Una Euskadi a dos velocidades
Las grandes cifras económicas van bien, pero la sociedad vasca no lo termina de percibir
Tan importante como la realidad es muchas veces el relato. Y en este momento, en Euskadi el relato económico es doble: los datos, indudablemente ... buenos y robustos a pesar de la ligera desaceleración que subrayan todos los analistas; y la percepción popular de que las cosas no terminan de ir bien, no llegan al mundo real. Por primera vez, el Deustobarómetro ha detectado que las condiciones del mercado de trabajo ya preocupan más a los vascos que el paro. Y un informe elaborado por el Consejo de Relaciones Laborales sobre lo ocurrido en Euskadi entre 2009 y 2017 concluye que «cuesta mucho acceder a un contrato indefinido». Hasta el punto de que lo consigue poco más de un tercio de todo el universo analizado a lo largo de los años más duros de la crisis y de la salida de la recesión. Y el plazo requerido para ello es de promedio de 35 meses, casi tres años. EL CORREO ofrece cuatro puntos de vista sobre el estado de la cuestión.
María Silvestre (Directora del Deustobarómetro)
Resignación e incertidumbre
Por primera vez, la principal preocupación de la sociedad vasca son las condiciones laborales, por delante del paro. Era cuestión de tiempo que asomara con tanta fuerza esta preocupación, teniendo en cuenta que tan solo el 4% afirma que han mejorado sus condiciones de trabajo. Atendiendo al Servicio Público de Empleo para 2018, constatamos que, del total de nuevos contratos firmados en España este año, el 89,6% fueron temporales. En Euskadi fueron un 91,11% (con porcentajes muy similares en los tres territorios). En suma, se crearon casi un millón de nuevos empleos (927.312 nuevos contratos), de los cuales 844.882 fueron temporales. Si añadimos que, según el Eustat, la tasa de paro juvenil en Euskadi es del 20,2%, empezaremos a darnos cuenta de que existen razones de mucho peso que explican por qué para el 34% de la ciudadanía su principal preocupación son las condiciones de trabajo y para el 32%, el desempleo.
La abrumadora presencia de los contratos temporales en la creación de empleo y que uno de cada cinco jóvenes en Euskadi esté en paro explica también que la mayoría de la sociedad perciba con gran escepticismo, inseguridad e incertidumbre el futuro de sus hijos e hijas. Según el Deustobarómetro, solo el 23,2% cree que podrán emanciparse antes de los 30 años y solo el 23,2% que vayan a encontrar un empleo digno en Euskadi; también es muy bajo el porcentaje de los que creen que vayan a ser más felices que sus progenitores (12,9%).
Cuando se nos pide un ejercicio de proyección, de imaginarnos nuestro futuro y el de las generaciones venideras, el discurso imperante es el de la resignación ante la evidente incertidumbre y la instalada precariedad. No debemos pasar por alto que para el 66% la crisis no ha terminado, a pesar de lo que puedan estar diciendo los indicadores macroeconómicos. No deberíamos pasar por alto esta percepción cuando, además, viene acompañada de la constante constatación, desde el primer Deustobarómetro de diciembre de 2013, de que en torno a una cuarta parte de la sociedad está haciendo ajustes en su economía privándose de cuestiones como la alimentación, la compra de carne y pescado o la visita al dentista. En la última edición, sobre pobreza infantil, hemos recogido que el 31,2% ha renunciado a realizar actividades de ocio con sus hijos e hijas.
«Los abrumadores contratos temporales y el paro juvenil explican el escepticismo»
Sin embargo, a pesar de constatar que se está cronificando la precariedad y la integración relativa, a pesar de que existen claras evidencias de que vivimos en una sociedad en la que se ha instalado la desigualdad (según el Eustat, «la renta de las personas de condición socioeconómica alta casi duplica a la renta personal media»), parece que hay un porcentaje importante de la población (43,3%) que confía en la capacidad de nuestro modelo de bienestar para romper las inercias que provocan que la desigualdad y la pobreza se hereden. Es cierto que dicha creencia no se sostiene en datos objetivos, pero también que es una creencia que, de alguna manera, está apoyando y legitimando la inversión en la garantía de la educación, la sanidad y, sobre todo, los servicios sociales, como derechos subjetivos de ciudadanía. Medidas y prestaciones que no solo dignifican la vida de todas las personas, sino que dignifican nuestro modelo social.
