La deuda territorial se reduce en 248 euros por guipuzcoano en la última década
El endeudamiento de la Diputación foral se situó el año pasado en 394 millones, la cifra más baja de los últimos diez años
El endeudamiento de la Diputación de Gipuzkoa se ha ido reduciendo en los últimos años. Y de forma importante, además. Según los datos publicados por ... la propia institución foral, la deuda territorial ha decrecido en 248 euros por guipuzcoano en la última década al pasar de 786 euros en 2014 a 538,9 el año pasado. Y en lo que respecta al pasivo total formalizado de la Diputación, se sitúa en 394 millones de euros, la cifra más baja de los últimos diez años, tras registrar un descenso del 30% –ver gráfico adjunto–.
Detrás de estos números grandilocuentes que se alejan de la normalidad cotidiana se halla, en realidad, el funcionamiento de las instituciones modernas. En síntesis, su 'modus operandi' es como el de los particulares pero con grandes cifras. Porque los gobiernos, diputaciones y ayuntamientos públicos también recurren históricamente a préstamos y líneas de crédito a largo plazo con el objetivo de obtener recursos financieros y así poder hacer frente a diferentes inversiones y mantener el estado del bienestar.
El dinero que van debiendo a entidades financieras se conoce como deuda pública. Entrando en detalle, se refiere a las obligaciones financieras –préstamos, bonos...) que un gobierno contrae para financiar sus gastos y, generalmente, cuando sus ingresos no son suficientes. Esta deuda es utilizada para financiar déficits públicos, que ocurren cuando los gastos gubernamentales superan a los ingresos.
Volviendo a la estadística publicada por la Diputación foral, el punto más álgido de la deuda foral se alcanzó en 2013. Aquel curso se cerró rozando los 596 millones con distintas entidades de crédito, casi 270 millones más que en 2008. Como el resto de instituciones, la Diputación tiró de endeudamiento para poder sostener un sistema que quebraba por la crisis y recortaba los recursos que podía ingresar a través de impuestos. El espejismo de los 'brotes verdes' en 2010 y 2011 echó más tierra todavía encima de ese endeudamiento que engordó de forma notable.
538,97
euros por habitante es la deuda territorial de la Diputación foral.
El cambio de Gobierno en la Diputación en 2011 planteó un reto. Reducir la deuda de los 563 millones en los que se situaba, a los 500 millones en 2015. El plan de reequilibrio diseñado por Bildu hizo aguas y aunque la Ley de Estabilidad Presupuestaria fijó las pautas de déficit, deuda y gasto a seguir, 2015 se cerró con una deuda de 561,9 millones, apenas un millón de euros por debajo del inicio de la legislatura.
Pero ya en 2014 se inició una senda que se sigue respetando a día de hoy –también por los consistorios– que es la de reducir progresivamente ese endeudamiento. Entre otras cuestiones, han ayudado a minorar esas facturas las mejores condiciones de los créditos firmados y las refinanciaciones de los ya vigentes, que han aflojado sensiblemente la soga de los intereses a abonar junto a la cuantía percibida. Si a cierre de 2015 había préstamos a devolver con un interés por debajo del 1% –anteriormente los había de hasta el 3,7%–, los diez créditos firmados desde ese ejercicio no han sobrepasado el 1% en el tipo de interés. Además, todos los préstamos firmados desde 2014 se han hecho a un interés fijo para aprovechar la coyuntura de bajos tipos.
Así las cosas, en los últimos seis años, a excepción de los años de pandemia (2020-2021), la deuda total de la Diputación de Gipuzkoa se ha reducido. En 2018 lo hizo en 16 millones de euros, y en 2019, en 86,8 millones.
Desde la Hacienda foral, preguntados al respecto, explican a DV que la deuda de la Diputación mantiene su tendencia descendente «gracias a la gestión financiera que ha desarrollado a lo largo de los últimos años y que ha pivotado en torno a dos ejes: prudencia y sostenibilidad de las finanzas públicas».
Desde Hacienda explican que la deuda baja por una gestión basada en la sostenibilidad de las finanzas y la prudencia
Las mismas fuentes añaden que la institución presenta un nivel de deuda «muy controlado», ya que en 2024 ha amortizado deuda por valor de 31 millones de euros y «no ha formalizado deuda nueva». ¿Cuál es el objetivo para el futuro inmediato? El departamento de Hacienda y Finanzas contempla el mismo escenario. Es decir, «amortizar y no formalizar, salvo necesidad sobrevenida, por lo que se prevé que a cierre de 2025 la deuda se sitúe en 363 millones».
Relación con los bancos
De entre la larga lista de bancos que mantienen relación financiera con la Diputación figuran los que mayor presencia tienen en Euskadi como es el caso de Kutxabank, Laboral Kutxa, Sabadell, BBVA, Abanca, Caja Rural de Navarra o Bankinter. También está Triodos, entidad de crédito ética fundada en Países Bajos en 1980. Pero lo que quizá más llame la atención son los 42 millones que la Diputación solicitó en préstamo en 2014 a la entidad germana Deutsche Pfandbriefbank, la única extranjera, que se especializa en financiación inmobiliaria y del sector público.
En el actual ejercicio, la Diputación tiene contraídos un total de dieciséis préstamos con diferentes entidades financieras, siendo los que tiene contratados con Bankoa, Sabadell y Laboral Kutxa en 2021 los que más deuda le generan, con 18,75 millones cada uno.
El pasivo de Bidegi desciende de media en 47 millones al año
Bidegi, la sociedad pública dependiente de la Diputación foral que se encarga de la construcción y gestión de las carreteras de pago en Gipuzkoa, también atesora una deuda que va a la baja en los últimos años; en concreto, a una media de 47 millones de euros al año en la última década. Si el pasivo de Bidegi era de 869 millones en 2014, diez años más tarde se ha reducido en 475 millones, hasta situarse en los 394. La cifra más baja de la última década, lo que tiene su traslación en la deuda por habitante, que es de 538,97 euros. Nada que ver con los 796 euros de 2016. Bidegi, al igual que la Diputación, recurre a financiación externa para sufragar las grandes infraestructuras en la red viaria del territorio. En este periodo analizado que abarca desde 2014 hasta el año pasado, la gran obra en las carreteras guipuzcoanas ha sido la construcción de la denominada A-636, que discurre entre Beasain y Bergara a través de una autovía de peaje de 22,9 kilómetros. Una vía que forma parte de la rotonda de Gipuzkoa junto a la AP-8, la N-I y la AP-1.
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