«Nos gusta pensar en las personas en base a sus capacidades, no a sus discapacidades»
PRESIDENTE DE ELHABE
Julio Arrieta
Viernes, 29 de julio 2016, 11:00
La Asociación de Entidades de Empleo Especial de Iniciativa Social de Euskadi, Ehlabe, que agrupa a 13 entidades que gestionan un centenar de centros de trabajo, consiguió generar en 2015 un total de 466 puestos de trabajo. Es un crecimiento del 7% respecto al año anterior que confirma una etapa de claro crecimiento, cifrado en un 15% en dos años. Está claro que el empleo del colectivo de personas con diversidad funcional se mantiene al alza en Euskadi. El presidente de la Ehlabe, Txema Franco, afirma que estos buenos resultados se basan en un sólido trabajo con cuatro décadas de historia.
¿Se recogen ahora los frutos de una labor de largo recorrido?
Eso sin duda. Las asociaciones y entidades de Euskadi llevamos 40 años trabajando en esto. No es algo que haya brotado de un día para otro. Y luego ha sido muy importante el marco de colaboración estable que se ha alcanzado con el tejido empresarial y con las administraciones.
¿Influye la visibilización de la labor que realizan los centros especiales de empleo para favorecer la integración?
Que se transmita nuestro trabajo y nuestros resultados tiene un valor muy grande. Los centros especiales de empleo hemos ido ganando una confianza en el mundo empresarial. Hace 20 años era difícil encontrar más de cuatro empresas que hubieran contratado a personas con discapacidad. Y hoy ya puedes decirle a cualquier empresa «mira, si quieres ver cómo les ha ido a otros, habla con Eroski, habla con Carrefour, pregúntale al de Nespresso. ¿Que tu empresa es industrial? Pues mira, pregunta a Fuchosa, etc. etc.».
¿La antigua inhibición que se achacaba a los empresarios a contratar personal discapacitado está retrocediendo?
Yo creo que sí, desde luego.
Por eso en su memoria anual ustedes destacan el dato del paso de 117 personas al empleo ordinario...
Sí. Para nosotros es importantísimo que uno de cada cinco empleos que generamos el año pasado ya sea en empresas ordinarias. Eso hace 20 años hubiera sido impensable. Hay que tener en cuenta que el mayor desarrollo profesional de una persona con discapacidad, el principal reto, es trabajar en una empresa normalizada, como cualquier otra persona. En las organizaciones de Ehlabe hay más de 7.000 trabajadores con discapacidad. Y hemos conseguido que más de 1.000 estén en empleo ordinario. Es magnífico, pero queda muchísimo por hacer. Desde luego, siempre habrá personas con mayores dificultades que no van a tener tan fácil entrar en un mercado laboral cada vez más agresivo y competitivo. Pero lo ideal sería que no fuera necesaria la existencia de una empresa como Lantegi Batuak, por mencionar la que dirijo yo mismo. Lo ideal sería que cualquier persona, discapacitada o no, pudiera acceder a un trabajo.
¿Existe el problema de que los propios discapacitados se inhiban a la hora de plantearse buscar un empleo?
Esto hay que matizarlo mucho. La tasa de actividad en Euskadi de las personas con discapacidad es del 48%. Eso significa que casi una de cada dos en edad laboral no tiene empleo y no lo busca. Cuando oyes esa cifra lo normal es decir, «qué tasa más baja». La de la población en general es del 70%. ¿Qué pasa con esa mitad de gente que no tiene trabajo y que no lo busca? Por una parte, hay que tener en cuenta que en ese conjunto están personas con discapacidades severas, personas cuya discapacidad les impide trabajar, en definitiva. Pero nosotros no nos encontramos con el problema de personas que no quieren trabajar cuando están capacitadas para hacerlo. Es más, nos encontramos con todo lo contrario.
¿Y la cuestión de las mujeres con discapacidad? Entre las 7.118 personas que componen la plantilla total de Ehlabe, un 65% son hombres y un 35% mujeres. En la presentación de la memoria anual de la entidad, Pablo Moratalla, su coordinador, dijo que «las mujeres con discapacidad sufren una doble discriminación». ¿Esto es así?
En esa tasa de inactividad que comentaba antes, hay un grupo importante de mujeres con discapacidad. No tienen trabajo y no lo buscan. Ahí sí que creemos que pueden darse todavía situaciones de sobreprotección familiar. Cuando un chaval, por mucho síndrome de Down que tenga, cumple 21 años su familia le anima a buscar trabajo. Sin embargo, con una mujer en la misma situación existe todavía la tendencia a que se quede en casa. Y luego está la doble discriminación. A la dificultad de ser discapacitada se suman los mismos problemas que afrontan el resto de las mujeres.
¿Existe una percepción limitada de lo que es la discapacidad? La diversidad funcional acoge una variedad amplísima de trastornos y problemas.
Exacto. A nosotros nos gusta pensar en las personas en base a sus capacidades, no en base a sus discapacidades. Los casos son inabarcables, van desde quien ha tenido un accidente cuyas secuelas le impiden realizar su anterior trabajo, hasta quienes tienen alguna enfermedad mental, enfermedades que en sí mismas son un mundo aparte. Por un lado, puedes encontrate con un chaval de 19 años que ha tenido un accidente con un arpón que le atravesó el cerebro y se ha quedado inmovilizado de una parte del cuerpo. Por otro, puedes encontrarte con alguien que tiene la carrera de telecomunicaciones y de repente le ha brotado una esquizofrenia latente.
¿Su mensaje es que sea cual sea la disfunción, practicamente cualquiera puede trabajar?
Por supuesto. Por eso digo que cuando nosotros pensamos en una persona pensamos en capacidades. Otra cosa es que alguien, para desarrollar esas capacidades, requiera más o menos apoyos. ¡Ahí tienes a Stephen Hawking! ¿Tiene capacidades? ¡Todas! ¿Necesita apoyos? Muchos. Necesita apoyo tecnológico y otros que él, afortunadamente, se los puede permitir. Claro que hay personas con casos muy severos que efectivamente no pueden trabajar, pero yo en 21 años en Lantegi Batuak, he visto las situaciones más diversas y todos los días no dejo de sorprenderme de las capacidades que demuestran estas personas. Por eso es importante hacerlas visibles.