Igor Gorroño y Urtzi Lazkano posan en sus respectivas explotaciones agrarias. Iñigo Royo

Gipuzkoa incorporará a 380 personas en 10 años para asegurar el relevo generacional en el sector agro

Baserritar Misto Profesionala quiere luchar contra la escasez de esta mano de obra, fomentando trabajo en 200 explotaciones

Diego Fernández Tortosa

San Sebastián

Lunes, 1 de septiembre 2025, 00:04

Incorporar 380 jóvenes al primer sector guipuzcoano en los próximos diez años. Ese es el objetivo del programa Baserritar Mixto Profesionala, que facilita la introducción ... de trabajadores en 200 explotaciones de Gipuzkoa que tienen dificultades para asegurar el relevo generacional. Una mano de obra necesaria para paliar los problemas de rejuvenecimiento que encuentran los baserris de nuestro territorio.

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La escasez de personal joven es un problema que se está cebando con especial impacto en el sector primario, donde la edad media de los agricultores y ganaderos de Euskadi está en torno a los 58 años. Esto es lo que quiere atajar el proyecto, que se enmarca en la Estrategia Integral de Relevo Generacional presentada por el Gobierno Vasco en abril.

Este Plan cuenta con la colaboración de las tres diputaciones forales y parte con un presupuesto conjunto de 25 millones de euros para los tres próximos años.

25 millones es el presupuesto con el que cuenta el plan para fomentar el trabajo joven

El objetivo global de esta iniciativa es incorporar 1.250 jóvenes de entre 18 a 55 años a 1.500 instalaciones agrarias de toda Euskadi, cuyos propietarios están cerca de la edad de jubilación. Es más, según las estimaciones del Ejecutivo autónomico, alrededor de 750 de esas más de 1.000 carecen de relevo juvenil.

Con tal de paliar los efectos que tendría sobre la economía la jubilación de agricultores sin recambio existente, la estrategia contempla 22 medidas. Algunas de las más relevantes son la activación de nuevas líneas de ayuda; la puesta en marcha de dos campañas para visibilizar el valor estratégico del sector, o el fortalecimiento del programa Gaztenek, mediante el cual se facilita la incorporación de nuevas personas a la actividad primaria, apoyando proyectos emprendidos por jóvenes menores de 35 años en el sector.

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Baserritar a tiempo partido

La principal medida para atajar la falta de trabajadores jóvenes es el afianzamiento de Sendotu, el instrumento financiero que coordinará una partida superior a 9 millones de euros, que permitirán avalar la incorporación de jóvenes al sector.

Unas ayudas que se complementan con el proyecto Baserritar Misto Profesionala, por el que aquellos que se incriban podrán compaginar un trabajo en el sector primario con otro en una empresa. El planteamiento es el siguiente: el iniciado, en el caso de ya contar con un trabajo, podría acogerse a una reducción de jornada del 50% en su puesto para poder trabajar también en un baserri, recibiendo los mismos ingresos que él recibiría con jornada completa más el añadido de la profesionalización de su actividad agroganadera.

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60 millones recibirán los que se inscriban al programa Baserritar Misto Profesionala

Pero los nuevos agroganaderos no son los únicos beneficiados por la iniciativas. Los beneficiados de esta primera edición recibirán 60.000 euros en dos pagos –uno al inicio del programa y otro al tercer año–, mientras que las compañías ingresarán un pago único de 30.000 euros.

Todo esto para conseguir, según explicó el diputado foral de Equilibrio Verde Territorial de Gipuzkoa, Xabier Arruti, que cada año «haya unas 30 personas beneficiarias» y que de aquí a un lustro «se alcancen los 150». Para poder entrar al programa, los nuevos agroganaderos deben cumplir una serie de requisitos: tener entre 18 y 55 años, «estar contratado a tiempo indefinido y a tiempo completo» y «tener una antigüedad mínima de 18 meses en la empresa». Asimismo los recolectores encargados de contratar también deben pasar una serie de criterios, como lo son tener su explotación en Gipuzkoa, estar inscritos a la Seguridad Social Agraria, y contar con una viabilidad económica que por el que genere un margen neto de al menos 13.000 euros de beneficios.

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Una inicitiva que, en palabras de Urruti, resulta «clave» para un ámbito económico «fundamental» aquejado por la falta de mano de obra joven. «Confío en que el esfuerzo que se está realizando a nivel institucional para garantizar el relevo generacional, así como las distintas iniciativas desplegadas a nivel territorial, sirvan para animar y apoyar a los jóvenes a incorporarse en el primer sector», concluyó.

Igor Gorroño en su caserío, donde cuida potros, yeguas y planta puerros para la campaña de invierno. Iñigo Royo

Igor Gorroño 43 años

«Muchos jóvenes se echan para atrás porque los márgenes son bajos. Se trabaja mucho y se recoge poco»

Igor Gorroño es natural de Elgoibar y con sus 43 años está intentando profesionalizar su labor agroganadera a través del programa Baserritar Misto Profesionala. Gracias a él está compaginando su labor en Goimek, donde lleva trabajando 17 años, con su caserío Armaitza Sallobente, dedicado a las yeguas, potros y a la plantación de puerros en verano. «El proyecto me ayuda a no depender tanto de mano de obra externa, porque antes trabajaba durante todo el día en Goimek y tenía que subcontratar. Ahora me he convertido en baserritarra a tiempo: trabajo por las mañanas en la fábrica de 8.00 a 12.00 horas y tengo la tarde libre para trabajar en el baserri, limpiar terrenos y controlar el ganado», explica.

