El debate de los salarios, al rojo vivo
Mondragon, instituciones y expertos se posicionan sobre la necesidad de mejorar los sueldos más bajos, en especial de los jóvenes, solicitada por Urkullu en el foro de Elkargi
Lunes, 3 de julio 2023, 02:00
El lehendakari, Iñigo Urkullu, animó hace diez dais a las empresas a mejorar las condiciones y los salarios de los que menos cobran, sobre ... todo de los más jóvenes. Y recordaba que uno de cada cuatro asalariados vascos percibe menos de 19.000 euros al año. Lo hizo en un foro netamente empresarial, como es la asamblea general de Elkargi en Donostia.
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Desde Mondragon, el mayor empleador de Euskadi, destaca que tiene unas condiciones retributivas competitivas, con salarios de hasta un 12% mejores que la media de la industria de la CAV, además de otras condiciones que hacen que el trabajo sea de calidad y atractivo. Por su parte, diferentes responsables institucionales, agentes sociales y expertos académicos consideran que hay recorrido en Euskadi para mejorar los salarios y especialmente el de las capas más desfavorecidas, entre las que se encuentran los jóvenes.
El lehendakari tomó como base para realizar este llamamiento la Encuesta de Distribución Salarial que realiza el Instituto Nacional de Estadística, y cuyos últimos datos corresponden a 2021. Dicha encuesta arroja que el sueldo medio de los vascos fue en dicho ejercicio de 31.063,68 euros, pero el sueldo mediano, es decir, el que está en mitad de la tabla, se reduce a 27.884 euros. Al dividir todos los salarios en cuatro grupos con la misma cantidad de trabajadores –cuartiles– el 25% de la población que percibe una cuantía menor cobra menos de 19.000 euros, mientras que el cuartil superior llega a los 40.131 euros. Si se divide por deciles –grupos de diez–, el 10% de población asalariada que menos cobra está por debajo de los 12.481 euros y el superior llega a los 51.493 euros.
Tanto Confebask como Adegi han declinado a petición de este periódico realizar una lectura de las palabras del lehendakari. Quién sí lo hace es Mondragon, quien pone en valor la «oferta de empleo atractiva que ofrecen las cooperativas del Grupo a las personas que aterrizan en el mercado laboral.
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«Condiciones atractivas»
Subraya que una de sus señas de identidad es el trabajo de calidad, con condiciones retributivas competitivas, que son hasta un 12% mejores que la media salarial de la industria vasca; con oportunidades de formación continua para favorecer la empleabilidad; en una cultura de prevención –índice de siniestralidad del 23,52 frente al 60,36 de la CAV– y hábitos saludables; un sistema de protección social propio con prestaciones muy valoradas; con políticas de diversidad e inclusión en la práctica –29% de mujeres en los órganos de gobierno– y con posibilidades reales de participación y promoción.
Asimismo, indica que se trata de un trabajo en colaboración en un ecosistema abierto de cooperativas que intercooperan en diferentes ámbitos, así como un trabajo en proyectos innovadores y con unas cooperativas que participan en más de 30 proyectos europeos relacionados con los retos actuales de la sociedad. Finalmente, indica que se trata de un trabajo «con sentido, expresado en nuestro lema Humanity at work, que pone la actividad económica al servicio de las personas y de la sociedad».
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La vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, defiende que a la hora de retener talento y atraer al que está fuera no solo tenemos que hablar de salarios, sino de inversión integral en el capital humano: en salarios, formación, en salud y en igualdad. E igualmente en salario emocional, como son la conciliación, flexibilidad, desarrollo profesional o teletrabajo. Y encuadra en esta cuestión el ensayo de la jornada de cuatro días que está impulsando su departamento sin reducción de salario.
También recuerda que la subida del SMI impulsada por el Gobierno del Gobierno de España –del 47% en cinco años– no solo ha mejorado de forma notable la situación de decenas de miles de vascos que dependen de él, sino que ha empujado hacia arriba el resto de salarios.
