Luces y sombras del apagón: 20 segundos de caos y Euskadi como vía de rescate
En apenas veinte segundos, el 28 de abril, el sistema eléctrico peninsular entró en una espiral de desequilibrio que lo desconectó del resto de Europa. Lo que comenzó como una pérdida súbita de generación en el sur de España desencadenó un apagón sin precedentes, que aisló eléctricamente a España y Portugal y requirió una operación de rescate orquestada desde Francia, con Euskadi como vía principal de reconexión.
Todavía no existe una explicación cerrada y definitiva de lo ocurrido. El ENTSO-E, la organización que agrupa a los operadores de redes eléctricas y encargada de remitir a la Comisión Europea la investigación del suceso, publicó el 9 de mayo un primer estudio preliminar y la investigación técnica sigue en marcha. Esta cronología recoge todo lo que se conoce hasta ahora y se construye a través del informe público del ENTSO-E y un análisis realizado por Gridradar, una empresa especializada en el seguimiento en tiempo real de la red eléctrica europea mediante un sistema propio de sensores. Para completarla, se utilizan las declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la ministra de Transición Ecológica, Sara Aegesen.
Euskadi, clave en la recuperación eléctrica
Euskadi fue una de las primeras comunidades en recuperar la electricidad. Y no fue casualidad. El papel de las conexiones de las subestaciones de Hernani, de 400 kV, y Arkale, en Oiartzun, de 220 kV, con Cantegrit-Argia, en Francia, fue «clave» en la recuperación del sistema eléctrico estatal, gracias a su red de transporte transfronteriza, como adelantaron varios expertos a este periódico y confirmó después el ENTSO-E en su informe preliminar. Aunque aún se desconoce el procedimiento exacto que siguió Red Eléctrica, estos enlaces sirvieron de puente para la electricidad procedente del sistema francés, ayudando a reiniciar el sistema ibérico desde el norte hacia el sur. Antes del incidente, los programas de intercambio internacional de España eran de 1.000 MW a Francia, 2.000 MW a Portugal y 800 MW a Marruecos, todos en sentido exportador.
El informe del ENTSO-E es preliminar y la investigación técnica sigue abierta. Pero el incidente ya ha dejado al descubierto la fragilidad de un sistema eléctrico altamente renovable, cada vez más dependiente de una red estable y de las interconexiones de la península ibérica con Europa, que siguen muy lejos de los objetivos marcados por Europa. Sin ellas —y sin la respuesta rápida en puntos estratégicos como Euskadi— el aislamiento podría haber tenido consecuencias mucho más graves.
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