Las diez noticias clave de la jornada
Emiliano López Atxurra, presidente de Petronor, en la sede de la empresa en el EIC de Gallarta. Luis Ángel Gómez

Emiliano López Atxurra

«El motor de combustión no puede desaparecer, sería un error histórico»

El presidente de Petronor reclama para la compañía el papel de pionera en el desarrollo de tecnologías para la descarbonización, y subraya su aportación al bienestar de Euskadi

Julio Díaz de Alda

San Sebastián

Domingo, 11 de febrero 2024, 07:17

Emiliano López Atxurra, que acaba de cumplir 68 años, preside Petronor y se sienta en el consejo de Repsol, empresas para las que reclama el título de verdaderas protagonistas de la apuesta industrial por la transición energética y la descarbonización en Euskadi y en España. El abogado zumaiarra, declarado y reconocido europeísta, defiende a capa y espada la tecnología como eje principal sobre el que debe pivotar la lucha contra la crisis climática y el salto a la Europa del futuro. López Atxurra explica que el motor de combustión sigue evolucionando y que «matarlo» sería hundir un pilar esencial de la industria del Viejo Continente.

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-¿Si alguien dijera que Petronor es sólo una refinería, estaría equivocado?

-Absolutamente. Es una empresa industrial energética. Es una refinería, y lo decimos con orgullo, pero también ha ido evolucionando de los productos para el viejo mundo energético a productos para el nuevo mundo energético. Y sigue evolucionando. Lo que no ha cambiado es el espíritu empresarial permanente.

-¿Cómo es la Petronor de hoy?

-Es una empresa que mantiene su vocación industrial para dar un producto de calidad ante las necesidades de un mercado que evoluciona por las obligaciones presentes y futuras impuestas por Europa. Hablamos de los biocombustibles, de la descarbonización y de las inversiones para productos nuevos 2030-2050.

-¿Ese tránsito obedece a una necesidad o a un convencimiento?

-Primero, a un convencimiento. Una empresa es un ser vivo que tiene alma. Petronor analiza las tendencias y por eso vive una permanente transformación. Todo esto sólo sucede si se aúnan la mejor tecnología disponible, el mejor capital humano y una organización bien cohesionada.

-¿Es difícil quitarse el sambenito de ser una empresa 'sucia', con una gran llama siempre encendida que puede asustar?

-Petronor es una empresa que, fundamentalmente, genera riqueza. ¿Genera miedo? No lo sé, aunque en el conjunto de la ciudadanía creo que no. Lo que sí sé es que genera bienestar. Pero también cabe recordar que, partiendo de los mejores estándares de calidad, o produces aquí o lo haces fuera. ¿Queremos ser una sociedad industrial o no? Lo digo porque una sociedad industrial está viva, y una no industrial es puro declive.

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-¿Cuál es la hoja de ruta?

-Es un plan a 2026 bien claro, marcado por la digitalización, la transición y por una perspectiva de futuro. Petronor no da la espalda a las obligaciones europeas y somos agentes activos de la descarbonización de la mejor manera que podemos: tecnología e industria. Hablo de las cumbres de Copenhague, de París, de Glasgow, de Emiratos... Estamos obligados a adaptarnos. Hemos recibido una herencia y nuestra obligación es gestionarla bien para las futuras generaciones.

Impuesto a las eléctricas

«No sé cómo van las negociaciones. Queremos invertir donde las reglas estén claras y confío en que todo se clarifique»

-¿Tan protagonistas como otros que por su negocio podrían parecerlo más?

-Nosotros no miramos a nadie. Estamos alejados de protagonismos que pudieran ser más de 'La Hoguera de las Vanidades' o de publicidad engañosa. Nuestro accionista principal, Repsol, dijo al mercado que las emisiones netas serían cero en 2050. Tenemos un compromiso ante el mercado, no ante los medios de comunicación, y con etapas intermedias definidas y que estamos cumpliendo. Petronor es un actor relevante, lo que tiene su reflejo en los nuevos proyectos que desarrollamos. Queremos fabricar productos descarbonizados.

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-¿Sigue pensando que la carrera europea por la descarbonización es demasiado rápida y cargada de ideología?

-Sí. Antes de nada, Europa es una región que tiene muchísimos activos, y el principal es que somos 400 millones de personas, cien más que EE UU. Y tenemos 80 acuerdos comerciales, por 20 de EE UU. Y un ecosistema tecnológico-industrial avanzado. ¿Qué le falta a Europa? Asumir que la energía es un vector esencial de su desarrollo, que es algo que aún no tiene realmente asumido. Aún queda el desafío de la unión energética, que requiere términos mucho más geopolíticos que los enunciados de una transición sin fortaleza industrial. Tenemos que darnos cuenta de nuestro tamaño, porque, como decía Labordeta, o nos salvamos todos o no se salva ni Dios. O abordamos seriamente esa unión energética o la transición va a ser un cuento de Disney.

-¿La ideología mata la industria?