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Por tanto, remarca que «subidas salariales sí, corrección de las diferencias entre el salario medio y esa cuarta parte de la población casi mileurista, también. Pero tenemos que convencer a las empresas de que su competitividad en estos momentos ya no se juega solo en términos de costes e inversión tecnológica, sino de inversión en capital humano, y quien no lo haga se quedará descolgada en esta revolución».
Desde el CRL, su presidente Tomás Arrieta, quiere dejar claro que el organismo hace un seguimiento de los convenios. Remarca que son muy relevantes porque son un buen indicador del grado de cohesión social y porque impulsan las retribuciones realmente abonadas hacia arriba. Con todo, indica que los salarios realmente abonados no siempre coinciden con los mínimos –sectoriales– porque existen pactos de mejora en algunas empresas y en ciertos casos negociaciones individuales.
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Sin embargo, apunta que «en las personas jóvenes de nueva incorporación a las empresas lo más habitual es que las retribuciones iniciales se acomoden a los mínimos de convenio, y esto puede ser un handicap para la captación del talento».
Tomás Arrieta afirma que las retribuciones son un elemento nuclear de las relaciones laborales y de las políticas de personal de las empresas. «Pero yo creo que el reto es no solo considerar las retribuciones como un aspecto aislado sino como un elemento especialmente relevante de un círculo virtuoso que permite captar y retener talento y, por tanto, mejorar la productividad, fidelizar a las personas por parte de las empresas, incrementar su implicación con el proyecto empresarial y garantizar la competitividad y la sostenibilidad de las empresas. No es un reto fácil, pero es una de las claves de futuro», remarca.
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¿Por qué no cuotas jóvenes?
Massimo Cermelli, profesor de Economía de la Deusto Business School, indica que hay margen de subida cuando la productividad sube y explica que en el caso del País Vasco la productividad está por encima del promedio de muchas áreas europeas. «El País Vasco combina productividad con salarios más altos y ante este incremento tan repentino de la inflación hay margen para poder subir salarios porque la productividad sigue siendo elevada», recalca.
Eso sí, defiende que esa subida para poder recuperar el poder adquisitivo no sea de golpe, sino de forma escalonada, progresiva para evitar los efectos perniciosos de una inflación de segunda ronda. Siempre dice, teniendo en cuenta que la ralentización económica no haga que se debilite el sector industrial.
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Respecto a los menores salarios de los jóvenes considera que «tal y como existen cuotas rosas por qué no cuotas jóvenes, ya que los jóvenes y las mujeres son los que sufren las discriminaciones más fuertes del mercado laboral, con salarios bajos, incluso pegados al SMI. Los que se incorporan al mercado laboral no parecen ser merecedores de un salario justo». Y concluye que ve «acertada la frase del lehendakari».
Xabier Zabala, miembro del gabinete de Estudios de ELA, destaca que según un estudio del sindicato, los sueldos más bajos han sido los que menos han subido en los últimos años. Un estudio, recuerda que se basa en datos reales de la Hacienda guipuzcoana, mientras que la del INE es una encuesta. Con todo, apunta que a grandes rasgos coincide.
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Señala que en los últimos años los sueldos reales han perdido capacidad de compra porque han subido menos que el IPC. Un pérdida que cuantifica en 15.000 euros desde 2009 hasta 2021.
Otra de las conclusiones es que la diferencia entre los que más ganan y menos se ha agrandado en ese periodo, y que la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 23,3%. «Y entre los jóvenes –añade–, los menores de 25 años, casi no llegan a cobrar el SMI». Otro colectivo vulnerable, recuerda, son los inmigrantes. Xabier Zabala señala que ante esta realidad, su central reclama que el SMI sea sustancialmente mayor, incluso por encima de los 1.400 euros que reclamaba la central hasta ahora. Yes que apunta que, los 19.000 euros que cobran uno de cada cuatro vascos, como indicó Urkullu, suponen 1.360 euros al mes por catorce pagas.
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