CAF gana protagonismo y opciones de crecer en un agitado escenario ferroviario europeo

Al mismo tiempo, Talgo (muy compatible con CAF por líneas de negocio) está siendo objeto de una OPA (oferta pública de adquisición de acciones) por parte de un inversor húngaro, lo que podría llevar al Gobierno central a buscar algún otro comprador 'amigo' que lance una contraopa en la medida en que el fabricante alavés se considera estratégico.

Mientras, el 'campeón' europeo del sector, Alstom, trata de digerir la compra de Bombardier, un sapo que está costando asimilar más de lo previsto. Y es que la francesa, que acaba de anunciar 1.500 despidos en todo el mundo mientras busca reducir su deuda en 2.000 millones, trata de ganar oxígeno al sufrir problemas de falta de caja y ultima una estrategia que podría también obligarle a deshacerse de negocios o activos atractivos para CAF.

Así, las vías europeas están agitadas y CAF, que en lo que llevamos de año se ha revalorizado en Bolsa un 11,69% (frente al desplome del 46% de Alstom en el mismo periodo), es a ojos de todos los analistas uno de los protagonistas a seguir más de cerca.

CAF nunca ha escondido que uno de sus objetivos estratégicos ha sido siempre el de ganar presencia en el negocio de la señalización ferroviaria (tanto en la tecnología embarcada en los trenes como en la que se instala en las vías), y para eso cuenta con una de sus filiales más potentes: Signalling.

Con esa meta entre ceja y ceja se lió la manta a la cabeza y cuando en la primavera de 2021 el gigante tecnológico francés Thales (que había optado por centrarse en sus otros negocios de seguridad digital, espacio, aeronáutica y defensa) puso a la venta su división de transporte y señalización (por un precio que rondaba los 1.600 millones de euros) la beasaindarra presentó sus armas para disputar la batalla. Hubo ocasión de triunfar, pero finalmente fue Hitachi Rail (propiedad del grupo japonés del mismo nombre) quien se llevó el gato al agua.

Sin embargo, entraron en juego las autoridades europeas de Competencia, que debían vigilar que entre lo que ya tenía Hitachi y lo que captaba de Thales no se comprometía la libertad de mercado en el Viejo Continente. El examen se ha prolongado hasta hace un par de semanas, cuando Bruselas ha dado vía libre a la adquisición bajo determinadas condiciones que no suponen sino la obligación de vender determinados activos. Una venta, por cierto, que en lugar de ser impuesta la ha ofrecido la propia Hitachi.

«La transacción, tal y como se notificó inicialmente, habría reducido la competencia y habría dado lugar a precios más altos y menos innovación en los mercados de proyectos de señalización de líneas ferroviarias principales en Francia y Alemania. En estos mercados, la operación habría combinado a dos competidores cercanos y la entidad fusionada habría adquirido cuotas de mercado muy elevadas», señaló la Comisión.

Y ahí estará CAF, que, según ha podido saber DV de fuentes solventes, no rehúye en absoluto esa posibilidad, igual que en el Reino Unido, donde Hitachi ha optado por la misma estrategia y ha recibido la misma respuesta de Competencia. La beasaindarra no ocultó esta opción en un encuentro con analistas celebrado en Madrid la semana pasada.