junto a los libros–, el cliente. «Los míos no necesitan con tanta rapidez un libro, salvo que sea para un cumpleaños este fin de semana, por ejemplo. De hecho, muchos me dicen que quieren un libro, pero sin prisa», resume a modo de eslogan.

García subraya, al igual que muchos de sus compañeros en este artículo, que no se puede comparar el trato humano que ofrece la presencia física con el del 'click' del ordenador: «¿Qué sabe Amazon de ti? Sí, ahora te recomienda unos libros cuando compras uno o estás consultando, pero pienso que elegir un libro es una opción mucho más personal que la inteligencia artificial no puede suplir. Además, su catálogo es enorme y eso puede llegar a ser hasta un problema para elegir».

La propietaria de la librería de Gros, cuyo perfil de la clientela es variado aunque predomina el femenino de edad madura, sus coetáneos –es de 1986– y los del mundo de la Cultura –músicos, escritores, artistas...–, lanza un mensaje a las instituciones. «¿Qué les pido? Que miren lo que están haciendo en otros lugares, por ejemplo en Francia, para ver cómo se cuidan los espacios culturales».

Finalmente, reconoce que estando sola le resulta «inviable» gestionar una página web, aunque genera mucho movimiento en las redes sociales, especialmente en Instagram.

Cristina Roura y Jon Unanue comandan Confort & CO, negocio dedicado al mobiliario del hogar y la decoración que se ubica en la capital guipuzcoana desde 2016, aunque dos años antes abrieron la primera tienda en Olaberria y hasta el año pasado tuvieron otra en Beasain.

La implantación de Amazon en Oiartzun les afectará como a todos, cree Roura. «Quizá más en los artículos de decoración», añade. Y responde enseguida cuando se le pregunta por la gran fortaleza del gigante del comercio 'online'. La inmediatez. La misma por la que quizá cualquier guipuzcoano quiera comprar un sofá y lo pueda tener ese mismo día en el salón de su casa, cuando si acude ahora a una tienda física y cierre la operación, tenga que esperar dos meses. «Yo no puedo competir contra Amazon en ese sentido, pero tengo que adaptarme y convivir diferenciándonos», explica.

Desde su punto de vista, la baza del pequeño comercio debe seguir siendo la mima: el trato cercano con el cliente. «Me acaba de pasar en la calle. Quería comprarle un regalo a mi hermana y he acudido a una tienda del centro de San Sebastián. No tenía muy claro qué comprar pero a base de hablar con la dueña, me ha preguntado por los gustos de mi hermana y he salido con la compra hecha», cuenta a modo de metáfora de lo que ofrece la presencia física, la cercanía con el consumidor.

Roura, que desvela que la pandemia no ha afectado mucho a su sector debido al mayor tiempo que está la ciudadanía en casa y la mayor necesidad en comprar productos del hogar, aclara que cuentan con una página web como una medida más para intentar llegar a cualquier sitio. Pero sigue defendiendo el trato en directo, de tú a tú, para conocer «las necesidades de los clientes» frente a la comodidad del 'click' delante de un ordenador.

Para acabar pone otro ejemplo. «Yo puedo solucionar un problema de un cliente con un producto que se le ha estropeado o no le funciona bien. ¿Puede hacer eso mismo en Amazon? Imposible».

Esti García tiene quizá el discurso menos crítico de los cuatro que comparecen en este reportaje, pero ello no le impide reconocer que aumentará la competencia. Con todo, prefiere centrarse en el día a día, en cómo adaptarse a los retos del siglo XXI, en seguir tratando al cliente con cercanía y, en definitiva, en salir adelante en la vida.

Su negocio textil abrió las puertas hace dos décadas en Ordizia y, desde entonces, muchas cosas han cambiado. Pese a que el 'offline' sigue siendo la tónica principal, reconoce que en los últimos tiempos invierte tiempo y esfuerzo en las redes sociales y, en general, en las nuevas tecnologías: «Antes publicaba fotos en Instagram y Facebook, pero este año también muchos vídeos. Y el efecto es inmediato. Recibo comentarios de clientes que me preguntan por ropa en concreto y vienen más tarde a la tienda para probársela».

Una tendencia que la pandemia ha acelerado junto a otras como los envíos a domicilio. Desde este 2020 Ness Boutique ofrece el servicio –por unos cinco euros– de entregar los artículos solicitados directamente en casa. «He enviado sobre todo a localidades guipuzcoanas, pero también en algún caso a Navarra y a Cantabria», dice.

Esta empresaria ordiziarra defiende a ultranza, eso sí, y frente a «la frialdad» de la tecnología, la experiencia que se siente al entrar en una tienda como la suya: «La ropa hay que verla, hay que tocarla, hay que sentirla, hay que olerla. Colgar un vídeo con la moda de la próxima temporada está muy bien, pero nunca podrá sustituir a la sensación de probarte algo en directo».

Y eso que la propietaria de Ness Boutique, obligada por los efectos de la pandemia y las restricciones a la movilidad, ha hecho cosas que no había probado hasta ahora, como entregar directamente la ropa en casas: «En dos ocasiones era un regalo que lo llevé yo personalmente. Está claro que hay que potenciar el 'online', pero sin sustituir nunca el directo. Ir a una tienda es jugar con los sentidos: el olfato, el tacto... Amazon no tiene eso».