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Este elgoibartarra, a pesar de no venir de familia agroganadera, siempre ha estado interesado en el primer sector. Su experiencia comenzó en 2007, cuando compró el caserío San Lorenzo de Elgoibar, aunque tuvo que venderlo al año de empezar. Más tarde adquirió la explotación que ahora regenta, trabajando en él «poco a poco», y se muestra «esperanzado» por contar con programas como Baserritar Misto Profesionala, en el que llevar mes y medio. «Lo que más me motivó a meterme en el programa eran las ayudas que nos daban, porque para trabajar en el primer sector hace falta mucha inversión, a la cual no tenemos acceso los que nos queremos dedicar a ello sin ser profesionales. Este proyecto dura seis años y el objetivo es que al final podamos vivir del caserío y dejar la fábrica», comenta. La Diputación le ha hecho un primer pago de 30.000 euros, que sirve para paliar los gastos que van surgiendo y la preparación que necesita para cumplir el requisito de 13.000 netos de beneficio en los próximos seis años, momento en el que recibirá otro ingreso de 30.000.

«Tengo tres hijos menores y les animaría a hacerse con el caserío, pero solo si las condiciones mejoran y todavía quedan muchos cambios por hacer»

Igor Gorroño

Agricultor y ganadero

Gorroño, que es padre de tres menores, agradece la oportunidad que le han brindado, aunque también se muestra apenado por uno de los mayores problemas del sector: la falta de mano de obra joven. «El sector no está recibiendo relevo generacional. La mayoría de la gente en el caserío tiene más de 50 años y los jóvenes se echan para atrás porque los márgenes son escasos y se trabaja mucho, pero se recoge poco. Muchos se preguntan: ¿para qué me voy a romper los cuernos trabajando si puedo ir a mi fábrica, trabajar 8 horas y ganar mi sueldo?». Una situación que, según este guipuzcoano, puede producir graves consecuencias. «El sector necesita mucho apoyo porque es muy importante para nuestro país, aunque la gente no lo vea, por eso las administraciones deberían impulsar nuestros productos y dar más alicientes. Yo tengo tres hijos menores y les animaría a hacerse con el caserío, pero solo si las condiciones mejoran y todavía quedan muchos cambios por hacer», concluye con tristeza.

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Urtzi Lazkano, propietario de Txakoli Gaintza, recogiendo uvas para producir su bebida. Iñigo Royo

Urtzi Lazkano 36 años

«Veo difícil el relevo generacional. Los caseríos se están vaciando porque no llega para un sueldo digno»

Urtzi Lazkano, getariarra de 36 años, lleva «en la sangre» el campo. De hecho, es la cuarta generación de la bodega familiar de txakoli Gaintza. Ahora, gracias al programa Gaztenek en el que lleva un año, ha podido asegurar junto a su hermano el relevo de sus padres, después de haber cumplido los requisitos que se les exigía: «Para entrar necesitas tener entre 18 y 35 años, tener un proyecto relacionado con el primer sector y formación previa para ir sumando puntos. Y, una vez tienes los puntos necesarios, presentas el plan de empresa, y te sometes durante cinco años a una supervisión continua».

Lazkano conocía el programa desde hace un tiempo, ya que confiesa que Gaztenek era conocido en el pueblo «por el boca a boca». Para este experimentado vinicultor iniciativas como esta ayudan a atajar uno de los dos mayores problemas del sector: «la falta de mano de obra cualificada joven». «Aquí hay un problema muy grande con el relevo generacional. Actualmente los caseríos se están quedando vacíos porque en muchos casos no llega para un sueldo digno. Es mucho trabajo para poco retorno, y la gente ya no quiere eso», afirma con tristeza. «Conozco gente que le gusta el mundo del caserío pero prefieren ir a un taller, trabajar 8 horas, tener derechos laborales, vacaciones y una vida más digna», añade Lazkano, que pasa más de diez horas con el campo –«ocho en los viñedos, una hora en bodega, y otra en burocracia»–.

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Para él lo único que puede detener esta tendencia, lo más necesario, es la visibilidad. «No quiero pensar qué pasaría si no existieran proyectos como este. Habría que visibilizar más el trabajo del campo. En ferias de turismo sale siempre el monte, las ovejas, el mar, los pescadores..., pero si no se impulsa e inyecta dinero, todo eso se pierde».

«Los jóvenes no quieren trabajar todos los días por una miseria. Hay que apostar por producto de la zona, sueldos dignos y menos burocracia»

Urtzi Lazkano

Propietario Gaintza Txakoli

Y entre la falta de mano de obra, la escasez de juventud es lo que más le preocupa: «Los jóvenes no quiere trabajar todos los días por una miseria. Hay que apostar por producto de la zona, sueldos dignos y menos burocracia. Muchos veteranos nunca han tocado un ordenador y les exigen demasiado papeleo para sacar adelante gallinas. Eso desmotiva».

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Aunque, todo sea dicho, este getariarra se ha llevado una sorpresa con los números conseguidos por esta iniciativa gubernamental. «Hicimos una reunión todos los de Gaztenek en Zarautz y la edad rondaba entre los 20 y los 35. Y la verdad me gustó lo que vi, porque hay mucha gente que ha empezado con proyectos en el campo después de haber vivido toda su vida en la ciudad. Esas pequeñas cosas te dan esperanza y energía», afirma.

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