Euskaltel, del sueño político a la especulación

El acuerdo que sellaron en la primavera de 1996 entre el entonces vicelehendakari, Juan José Ibarretxe, y Jaime Mayor Oreja implicaba el apoyo del PNV a la investidura de Aznar con varias contrapartidas: los populares cedían la recaudación de los impuestos especiales, la capacidad de legislar en el IRPF... y asumían el compromiso de que el Gobierno vasco pudiera impulsar la creación de una compañía telefónica. Así nació Euskaltel. Su primer presidente fue el exconsejero de Hacienda José Luis Larrea y en 1999 le sucedió José Antonio Ardanza.

En ese primer momento el Ejecutivo autonómico entró con una participación, aunque inferior al 10%. Fueron las cajas de ahorros -que luego conformaron Kutxabank- las que asumieron un mayor peso, acompañadas por Iberdrola, Endesa y el Grupo Mondragón. La entidad financiera ha ejercido tradicionalmente de correa de transmisión entre el poder político y la operadora y yambién ha servido de anclaje de la compañía a Euskadi.

Pero, a la vez, Kutxabank ha sido en parte responsable de que se hayan realizado tantos cambios accionariales en la operadora. Y es que el banco se ha visto obligado a vender participaciones industriales por las penalizaciones impuestas por Europa y por eso ha ido cediendo posiciones en Euskaltel. En 2012 vendió una parte de sus títulos junto con otros accionistas. En ese momento salieron el Gobierno vasco y Mondragón y entraron dos fondos de inversión -Tritlantic e Investindustrial-, con el 48% del capital. Comenzaba ya a gestarse el gran pelotazo que se sustanciaría años más tarde, con la salida a Bolsa en 2015. El Gobierno vasco, entonces dirigido por el socialista Patxi López, puso su granito de arena al vender a Euskaltel su red.

El debut de la compañía en el mercado se convirtió en un gran escándalo. Los fondos de inversión, copados por antiguos ejecutivos de Lehman Brothers, habían invertido unos 200 millones de euros y se fueron con 700 millones en el bolsillo. También generó polémica que directivos de Euskaltel se atribuyeran un bobus de 46,8 millones de euros en la operación, pero ante las presiones desde varios ámbitos, lo reinvirtieron en títulos. En la salida a Bolsa se incorporó la Corporación Financiera Alba como accionista.

Tras ese hito, el entonces presidente de Euskaltel, Alberto García Erauzkin, inició una estrategia de crecimiento fuera de Euskadi, con la compra de la gallega R Cable en 2015 y de la asturiana Telecable en 2017. Fue esta última operación la que dio acceso al accionariado a la firma británica de inversión Zegona, que fue adquiriendo un gran protagonismo.

Zegona advirtió desde pronto que quería alcanzar el control de Euskaltel y darle un vuelco a la compañía con la expansión por todo el territorio nacional. En abril de 2019 consiguió su objetivo de convertirse en el primer accionista, con un 20,9% frente al 19,8% de Kutxabank. Nada más lograrlo, empezó a realizar cambios. Puso a la cabeza a José Miguel García, exconsejero delegado de Jazztel, y al de poco tiempo lanzó la marca Virgin para convertirse en el quinto operador de España. La estrategia comenzaba a dar sus frutos cuando se la ha comido MásMóvil.