-La ideología siempre ha matado a la industria. No digo la ideología sana, de proyecto de futuro, y de bienestar y cohesión, sino aquella que se convierte en populista, que es un virus malsano. Hemos iniciado una senda positiva, y al menos hemos tomado conciencia de que el motor de combustión no puede ni debe desaparecer; desaparecería una columna vertebral de la industria. Matarlo sería un error histórico.

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-¿Es factible un mundo de coches sólo eléctricos? Por cierto, los europeos se los compramos a chinos y americanos...

-No es factible. Además, hoy el único que domina la movilidad eléctrica, y los recursos naturales necesarios para ella, se llama China. Y no veo al mundo dominado por China. Los chinos han tenido una estrategia de muy largo plazo. Europa ha vivido en una ensoñación, pensando que el mundo estaba a su servicio; con la OTAN en el capítulo de la seguridad, con unos flujos de materias primas seguros y colindantes llegados de Rusia o África, pero sin control, y en el automóvil con una gran externalización respecto a China, a la que hemos dado todo el conocimiento de la fabricación. Cuando compran Volvo, compran conocimiento. Por eso son la gran potencia mundial de la movilidad eléctrica, porque les hemos regalado el liderazgo.

-Pero el horizonte es eléctrico...

-No. El futuro es mixto. Hay tecnologías eficientes o ineficientes, pero nunca predeterminadas. El motor de combustión tiene que evolucionar y competir.

-La ministra Ribera es muy vehemente en pro del eléctrico...

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-Yo tengo por norma no hablar nunca de los cargos públicos. Mi preocupación es la fortaleza tecnológica e industrial del país.

Transición energética

«La ideología siempre mata a la industria. No digo la ideología sana, sino aquella que se convierte en populista»

-Hay sequía en pleno invierno. ¿Es discutible la crisis climática?

-No. Los tiempos de la naturaleza son distintos de los de las personas. Lo que tenemos hoy es consecuencia de la industrialización iniciada en el siglo XIX. Y de la globalización, que ha hecho que 8.000 millones de personas quieran vivir como vivimos los occidentales europeos, y eso afecta al medio ambiente. A veces, con estos debates hay cierta trampa, pues las posiciones agresivas en la transición y sin tecnología te llevan a decrecimiento económico. ¿Se puede correr una maratón con la intensidad de los 100 metros lisos? No por mucho correr vas a ir más lejos.

-No me ha hablado del hidrógeno ni de los biocombustibles. ¿Son muy caros?

-Obras son amores y no buenas razones. Nosotros iniciamos, solitos, la estrategia del hidrógeno en 2016. ¡En 2016! Y hemos hecho nuestro electrolizador de 2,5 MW con gente nuestra de 35 años que son los que más saben de esto de España y del mundo. Hemos aprendido muchísimo. Y hemos liderado y creado un ecosistema de colaboración público-privada, también para que las pymes y las universidades vascas se valoricen. No estamos en la fabricación de hidrógeno para exportar, sino para que sea un combustible en la descarbonización de nuestra industria. Para hacer acero o vidrio verdes en el País Vasco. ¿Es caro? Sí. Pero ¿la eólica 'off-shore' puede funcionar sin subvención? A la 'on shore' también se le ayudó en su día con subvenciones. Yo sólo sé que la industria energética por excelencia del País Vasco se llama Petronor. Hablo de industria, no de servicios. Y en España, Repsol.

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-¿Y los biocombustibles?

-Tienen un precio altamente competitivo. Y los sintéticos lo tendrán en un periodo prudente; no los hacemos para mañana, sino para 2040, que llegará enseguida. Nosotros no vamos a remolque de la descarbonización, la lideramos, y hacemos inversiones muy fuertes.

Industria de la Automoción

«No veo un mundo sólo con coches eléctricos, el futuro es mixto. El motor de combustión tiene que evolucionar»

-¿Qué papel quiere jugar Petronor en la movilidad eléctrica?

-La primera empresa de puntos de recarga eléctrica de España la constituyó Repsol con el Ente Vasco de la Energía (EVE). Era Ibil, de la que fui presidente hasta el año pasado. No había mercado y desarrollamos tecnología con empresas de aquí como Velatia o Ingeteam, que ahora venden en todo el mundo. Vimos el erial que era eso y la cantidad de barreras técnicas y regulatorias que había. Habrá que desarrollar un marco legal para ello.

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-El Gobierno ha mantenido el 'impuestazo' a las energéticas y la banca. ¿Cómo van las negociaciones sobre el mismo?

-No sé cómo van las negociaciones. Voy a hablar a título particular. No somos quienes para que un Gobierno cambie. Nosotros compramos un producto en el mercado libre mundial, lo procesamos y lo vendemos, por cierto con un recargo impositivo muy alto. Más de la mitad del precio de la gasolina son impuestos. Cuando perdemos, nadie nos ayuda y nos comemos crudas las pérdidas. Y todo con enormes inversiones para el futuro que no nos paga nadie. No nos gusta el enfrentamiento. Lo que queremos es invertir en donde las reglas de juego estén claras. Lo que no queremos es ruido. Confío en que todo se clarifique.

