El Gobierno Vasco defiende flexibilizar el veto en 2035 a los motores de combustión
El consejero de Industria subraya la necesidad de facilitar la neutralidad tecnológica para un sector que enfrenta 45 millones en sobrecostes por los aranceles de EE UU
En un contexto en el que la industria del automóvil debe afrontar simultáneamente la transición energética y los retos derivados de las tensiones proteccionistas estadounidenses, ... el consejero vasco de Industria, Mikel Jauregi, volvió a subrayar este lunes en Bilbao la necesidad de «flexibilizar la transición» hacia la descarbonización del sector. Este llamamiento se produce en línea con la Declaración de Múnich de la Automotive Regions Alliance (ARA) del pasado 10 de septiembre, en la que también está presente Euskadi, que defendió un enfoque abierto y tecnológicamente neutro, donde la electrificación coexiste con motores de combustión alimentados por biocombustibles, e-fuels o hidrógeno. Según la declaración, la revisión del reglamento europeo de emisiones de CO₂ para coches y furgonetas constituye una oportunidad para ajustar la estrategia y mantener opciones tecnológicas diversas de cara al objetivo de neutralidad climática en 2035.
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La estrategia del Gobierno Vasco y de las empresas se inspira, por tanto, en los principios de la Declaración de Múnich, que destaca la importancia de mantener abiertos distintos caminos tecnológicos, fomentando la innovación, la resiliencia económica y la adaptación regional. El objetivo es «combinar electrificación y combustibles alternativos para toda la flota existente, asegurando que la transición hacia la neutralidad climática en 2035 sea inclusiva y flexible». Cabe recordar que Euskadi ha sido una de las primeras regiones europeas en lanzar un 'Plan Renove' para vehículos de cualquier motorización (incluyendo diésel y gasolina) con ciertos criterios medioambientales.
Pero más allá del debate de la transición energética, el sector vasco de automoción se enfrenta también a fuertes tensiones arancelarias en Estados Unidos. El impacto directo sobre sus exportaciones se cifra en hasta 45 millones de euros, pero la exposición indirecta a través de las cadenas de suministro de Alemania y Francia, principales exportadores europeos al mercado estadounidense, multiplica el riesgo. Ante esta situación, el Gobierno Vasco y las principales empresas del sector acordaron avanzar en una estrategia conjunta de defensa y apoyo.
Las exportaciones directas de automoción a EE UU representan apenas el 2% del total del sector vasco —164 millones sobre 8.531 millones—, pero el arancel del 27,5% actualmente en vigor multiplica el efecto. El acuerdo negociado con Washington rebajaría ese gravamen al 15%, reduciendo el sobrecoste a 24,6 millones. Aun así, la incertidumbre persiste, agravada por la aplicación de un arancel del 50% a componentes bajo la sección 232 y por la dependencia de la negociación entre México y Estados Unidos, que condiciona la actividad de las 50 plantas vascas en el país norteamericano, además de las 20 ya instaladas en EE UU.
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En la reunión de Bilbao participaron directivos de CIE Automotive, Gestamp, Grupo Mondragón, Mercedes, Tenneco, Teknia, Gureak y Alcorta, además del clúster ACICAE, la Diputación de Bizkaia, la Cámara de Comercio y Confebask. «Queremos escuchar de primera mano a nuestras empresas, evaluar la eficacia de las medidas adoptadas y analizar nuevas formas de apoyo», señaló Jauregi, que en los últimos días ha trasladado a foros europeos e interterritoriales el compromiso vasco con la descarbonización desde la neutralidad tecnológica.
Jauregi subrayó que el objetivo de estas mesas sectoriales es coordinar una respuesta público-privada en defensa del empleo y de la industria. «Informar, escuchar y actuar» fue la fórmula con la que resumió la estrategia, que tendrá continuidad en las próximas semanas con nuevos encuentros en otros sectores afectados por la crisis arancelaria.
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