«El suministro de gas ruso está hoy garantizado porque no le interesa a nadie que acabe»
El experto subraya que el conflicto elevará más los precios de un mercado que ya estaba estresado, lo que causará problemas de competitividad a la industria europea
Iván Martén (San Sebastián, 1959), presidente del Instituto Vasco de Competitividad-Orkestra, fue entre 2008 y 2018 el máximo responsable mundial del área de Energía ... de la consultora Boston Consulting Group. Es ponente habitual en foros internacionales sobre la materia, asesora a Gobiernos y compañías privadas. En plena escalada bélica en Ucrania, descarta que el suministro de gas ruso a Europa se corte, dado el interés en ambos lados, y asegura que en el peor de los casos Euskadi y España no tendrían problemas de abastecimiento. Eso sí, explica que los precios seguirán muy altos, lo que puede suponer un problema de competitividad para la industria.
-Dada la dependencia europea del gas ruso, ¿estamos ante una guerra energética?
–No. De hecho, si miras las sanciones, el tema energético se está quedando fuera. A nadie le interesa crear una disrupción. Se están manejando otro tipo de cosas, más financieras, pero la energía se está manejando con respeto porque hay mucho en juego. El mercado del gas ya estaba tensionado, y ahora se suma la crisis de Ucrania, lo que tiene un impacto potencial muy importante. La dependencia no es la misma en toda Europa.
-¿Hay países más vulnerables?
–Se dice que la dependencia del gas ruso es del 40%, pero hay países como Bulgaria, República Checa, Estonia, Finlandia donde es del 75% y hasta del 100%. Polonia está entre 50% y el 75%; Italia o Alemania, en un 49%. Y otros tenemos menos, como Francia con un 20% o España, con un 9%. Dinamarca y Suecia, por ejemplo, no dependen en absoluto. Lo que sí es cierto es que la crisis del gas afecta a nivel mundial, porque lo que va a suceder es un encarecimiento del precio, y eso tiene impacto en todos los países. Europa tiene ahora precios más altos que Asia, y eso no es normal. Como tampoco lo es que cueste 4 dólares en Estados Unidos y 52 en Europa (expresados en MMbtu, una unidad de medida internacional del gas). ¿Cómo va a competir nuestra industria?
-¿Esto de las sanciones es como el chiste del dentista? ¿No nos vamos a hacer daño, verdad?
–Totalmente. Rusia depende de los ingresos del gas. Ha sido el suministrador más fiable que hemos tenido, nunca ha fallado. Solo incumplió en 2009, que fueron 14 días, por Ucrania, y en 2014, que nos pilló mejor porque ya existía el gaseoducto Nord Stream 1, que no pasa por Ucrania.
«El tema energético se está quedando fuera de las sanciones porque hay mucho en juego. A nadie le interesa una disrupción»
-Así que Rusia también depende de Europa...
–Sí, pero lo que han hecho los rusos desde 2014 es buscar otros mercados. Y han encontrado a China, que les ha financiado todo el desarrollo de un gaseoducto y garantizado un contrato de suministro a 30 años entre Gazprom y CNPC (China National Petroleum Corporation) de 38 Bcm anuales. Piense que por tubo Europa consume 105 Bcn de gas ruso. Ahora Rusia está más tranquilo. Ha reducido su dependencia.
-¿Y qué hemos hecho nosotros?
–Hemos aumentado el número de regasificadoras. Alemania acaba de aprobar un par, hay otras que se están haciendo en Bélgica, Holanda... Y luego está en marcha un proyecto que se llama East Mediterranean Gas, que es canalizar todo el gas de la zona de Israel y Palestina y que va a entrar por tubo vía Grecia.
-Pero eso son futuribles. Ahora lo que queda es pagar. ¿No?
–Así es. Pagar o utilizar al máximo la capacidad de regasificación que hay.
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-¿Por qué estaba ya tensionado el precio del gas?
–Son varios factores. No se habían hecho inversiones pero la demanda se ha disparado incluso por encima de los niveles precovid. Además, los inviernos de 2019 y 2020 fueron fríos y se consumió mucho gas, con lo que se llegó al de 2021, más cálido, con unos inventarios muy bajos y no dio tiempo a rellenar las reservas, que están en los niveles más bajos en diez años. A esto se suma que el año pasado hubo menos producción eólica, con lo que hubo que tirar del gas y el carbón, y que hubo menos producción de gas en Europa y que Rusia nos envió un 6% menos para rellenar sus 'stocks'... Eso nos ha llevado a unos precios muy altos en diciembre. Y ahora, Ucrania.
Un problema social
-¿Habrá problemas de desabastecimiento en Europa?
–No. Otra cosa es a qué precio. Ahí, en cascada, nos encontramos con que nuestra industria es menos competitiva y con un problema social como es la pobreza energética, la gente que no tiene para pagar la factura a fin de mes.
-El Covid nos demostró nuestra dependencia tecnológica de Asia y la crisis ucraniana, la inestabilidad energética...
–Lo que pasa es que si no haces una transición energética inteligente y adaptada a las capacidades industriales que tienes pues te puedes encontrar con esto. Pienso también en otros materiales del coche eléctrico, como el cobalto, que lo tiene en un 60% Congo. O el litio, que está en muy pocos países, como Australia o Argentina. O el neodinio, que se usa en los motores eléctricos y que está al 100% en China; el Ceit de de San Sebastián estudia cómo hacer neodinio sintético.
«El corte del suministro le costaría a Rusia 230 millones al día. No creo que simulara un ataque para justificar un corte»
-Le veo muy seguro sobre la garantía de suministro...
–Esto que hablamos corresponde a este preciso instante. Mañana puede ocurrir lo que sea. Una de las grandes amenazas es que alguien pone una bomba o boicotea con un ciberataque una tubería y se corta el suministro.