-Petronor, como también Repsol, respondió a la prórroga del impuesto 'congelando' inversiones. ¿Mantiene esa postura?

-Así es, algunas de nuestras inversiones quedan en 'stand by'.

-El impuesto se va a concertar con Euskadi. ¿Cree entonces que le irá mejor a Petronor?

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-No hago futuribles fiscales. Bastante tengo con la energía. Lo que sé es que nuestra relación con la administración fiscal vasca y vizcaína, también con Ane Insausti en Gipuzkoa, me ha demostrado que la fiscalidad se entiende aquí como un mecanismo de valorización del bienestar, ligado a una política industrial y con sensibilidad. Me han demostrado que son confiables. No hablo de Hacienda como recaudación sino como instrumento para la redistribución. El 'Oil & gas' aporta una parte sustancial de la recaudación. En 2022, la aportación de Petronor a la hacienda de Bizkaia fue de 1.072 millones de euros, y de manera indirecta, vía Ley de Aportaciones, la de Gipuzkoa fue de 190 millones.

Nuevas tecnologías

«Obras son amores, y no buenas razones. Nosotros iniciamos, solitos, la apuesta por el hidrógeno en 2016»

-PNV, PSE y EH Bildu han alumbrado una Ley vasca de Transición Energética que obliga al Gobierno Vasco a vender sus participaciones en todo lo relacionado con el 'Oil & Gas'. ¿Cómo sienta eso a Petronor?

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-Es una decisión política tomada en el Parlamento. Bajo ningún concepto debemos decir nada. A partir de ahí, la transición requiere muchísimos cambios legales, también municipales y de ordenamiento urbano, y recursos económicos ingentes que tendrán que movilizarse, también para redimensionar tecnológica e industrialmente nuestro ecosistema. Pasar de las musas al teatro es complejo.

-¿Le cuesta mucho a Petronor reclutar talento joven? Es la gran preocupación de las empresas en Euskadi.

-Nosotros tenemos en este momento, gracias a Dios, un talento joven que está teniendo interés por nosotros. Pero también lo buscamos. Hace cinco años, en solitario, hicimos un programa de excelencia con la Escuela de Ingenieros; ya tenemos diez talentos excepcionales, que han estado en EE UU, Gran Bretaña, etc... Y cuando se les ofrece proyectos de interés, ilusionantes y sólidos, vienen. El talento viene si se le ofrece futuro y proyectos interesantes. Hay mucho talento joven, pero tienes que trabajarlo. Yo veo aquí a chavales brillantes como los de la donostiarra Epowerlabs o el eibarrés Julen Arizaga, al que le becamos y está en Chicago con temas de inteligencia artificial y es brillantísimo. Hay que ofrecerles pasarela. La gente que ha hecho nuestro electrolizador no son alemanes o holandeses, son de aquí; con una excelente formación pero con un proyecto magnífico. Por eso el desafío de la empresa vasca es su dimensión, por eso hemos hecho un ecosistema. ¡Que somos pequeñitos! Una región de 2,5 millones, importante pero en una Europa de 400 millones. Hay que mimar al talento de aquí, recuperarlo si está fuera. Y primar la excelencia. Sí reivindico que pasemos del 'power point' a la realidad. ¿Podemos ir al mundo del futuro con las organizaciones de las que nos hemos dotado hasta ahora? No. Hay que cambiar, pero sin alharacas, con solidez.

«El talento joven viene si se le mima y se le ofrece un proyecto sólido»

-¿Le cuesta mucho a Petronor reclutar talento joven? Es la gran preocupación de las empresas en Euskadi.

-Nosotros tenemos en este momento, gracias a Dios, un talento joven que está teniendo interés por nosotros. Pero también lo buscamos. Hace cinco años, en solitario, hicimos un programa de excelencia con la Escuela de Ingenieros; ya tenemos diez talentos excepcionales, que han estado en EE UU, Gran Bretaña, etc... Y cuando se les ofrece proyectos de interés, ilusionantes y sólidos, vienen. El talento viene si se le ofrece futuro y proyectos interesantes. Hay mucho talento joven, pero tienes que trabajarlo. Yo veo aquí a chavales brillantes como los de la donostiarra Epowerlabs o el eibarrés Julen Arizaga, al que le becamos y está en Chicago con temas de inteligencia artificial y es brillantísimo. Hay que ofrecerles pasarela. La gente que ha hecho nuestro electrolizador no son alemanes o holandeses, son de aquí; con una excelente formación pero con un proyecto magnífico. Por eso el desafío de la empresa vasca es su dimensión, por eso hemos hecho un ecosistema. ¡Que somos pequeñitos! Una región de 2,5 millones, importante pero en una Europa de 400 millones. Hay que mimar al talento de aquí, recuperarlo si está fuera. Y primar la excelencia. Sí reivindico que pasemos del 'power point' a la realidad. ¿Podemos ir al mundo del futuro con las organizaciones de las que nos hemos dotado hasta ahora? No. Hay que cambiar, pero sin alharacas, con solidez.

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