Hacienda inicia los pasos para actualizar el catastro de Gipuzkoa en la siguiente legislatura
El próximo año comenzará los estudios previos con el objetivo de tener todo listo en 2016 para ajustar el precio de los inmuebles al valor real. Los precios de la vivienda, pese a su desplome, están un 21% por encima de la última revisión de 2001, por lo que tendrá efectos fiscales, sobre todo en el IBI
DAVID TABERNA
Sábado, 22 de noviembre 2014, 16:30
Se avecina catastrazo. Tras tres años de subidas de impuestos, la Diputación se ha marcado ahora como objetivo empezar los estudios previos para actualizar el catastro de Gipuzkoa y aproximar el valor de los inmuebles al precio real de mercado. La última revisión que abordó la Hacienda foral data de 2001, por lo que el desfase será considerable. Según el Eustat y pese al desplome de los precios arrastrados por la crisis, el valor del metro cuadrado de la vivienda usada en Gipuzkoa estaría en la actualidad un 21% por encima de 2001, aunque en 2007 llegó a ser un 71% superior. Ese 21% de sobreprecio medio tendrá inevitablemente efectos sobre el bolsillo de muchos guipuzcoanos. Aunque los ayuntamientos se suelen mostrar compasivos y acostumbran a acompañar la actualización del catastro con una revisión a la baja de los tipos impositivos del IBI -el tributo más afectado por la revisión-, lo cierto es que la actualización del catastro se cebará en los propietarios de aquellos inmuebles que están infravalorados. La respuesta llegará en 2016. Ese es el año, ya en el arranque de la siguiente legislatura, que los responsables de la Diputación han fijado para actualizar el catastro.
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POSIBLES EFECTOS FISCALES DE LA REVISIÓN DEL CATASTRO
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Impuesto sobre bienes inmuebles.
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Su base imponibe, a la que se le aplica un tipo impositivo, está constituida por el valor catastral de los inmuebles
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Impuesto Municipal sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana.
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La actalización del catastro influirá directamente en el impuesto.
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Impuesto de Patrimonio.
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El valor catastral se toma, entre otros, como referencia para pagar el impuesto, con un exento por vivienda habitual de 300.000 euros. La actualización del catrasto puede obligar a contribuyentes a tener que pagar por un impuesto que antes no abonaban o directamente a pagar más.
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Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y Tansmisiones patrimoniales.
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En determinados casos se utiliza el valor catastral como medio de comprobación.
Consciente de su laboriosidad, la Hacienda foral comenzará a trabajar el terreno en 2015. «Existiendo indicios de estabilización del mercado inmobiliario parece conveniente comenzar los estudios previos a la revisión catastral adaptando los valores a la realidad económica del momento». Así lo ha plasmado el Gobierno foral en su proyecto de Presupuestos para 2015. Y como en casi todas las medidas que tienen impacto en los bolsillos, la revisión del catastro suele dar pie a un ya clásico debate entre defensores y detractores. Los primeros alegan que tiene un efecto redistribuidor, limita las posibles injusticias -los edificios más antiguos del centro de las ciudades pueden tener un valor inferior al de uno reciente de VPO de las afueras- y se previene el fraude inmobiliario. Los detractores recelan de la música y advierten que su objetivo real no es otro que engordar la bolsa de los ayuntamientos. En ese sentido, recuerdan que el IBI -la contribución- que los municipios cobran basándose en el valor catrastal del inmueble es la principal fuente de ingresos municipal.
En 2001 llevó una década
Puede que ambas partes tengan razón, pero lo cierto es que la mala fama de toda revisión catrastal suele frenar a no pocos políticos antes de abordarla, máxime en vísperas electorales. Al propio Cristóbal Montoro le pitan los oídos cada vez que lo cita en el Parlamento. Quizá por ello, tras tres años de subidas de impuestos -incluidos los tributos municipales como el IBI-, los responsables de la Hacienda de Gipuzkoa han optado por hincarle el diente en la próxima legislatura.
La realidad es que ponerse manos a la obra tampoco es fácil. Para la anterior revisión del catrasto de Gipuzkoa llevada a cabo en 2001, la Hacienda foral tuvo que emplear una década. El trabajo era ingente ya que el vigente hasta entonces se había implantado entre 1972 y 1976. Tampoco servía de mucho. Los criterios de valoración de los inmuebles del territorio eran exclusivamente administrativos, por lo que no tenían nada que ver con los precios de mercado. Por ejemplo, se daba más importancia al coste de la construcción que a la localización del bien. Ello provocaba que, según los cálculos que manejaba Hacienda en 2001, un piso de 140 metros cuadrados en la calle Hernani de San Sebastián, construido hace 70, años tuviera un valor catastral de 5,7 millones de pesetas, mientras que un inmueble de 90 m2 de cinco años en Intxaurrondo se valoraba fiscalmente en 7,5 millones de pesetas. El resultado era que el vecino de Intxaurrondo abonaba un IBI mucho más alto.
De hecho, la actualización del catastro suele ser una habitual demanda de los ayuntamientos, los grandes beneficiados. Para contrarrestar sus efectos, y tal y como ya hicieron en 2001, los consistorios del territorio deberán aminorar en la mismo proporción los tipos de gravamen del IBI, neutralizando en la medida de los posible el impacto en los bolsillos. Para muchos propietarios de inmuebles infravalorados por el catastro no habra expiación. Tampoco para los afortunados cuyos inmuebles se habían quedado fuera del radar del catastro.
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A expensas de que los estudios de Hacienda empiecen a sacar una fotografía aproximada del desfase actual del precio de los inmuebles sobre el catastro, según el Eustat el valor del metro cuadrado de la vivienda usada en Gipuzkoa se habría incrementado desde 2001 a 2013 un 21%, pasando de los 2.831 euros por metro cuadrado útil a 3.420 euros. En pleno boom, en 2007, el techo marcó los 4.847 euros.
Pero el IBI no será el único impuesto afectado por la revisión catastral. También tendrá impacto en el impuesto que grava las transmisiones patrimoniales y en la llamada plusvalía municipal (el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana). La lista no se queda ahí. La revisión del valor de los inmuebles aumentará la factura del impuesto de Sucesiones y Donaciones y tendrá efectos directos sobre el impuesto de la riqueza y las grandes fortunas. En la actualidad, el tributo tiene una exención de 300.000 euros para la vivienda habitual, por lo que una revalorización del inmueble podría incrementar la factura a pagar al fisco. No solo eso, podría llevar a algunos contribuyentes a sumarse a la lista de 'privilegiados' que deben abonar el impuesto.
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