-¿Que pasaría entonces?
–Eso sería un drama importante. En esta guerra hay fuerzas que podrían atacar así.
-¿Y Rusia no podría hacerlo simulando un ataque?
–No. El corte del suministro le cuesta 230 millones de euros al día. No interesa a nadie.
«Las regasificadoras, como la de Bilbao, nos dan autonomía y en Euskadi no tendríamos problema, pero el preciose dispararía»
-¿Por qué es tan importante el gaseoducto Nord Stream 2, que ahora se ha paralizado por las sanciones de Occidente? La empresa que lo construía, filial de Gazprom, ha quebrado...
–Ha sido una medida de presión. Es un acceso directo sin pasar por Ucrania a esos mercados tan importantes como Alemania, Letonia, Lituania...
-Todo esto no viene nada mal a Estados Unidos, ¿no?
–¡Claro! Si tienes el gas a 4 dólares y en Europa se paga a 52. Están exportando mucho más. Los que se han visto afectados de rebote son los asiáticos, y en breve subirá allí el precio, que está anormalmente barato. ¿Por qué? Porque un barco con gas que salga de Estados Unidos, ¿a dónde va a ir? Pues a Europa, que paga muchísimo más.
-¿Qué papel juegan las regasificadoras como la que hay en el puerto de Bilbao?
–España recibe gas por tubo de Argelia y como GNL (gas natural licuado) por barco en las seis regasificadoras. Aquí tenemos la de Bahía Bizkaia Gas (BBG). Recibimos más gas del que consumimos, con lo que entregamos al sistema español. Las regasificadoras nos dan autonomía. Nosotros, Euskadi, no tendríamos ningún problema si no recibiéramos ni una gota de gas ruso. Ningún problema. Ahora, el precio se dispararía.
–¿Podría ser España, con esas regasificadoras, la puerta de entrada de gas para Europa?
–No. Si yo tengo que llevar gas a Polonia o a Alemania, me llevo el barco al norte, a las regasificadoras próximas al país consumidor. Por otro lado, la conexión España-Francia es ridícula, son 9 Bcm, y además la red francesa está cortada. Francia no es una red única. Son dos, una al norte y otra al sur.
–Con lo que no tiene sentido ampliar esa conexión.
–No, si no amplías también la red francesa, y ellos no han querido nunca. Francia es nuclear, no tiene tanta necesidad de gas.
–Con lo que el mercado energético único es una quimera, ¿no?
–Eso está bien en el plano teórico, pero tienes una Francia nuclear al 70%, un Noruega que es 90% hidráulico, una Alemania que es una mezcla de gas y de carbón, una Italia que depende del gas que le llega de África... Cada uno tiene sus condicionantes. Es muy difícil una propuesta que valga para todo.
-España reclama a Europa desvincular el precio de la electricidad de la marcha del gas...
–Eso es otra cosa. El precio se conforma en el llamado mercado marginalista, en el que la última central que entra marca el precio de todo. Eso estaba bien en su día porque había incentivos para la generación barata, pero es que las renovables funcionan cuado hay viento o sol, y si no necesitan al gas como energía de respaldo. Por eso el gas marca el precio. ¿Qué alternativa hay? Pues firmar contratos a precio fijo. Como en Inglaterra con la nuclear, que compra energía a treinta años. Eso no te vale para España. El debate en Europa es cargarnos el sistema marginalista o no. Hay quien dice que está quebrado y que tuvo su sentido en origen pero hoy ya no,
«Todo esto va a impulsar la eficiencia energética y las renovables, que necesitan siempre otra fuente de respaldo»
-¿Qué puede hacer España para abaratar la factura energética?
–Bueno, puedes quitar peajes e impuestos, pues la energía tiene muchos impuestos, pero no hay mucho que hacer.
–¿Cabe activar en Europa fondos especiales para tratar de abaratar los costes energéticos?
–Entiendo que alguien podría sugerir un mecanismo excepcional para ayudar a los consumidores más desfavorecidos y a las industrias electrointensivas.
–¿Esa industria está sufriendo?
–La industria europea intensiva en consumo de energía es otra víctima del conflicto.
–¿Por qué la industria tiene pocos contratos a largo plazo?
–Nunca nadie ha querido meterse al 100% por no verse atrapado con precios caros.
-Euskadi es un país industrial, y en este escenario...
–Es un problema para nuestra industria, y a todo esto se le añade el precio de la tonelada de CO2, que ha pasado de cinco euros a más de 90, aunque estos últimos días está bajando mucho.
-Pero ese precio sí se puede bajar desde Europa...
–Sí, pero tu discurso es que hay que descarbonizar. ¿Y cual es el mejor mecanismo? Pues poner un precio a las emisiones.
–¿Puede esta situación servir de acicate de energías alternativas?
–Esto va a impulsar dos cosas. La primera, la eficiencia energética, en la que nuestra industria está bastante avanzada porque siempre tuvimos costes muy altos y no hay empresa vasca que no haya invertido en esto. Y en segundo lugar, el desarrollo tecnológico. Cualquier avance tecnológico en el sector se ha dado siempre en un entorno de precios al alza. Y cuando más evolucionemos hacia las renovables, mucho mejor. Pero no nos olvidemos que necesitan una energía de respaldo, sea gas, que es el mejor amigo de las renovables, o carbón, como en Alemania.
–Algunas petroleras como BP, Exxon o Shell están saliendo de Rusia. ¿Se irán para siempre?
–Bueno, están reduciendo su exposición en la exploración de petróleo, aunque siempre pueden volver. Lo que vemos es que se complica hacer negocios con Rusia, y esas empresas no pueden cobrar ni pagar.
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