Guillermo Dorronsoro (Exdecano de la Deusto Business School)
Los límites del estado del bienestar
Las estadísticas nos dicen que la renta per cápita en Euskadi es la más alta del Estado, y está entre las más altas del mundo. También nos dicen que tras caer en el período 2008-2013, lleva cinco años subiendo y hoy es la más alta de nuestra historia, superando claramente los niveles precrisis. Así que, como no ha habido grandes bandazos ideológicos en los gobiernos en Euskadi de las últimas décadas, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que estaremos ahora gozando objetivamente del mejor Estado del Bienestar que hayamos tenido nunca, y uno de los mejores del mundo.
Si esto es así, ¿por qué a los ciudadanos nos preocupan más que nunca las condiciones laborales, las pensiones, y vemos con desconfianza el futuro de las nuevas generaciones?¿Por qué la mayoría afirma que todavía Euskadi no ha salido de la crisis? No somos solo nosotros: una cuenta parecida podríamos echar en el Reino Unido que vota 'Brexit', en USA que vota Trump o en una Francia asediada por chalecos amarillos.
Una parte de este descontento tiene que ver con un derecho no incluido en el Estado del Bienestar, que es el de un empleo digno, que permita razonablemente la conciliación familiar y la estabilidad geográfica, y que esté adecuadamente remunerado.
Las estadísticas ya nos venían avisando de que la recuperación nos estaba dejando un mercado del trabajo peor pagado y más polarizado. Entre 2008 y 2016, el salario medio por trabajador aumentó un 7,6%, tasa inferior al aumento del IPC en el periodo (9,2%), por lo que el salario real descendió. La mejora de los salarios por trabajador se ha concentrado además en el percentil superior, mientras que en el percentil inferior se ha registrado un empeoramiento. Además afecta de manera asimétrica a los más jóvenes y eso, a los que tenemos hijos, nos preocupa tanto o más que lo que nos ocurre a nosotros mismos.
«Los ajustes empiezan siempre igual: con un malestar creciente de las clases medias»
La otra parte del malestar tiene que ver con las expectativas. Porque ya ha empezado a pasar que la evolución de la demografía está incrementando el coste de pensiones y del gasto hospitalario y social más de lo que se incrementa la recaudación, y durante las dos próximas décadas este proceso va a seguir, inexorablemente. Los ciudadanos vamos leyendo y oyendo que esto viene, y nadie parece tener una respuesta que nos tranquilice. Así que no estamos tranquilos. Cuando en los países occidentales hicimos el pacto que sustenta el Estado del Bienestar, habíamos acordado que esto iba a funcionar así, y que iba a ser el mercado del trabajo el mecanismo que ajustaría la oferta y la demanda laboral. Y tampoco echamos cálculos con la evolución de la demografía, nos parecía que quedaba mucho tiempo para empezar a preocuparse con esas cosas.
Estamos alcanzando los límites del Estado del Bienestar, y probablemente no baste con unos pocos parches y sea preciso forjar nuevos pactos. La Historia nos enseña que estos procesos de ajuste suelen empezar siempre de la misma manera: con un malestar creciente de las clases medias ('revoluciones burguesas') ¿Te suena la Toma de la Bastilla? No es casualidad que la fiesta nacional en Francia sea el 14 de Julio. Si hoy se celebra, es porque los principios fueron revueltos, pero el nuevo pacto que se alcanzó mereció la pena.
Estibaliz Montero (Responsable de Gazteak CC OO)
El eterno peaje de la precariedad
Poseer un empleo es sinónimo de tener la posibilidad de una vida autónoma? Esta pregunta es la formulada por muchas personas jóvenes cuando se plantean#emprender un proyecto emancipatorio.
Los datos de descenso del paro se asocian, acríticamente, con una supuesta recuperación. Lo cierto es que la tasa de paro de la población joven del tercer trimestre de 2018 está dos puntos por debajo de la de 2017. Una lógica que busque conclusiones sencillas ante realidades complejas dibujaría un panorama cuanto menos más optimista en Euskadi con respecto a las personas jóvenes y su situación sociolaboral.
El Observatorio Vasco de la Juventud viene a complejizar estas conclusiones cuando a la pregunta de cuáles son los tres problemas más importantes en Euskadi, las personas jóvenes responden, de forma mayoritaria, que son los vinculados al mercado de trabajo. Si seguimos preguntándonos por dichas condiciones iremos retirando velos para intentar acercarnos a la verdadera realidad de las personas jóvenes. ¿Qué tipo de empleo tienen?, ¿por qué la edad de emancipación de las y los jóvenes en Euskadi es de las más altas de Europa?
Se ha institucionalizado que las personas jóvenes trabajadoras tienen que pasar un peaje vital con malas condiciones laborales para llegar a un supuesto 'Dorado Laboral' en el que podrán disfrutar de unas condiciones de trabajo dignas. Pero este supuesto peaje acordado, no sabemos muy bien con quién, cada vez es más largo y se prolonga a través de la vida laboral de jóvenes y personas adultas.
