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«Contábamos con los planes de negocio, inversión y producción para reabrir Corrugados y los presentamos al Gobierno Vasco, la Diputación y al Ayuntamiento de ... Azpeitia». Miguel Ángel Leal, CEO del Grupo Industrial CL (Cristian Lay), explica en declaraciones a DV que el proyecto para reabrir la planta era «sólido y viable», en contra de lo manifestado por la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta, quien ha justificado la negativa a permitir la reapertura ante la inexistencia de un proyecto viable.
La compañía ha permanecido hasta ahora en silencio, pero las manifestaciones de la alcaldesa trasladándoles la responsabilidad de que la iniciativa no saliera adelante ha llevado a su CEO a mostrar públicamente el recorrido realizado. Leal subraya que su intención no es polemizar con la alcaldesa, pero sí quiere explicar los pasos que dieron para intentar reabrir la fábrica.
«Llegamos a Azpeitia con un proyecto sólido –subraya Leal– y para ello dimos una serie de pasos que así lo demuestran. Nos hicimos con el Grupo Gallardo Balboa –propietario de Corrugados– en agosto del año pasado y analizamos la situación. En el caso de Azpeitia, si bien la empresa era nuestra, la maquinaria estaba en manos de los acreedores de Gallardo, que se la habían quedado después de un embargo y subasta judicial. El primer paso fue la firma de un preacuerdo para comprar esos activos, lo que suponía un desembolso de entre 20 y 30 millones de euros».
El segundo paso, explica Leal, fue analizar si era posible obtener energía eléctrica y gas para la planta. «Nos pusimos en contacto con Iberdrola y Nortegas y vimos que todo era correcto. En tercer lugar, enviamos a nuestros equipos técnicos para que vieran el estado de la fábrica tras ocho años parada. La conclusión fue que en ocho meses podríamos abrirla».
Leal añade que, a su vez, se redactó un «plan de negocio para conocer las inversiones necesarias, la disponibilidad de empleados y la existencia de un mercado para los productos. Por último, analizamos con Cuatrecasas la situación legal y vimos que no habría muchos escollos. Además, ya teníamos apalabradas las personas que iban a pilotar el arranque».
El CEO señala que una vez «dados estos pasos previos, es decir, con los planes de negocio, inversión y producción redactados, decidimos presentarlos al Gobierno Vasco, a la Diputación y al Ayuntamiento de Azpeitia. Hemos presentado los escritos formales correspondientes, diciendo en ellos que queríamos reabrir la planta y, además, hemos mantenido dos reuniones con las institiciones señaladas. En estos encuentros se indicó que ya habíamos firmado un preacuerdo para comprar los activos».
La alcaldesa ha utilizado un segundo argumento para no apoyar el proyecto. Alkorta ha remarcado que los terrenos donde se encuentra Corrugados deben ser destinados a la construcción de viviendas, según se recoge en el Plan General. Como alternativa, ofrecía la posibilidad de reiniciar la actividad en un polígono situado a las afueras de la localidad. Miguel Angel Leal señala a este respecto que es un tema «interpretable. Nosotros encargamos a Cuatrecasas un estudio de la situación y afirmaron que no veían ningún problema».
Por lo que respecta a la alternativa de Trukutxo, Leal explica presenta tres escollos que lo hacen inviable. «El primero son los plazos, en el mejor de los casos entre tres y cinco años para arrancar. Un segundo problema radica en la viabilidad económica, ya que se la inversión se mutiplicaría por cuatro. Y, finalmente, se da la circunstancia de que hay una demanda interpuesta por una empresa que alega que los antiguos propietarios –Gallardo– les habían apalabrado los terrenos a ellos».
Leal explica que CL tenía la intención de invertir 50 millones y la crear, en un plazo de entre ocho y doce meses, de 270 puestos de trabajo directos, para una producción de 500.000 toneladas. El resto, hasta 700 trabajadores, serían indirectos, en base a estimaciones realizadas en otras operaciones similares.
Leal señala que el fracaso de la operación de Corrugados no les desanima a realizar inversiones en Gipuzkoa. De hecho, tienen planes para incrementar la actividad en la planta de Lasao, también en Azpeitia.
El proyecto de reapertura ha derivado en una dura polémica entre EH Bildu y el PNV. La alcaldesa Nagore Alkorta, de EH Bildu, formación que gobierna en solitario la localidad, siempre ha mantenido que la reanudación de la actividad en Amue, su emplazamiento actual, choca con el Plan General aprobado en 2013, refrendado por unanimidad por EH Bildu y PNV. El documento destina estos terrenos a uso residencial. Plantea que la única opción pasa por el traslado de los hornos a Trukutxo, en las afueras de la localidad, donde la siderurgia cuenta con un pabellón edificado en 2009.
Y aquí surgió la polémica, porque el Gobierno Vasco niega la mayor. La consejería de Desarrollo Económico –también la Diputación– asegura que las dificultades urbanísticas son salvables sin desbordar el PGOU. Es decir, que la reapertura en su actual ubicación es posible, al tiempo que ha acusado al ayuntamiento de oponerse por criterios «políticos». Por tanto, dos interpretaciones de la normativa que llevan a conclusiones antagónicas.
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