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Un operador de Tecnalia trabaja en el desarrollo de un robot.

Los robots sacuden el mercado laboral

La robotización de la industria eliminará millones de puestos de trabajo en todo el mundo, pero también se crearán otros relacionados con la automatización de los procesos de fabricación, que además podrá evitar deslocalizaciones y aumentar la productividad

Jorge Murcia

Viernes, 8 de julio 2016, 12:20

Desde la revolución industrial del siglo XX, el desarrollo tecnológico ha estado acompañado de puntuales etapas de zozobra e incertidumbre relacionadas con los cambios en el mercado laboral. Las máquinas acabarán con los trabajos manuales y, por consiguiente, con millones de puestos de trabajo, se ha dicho siempre desde entonces. No es, por tanto, un debate nuevo el que se ha avivado con el gran desarrollo de la robotización al que asistimos en el presente siglo. Ocurre que ahora proliferan los estudios sobre el futuro más inmediato del mercado laboral y de la suerte que podrán correr millones de trabajadores en todo el mundo.

Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advertía en un reciente informe de que el 9% de los trabajadores de los países que integran esta asociación «está en riesgo» de perder su empleo a manos de los robots (impresoras 3 D, drones, o cualquier otra modalidad de inteligencia artificial). Y añadía que España, con el 12% sería el tercer país (tras Austria y Alemania) más afectado por la automatización de los procesos productivos.

En el Foro Económico de Davos celebrado en enero también se abordó este asunto, para concluir que unos cinco millones de puestos de trabajo se perderán en todo el mundo. El 'think tank' (centro de reflexión independiente) Bruegel va más allá y asegura que casi la mitad de los empleos se encuentra en «alto riesgo» de ser engullidos por el avance de los robots de aquí a veinte años: entre un 40% y un 60% en Europa. En España afectaría a algo más del 55%.

El tinte apocalíptico de las cifras que se manejan en estos y otros estudios sobre la llamada cuarta revolución industrial suelen acaparar muchos titulares que en ocasiones derivan en «aproximaciones demasiado simplistas: pongo robots, luego necesito menos trabajadores y por lo tanto se van a perder no sé cuántos puestos de trabajo», reflexiona Jon Agirre, responsable de programas de fabricación avanzada y robótica de Tecnalia. Este experto reconoce que «quizá haya muchos puestos de trabajo que tienen un potencial de ser sustituidos por sistemas automatizados». Y de manera fundamental -aunque tampoco única- son los mismos que desde los tiempos de la primera revolución industrial han sufrido las convulsiones del mercado laboral: aquellos trabajos manuales repetitivos y con poco valor añadido.

Sin embargo, Agirre considera que el hecho de automatizar algunas producciones puede obrar el efecto contrario al que se teme. «Que consigas una mayor productividad y, de esa forma, evites que la producción industrial se desplace a otros sitios» que cuentan con la ventaja de una mano de obra más barata. «No hay que perder de vista la tendencia que se sigue en los últimos tiempos, que es la de la creciente 'customización' de los productos. Hasta ahora, por ejemplo, tú comprabas un coche. Había diez modelos para elegir y punto. Pero ahora cada vez más se fabrican para satisfacer los gustos particulares de cada cliente. Esa fabricación en series cada vez más pequeñas hace que no pueda ser producido a 10.000 kilómetros, sino en una zona más cercana donde puedas atender ese pedido de una forma más rápida», explica.

Una nueva relación empresa-empleado

Entramos, además, en un punto en el que las compañías «deben negociar una nueva relación entre humanos y robots. Los dos trabajarán juntos, y no se convertirán en meros sustitutos uno del otro». Es la reflexión de J. P. Gownder, autor del 'Informe Forrester 2015: trabajando junto a los robots'. En este sentido, Agirre añade que «muchas veces los puestos de trabajo que desaparecen se sustituyen por otros relacionados, anexos, y que quizá contribuyen a que el proceso y los productos finales sean mejores. O que los trabajadores que se encargaban de las tareas más repetitivas pasen a dedicarse a otras de mayor valor añadido, como mejorar el diseño de los productos, al análisis de calidad Probablemente haya pérdida de puestos de trabajo, pero se van a crear alrededor otros que quizá antes no existían».

Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), prevé una «polarización del mercado de trabajo, donde emergen tanto empleos muy cualificados, bien retribuidos y con buenas condiciones laborales, como otros del espectro más bajo de la cualificación y relacionados sobre todo con servicios personales. Y los empleos que hasta ahora han estado realizando gran parte de la clase media, que son empleos repetitivos, van muriendo». Por eso, advierte sobre la necesidad de «abordar sin demora este proceso y preparar a la población trabajadora, tanto desde la etapa formativa como desde las empresas a que sean competentes en este nuevo ámbito, que por cierto avanza muy deprisa».

Niel Bowerman, profesor de la Universidad de Oxford, alertaba este mismo año -en un debate de expertos organizado por la comisión de Asuntos Jurídicos de la UE- de que «es posible que algunos avances en inteligencia artificial nos desestabilicen y que algunas naciones no se adapten bien». ¿Y cómo afronta el mercado laboral vasco este tsunami tecnológico? Jon Agirre recuerda que los países industrializados «han superado mejor la crisis que los que no lo estaban tanto. Es indudable que la economía de servicios es un sector importantísimo, pero el industrial supone una base fundamental a la hora de tener una economía sana y equilibrada. Y en ese sentido, Euskadi tiene un ratio de industrialización mejor que el de España y además existe un impulso político para que crezca». El experto de Tecnalia admite que «tal vez a las personas de mayor edad les pueda resultar más complicado reciclarse y acceder a otro tipo de puestos de trabajo. Pero probablemente también hoy día contamos con la juventud mejor preparada, y hay una concienciación muy grande acerca del reciclaje de trabajadores y la formación continua».

Nuevos perfiles laborales

De la Rica cree que Euskadi ya se encuentra inmersa en un proceso de robotización «muy avanzado», bastante mayor, desde luego, que el de otras zonas de España «donde sectores de servicios como el turismo tienen mucho más peso en su Producto Interior Bruto (PIB) y por tanto no están tan expuestos a estos procesos tecnológicos». Por eso considera que los perfiles laborales demandarán en Euskadi «como competencias diferentes y personas preparadas para este mundo digital y de alto contenido tecnológico».

A este respecto, un estudio de la Unión Europea ('Análisis del impacto de los sistemas robóticos en el empleo de la Unión Europea') calcula que en los próximos cuatro años se creará casi un millón de puestos de trabajo en el ámbito tecnológico. «Todos los empleos que realizan tareas rutinarias y codificables y por tanto pueden ser sustituidos por las máquinas están en declive, mientras que todos aquellos que complementan a las máquinas, bien porque las crean, las mejoran, las arreglan, en definitiva, se complementan con las mismas, están emergiendo», analiza Sara de la Rica.

Las oportunidades están ahí, para aquellos que puedan «subirse al tren del reto que este proceso supone. Que exige en primer lugar tener las competencias necesarias para hacerlo, y en segundo lugar, estar en continua adaptación para poder no sólo subirse a ese tren hoy, sino cambiar de tren cuando la situación lo requiera», concluye la experta de la UPV.

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