A pesar de esto siguen persistiendo en muchas empresas dualismos en las condiciones laborales entre las personas nuevas y aquellas que llevan años. Este fenómeno está ligado a que muchas personas jóvenes que a lo largo de la crisis entraron en las empresas lo hicieron con peores condiciones laborales que antes de la misma y, con la excusa de la recesión, no las han visto mejoradas a pesar de esa supuesta mejora económica. Las últimas reformas laborales han reforzado esta inercia perversa, otorgando el marco legal perfecto para un aumento de la precarización.
«¿Por qué la edad de emancipación en Euskadi es de las más altas de Europa?»
Las mujeres jóvenes son más pesimistas según el informe del Observatorio de la Juventud de Euskadi (Aurrera Begira, 2018). Están más precarizadas que los hombres, repitiendo los estereotipos sexistas más clásicos del mercado de trabajo, mayor parcialidad, entrada mayoritaria en sectores con peores condiciones y doble brecha salarial (de edad y de género), que perpetúan esquemas de un mercado de trabajo donde la igualdad no es real.
La precariedad afecta a realidades interconectadas, como la mera posibilidad de emanciparse o de ser padres o madres, lo que nos sitúa en un presente y en un futuro donde la precariedad y la polarización nos van a seguir afectando.
Ante esta situación desde #CC OO planteamos una negociación colectiva sectorial que proteja a todas las personas trabajadoras y la derogación de las últimas reformas laborales. Rechazamos cualquier peaje para lograr unas condiciones de trabajo dignas y creemos en el poder de organización de las personas jóvenes trabajadoras.
Juan Carlos García (Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Álava)
No podemos perder talento
La economía vasca va mejorando, lentamente, pero creciendo. No en vano, la tasa de paro en Euskadi se situó en el tercer trimestre de este año en el 9,5%, por debajo del umbral del 10% por primera vez desde el inicio de la crisis. Estos datos son inapelables. La economía vasca ha creado empleo, de forma que en menos#de cinco años hemos vuelto a los niveles de empleo previos a la#crisis, se mida como se mida éste. Además, el PIB vasco creció#también un 2,6% en el tercer trimestre.
Esta mejoría en los principales indicadores económicos ha servido, sin duda, como palanca para reactivar la actividad económica y empresarial del País Vasco. Las grandes empresas, pero también las pymes, han conseguido recuperar, en parte, su músculo financiero, lo que ha ayudado a impulsar también la recuperación de la economía vasca, en la que la pyme, hay que recordarlo, tiene un enorme impacto. No en vano, en Euskadi, hay más de 200.000 pequeñas y medianas empresas, que suponen el 99% del tejido empresarial vasco y que generan, por sí mismas el 70% del empleo.
Así pues, en términos cuantitativos, la mejoría es un hecho. Ahora bien, todavía existe un amplio margen de mejora que sería deseable que se produjera más pronto que tarde. Y el mercado laboral vasco avanza con paso firme en este sentido. Si bien es cierto que, a día de hoy, lograr un contrato de trabajo indefinido en el País Vasco cuesta casi tres años, también lo es que la contratación indefinida apunta a un nuevo récord en Euskadi en 2018. Hasta septiembre de este año se firmaron 12.000 contratos fijos más que en 2017 y se podría superar#el máximo anual de 2006. Y un dato más: un 9% de los empleos que se han generado en lo que va de año tenía carácter indefinido, que es el porcentaje que había justo antes del estallido de la recesión.
Por ello, sería muy conveniente seguir profundizando en la modificación de la legislación laboral para mejorar la calidad del empleo y la adaptación al mercado de trabajo tanto de trabajadores como de empleadores. Porque las empresas y los empresarios#aspiramos siempre a asegurar la continuidad y estabilidad del empleado como garantía para no perder el talento y el know-how, un extremo que no podemos ni debemos permitirnos.
«No puede haber relajación en el acceso a un empleo, que es un derecho y un deber»
Asimismo, creo también necesario continuar con la mejora de aquellos aspectos que dan estabilidad e impulso al empleo a medio y largo plazo: mejorar el#modelo educativo desde un consenso lo más amplio posible que aúne las voluntades de todos los grupos políticos junto con las de los agentes implicados y con proyección en el tiempo; mejorar#el peso del sector industrial en#la economía basado en la tecnología y en la innovación, y, finalmente, seguir insistiendo en la mejora de la regulación laboral para empleados y empresarios, que no sea un límite para el empleo.
Ciertamente no es fácil y no puede haber relajación en algo tan importante como es el acceso a un empleo, que es un derecho#y un deber de todos y cada uno#de nosotros.
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